Mirada atr¨¢s sobre Tenreiro

A la sombra de un padre famoso y aclamado con el que compart¨ªa nombre, apellido y profesi¨®n, tambi¨¦n qued¨® eclipsada, aunque en parte porque as¨ª lo quiso ¨¦l mismo, su faceta de artista. Y sin embargo es c¨®mo pintor m¨¢s que como arquitecto que trascendi¨® Antonio Tenreiro Brochon (A Coru?a 1923-2006). Al menos fuera de las fronteras de su tierra, donde sigue siendo un gran desconocido. De ah¨ª uno de los intereses de la gran exposici¨®n monogr¨¢fica que hasta el d¨ªa 25 de noviembre ofrece el Museo de Belas Artes en A Coru?a: descubrir la riqueza y trayectoria de un creador pl¨¢stico que comparti¨® generaci¨®n, trabajos y muestras colectivas e incluso la etiqueta de ¡°grande¡± del arte contempor¨¢neo gallego con Laxeiro, Eugenio Granell, Lu¨ªs Seoane, Isaac D¨ªaz Pardo, Colmeiro o Lugr¨ªs.

Una retrospectiva exhaustiva de un autor ¡°que pas¨® desapercibido en la historia pese a ser el pintor gallego m¨¢s internacional y rompedor¡± de su ¨¦poca, dice el comisario de la muestra, Pedro Vasco. Amigo personal de Tenreiro, habla desde la pasi¨®n. Aunque un recorrido por las m¨¢s de 200 obras expuestas en A Coru?a acaban por convencer del valor del legado art¨ªstico de este enamorado del impresionismo que siempre rehuy¨® del circo medi¨¢tico del arte.

La versatilidad e importancia de su trayectoria art¨ªstica tambi¨¦n est¨¢ en las distintas etapas que marcaron su vida y su pintura. La m¨¢s alabada y reconocida es la ¡°¨¦poca negra¡±, cuando, obligado a regresar a A Coru?a en 1956 para dedicarse, por obligaci¨®n paterna, a la arquitectura, la depresi¨®n le llev¨® a oscurecer sus cuadros con marrones y negros. Pero luego regres¨® al color, encendido incluso a veces, de un ¡°poeta pl¨¢stico¡±, dice Vasco, al que le encantaba plasmar en un lienzo la naturaleza, paisajes cercanos o de los viajes que no dej¨® de hacer toda su vida. E incluso bodegones. Y son sorprendentemente tan numerosos como distintos sus autorretratos. Fue adem¨¢s un gran muralista, aunque algunos de sus mayores y m¨¢s destacadas aportaciones en este terreno hayan sido destruidas. Como el mural del instituto de Betanzos, un paisaje urbano construido con l¨ªneas de esa etapa en la que renunci¨® al impresionismo.

La m¨¢s alabada

Su proyecci¨®n internacional fue, sobre todo entre las d¨¦cadas del cincuenta al setenta, tan extendida en Centroam¨¦rica y Sudam¨¦rica como desconocida en Galicia, donde viv¨ªa y que siempre reivindic¨®. ¡°Es porque era universalista y no regionalista¡±, como Lu¨ªs Seoane o Isaac D¨ªaz Pardo, explica Vasco. Aunque estos dos ¨²ltimos recurrieron m¨²ltiples veces a llamar a Tenreiro para exposiciones colectivas, fuera y dentro de su tierra natal. Para el comisario de la muestra, Antonio Tenreiro, como para otros de sus contempor¨¢neos como Labra o Lago Rivera, fue tambi¨¦n v¨ªctima de cierto ostracismo que marc¨® a toda una generaci¨®n de pintores coru?eses.

Gracias al colch¨®n econ¨®mico que le proporcion¨® su profesi¨®n de arquitecto, pudo dedicarse a su gran pasi¨®n pict¨®rica sin condicionantes. ¡°Es un artista que creaba desde el estado an¨ªmico, autocr¨ªtico y desde la inspiraci¨®n m¨¢s pura¡±, recalca Vasco. En los a?os noventa, m¨¢s convencido que nunca de rechazar toda la oficialidad de ciertos sectores del arte, Tenreiro decidi¨® recluirse. Aunque no dej¨® de ser muy activo como miembro de la Real Academia Gallega de Bellas Artes. Y nunca, a lo largo de su vida, se apart¨® de los pinceles.