El regreso a los or¨ªgenes del vino

Hace m¨¢s de cuarenta a?os que el paisaje que se divisa desde Vilafam¨¦s, en la comarca castellonense de La Plana Alta, ha cambiado. ¡°Antes pr¨¢cticamente todo lo que se ve eran vi?edos, ahora apenas queda un cinco por cien de los cultivos", comenta Gabriel Mayo, un vinicultor que abandon¨® la industria cer¨¢mica cuando todav¨ªa no hab¨ªa sufrido el zarpazo de la crisis para volver a los or¨ªgenes y recuperar una tradici¨®n familiar que lo era tambi¨¦n de la zona. Habla a los pies de la bodega Mayo Garc¨ªa, desde donde se divisa el Pla de Vilafam¨¦s, una llanura rota por la vista del Penyagolosa que antes de la irrupci¨®n de la industria azulejera estaba dedicada a la vid. ¡°Eran muchas las familias que se fabricaban su propio vino para consumo familiar", dice. Por ello se levant¨® una cooperativa cuya fachada, ahora en ruinas, da la bienvenida a los turistas que llegan a Vilafam¨¦s, un bello municipio situado en lo alto de un mont¨ªculo y en la parte meridional del Pla. Fue a partir de los a?os 70 cuando la poblaci¨®n abandon¨® los cultivos para pasar a la incipiente industria azulejera.

El de Mayo no es el ¨²nico caso de recuperaci¨®n de la tradici¨®n vin¨ªcola en la comarca. Y por ello, desde la C¨¢mara de Comercio de Castell¨®n se trabaja para impulsar una Ruta del Vino que persigue revitalizar el turismo de interior a trav¨¦s de la enolog¨ªa. El proyecto a¨²n no est¨¢ cerrado pero ya est¨¢ dando resultados. "Ahora tengo una media de visitas de ochenta personas al mes cuando antes apenas ven¨ªan seis", apunta Gabriel. En su caso ayuda tener la bodega, escarbada en la monta?a, en el casco urbano que ya de por s¨ª es atractivo. "Intento captar al visitante a trav¨¦s del turismo que ya tiene Vilafam¨¦s, de hecho en la web lo primero que se ve es una vista del pueblo", apunta.

Y es que la visita a las bodegas y vi?edos se contempla como un plus a una de las zonas m¨¢s tur¨ªsticas de la comarca. A Vilafam¨¦s, un municipio de cerca de 2.000 habitantes, se acercan cada a?o miles de turistas por la atracci¨®n de sus calles y de su castillo (de origen ¨¢rabe pero cuyos restos visibles son de la ¨¦poca cristiana). Las primeras evidencias de poblaci¨®n se remontan a 80.000 a?os atr¨¢s y de ello queda constancia. En la ladera sur del castillo, en lo alto de la poblaci¨®n, permanecen pinturas rupestres que se han datado en el segundo milenio antes de Cristo. Antes de llegar hasta el castillo llama la atenci¨®n la Pedra Grossa, una enorme roca de piedra natural de la arenisca t¨ªpica de la zona que, en medio de la poblaci¨®n, permanece en un extra?o equilibrio.

"Lo que queremos ahora es que un 20% del turismo se genere a trav¨¦s del vino, pero teniendo en cuenta que lo que se ofrece es todo un pack en un entorno de por s¨ª atractivo", dice Gabriel Mayo. En este pack entran tambi¨¦n alojamientos y restaurantes caracter¨ªsticos de la zona.

Pero esta ruta del vino no se queda ah¨ª. La localidad pr¨®xima de Les Useres tambi¨¦n tiene su puesto con tres bodegas. Vicente Flors, regenta una de ellas, tambi¨¦n se embarc¨® en recuperar una tradici¨®n vin¨ªcola familiar tras una generaci¨®n de abandono. "Mi abuelo, como otros tantos vecinos, hac¨ªa vino y lleg¨® a venderlo en los a?os 20", explica Flors mientras recorre el camino hasta sus vi?edos. Tambi¨¦n ¨¦l apunta al ¨¦xodo a las f¨¢bricas como un punto de inflexi¨®n. "Cuando muri¨® mi abuelo se cerr¨® la bodega y un buen d¨ªa quise saber por qu¨¦ me gustaba m¨¢s un vino que otro, fui a una cata y all¨ª dije: 'Alg¨²n d¨ªa har¨¦ vino'", explica. Y as¨ª fue. Flors dice estar "muy ilusionado" con el proyecto de la Ruta del Vino. La misma ilusi¨®n que ha puesto en recuperar la bodega y reciclarse de banquero a en¨®logo. "Mi reto es hacerlo todo como antes", destaca. Y as¨ª lo explica a pie de sus vi?edos.