La guerra de los macarrones
Los padres de Vilob¨ª d¡¯Onyar montan un comedor alternativo, descontentos con el del colegio de sus hijos
Unos 70 alumnos de infantil y primaria del colegio Josep Madrenys de Vilob¨ª d¡¯Onyar (Selva) cambiaron ayer el comedor del centro por un espacio cedido por unos padres para que los ni?os puedan tomar los macarrones, pescado y postre preparados por la empresa contratada por la asociaci¨®n padres de alumnos (AMPA).
Los escolares seguir¨¢n saliendo los pr¨®ximos d¨ªas a comer fuera del centro, en el marco del pulso que la AMPA mantiene con el Consejo Comarcal de la Selva para conseguir la gesti¨®n del comedor. Los padres, descontentos con el servicio que ofrece el organismo comarcal, quieren asumir su control y consideran que la ley les ampara. El consejo, sin embargo, sostiene lo contrario y asegura haber recibido instrucciones en este sentido del Departamento de Ense?anza, que busca ¡°m¨¢s uniformidad¡± en el servicio, seg¨²n el gerente del consejo comarcal, Joan Burjachs.
Unos 30 padres voluntarios llevaron a los ni?os al improvisado comedor desde el colegio, en el que ya estaban de vuelta a las tres de la tarde. Para hoy est¨¢ previsto, explic¨® el presidente de la AMPA, Carles Fit¨¦, que los escolares acudan a la que se espera que sea la ubicaci¨®n definitiva del comedor alternativo ¡ªuna casa cedida que dispone de un comedor y jard¨ªn¡ª, en la que ya habr¨¢ monitores de la empresa que prepara la comida. La AMPA conf¨ªa en que unos 160 alumnos utilicen el servicio, que ayer sirvi¨® 24 men¨²s.
Pese a que el consejo no piensa aflojar, Fit¨¦ asegur¨®: ¡°Nos mantendremos firmes. Hay inconvenientes y molestias, pero los padres est¨¢n decididos y me han dicho que quieren seguir¡±.
Esta firmeza contrasta con el ¡°cierto des¨¢nimo¡± que impera entre los padres de otra escuela que vive el mismo conflicto, La Benaula de Caldes de Malavella (Selva). El presidente de la AMPA, Joan Carles Mart¨ªn, explic¨® que el centro no ha permitido la entrada de la empresa contratada por los padres. ¡°Nos queda claro que alumnos y padres importamos muy poco, y la maquinaria de la Administraci¨®n nos ha pasado por encima¡±, lament¨® Mart¨ªn. La comida que no pudo entrar en la escuela fue consumida por
los padres que acudieron al centro y el resto fue llevado a un centro para discapacitados de la localidad.
El conflicto en ambos centros estall¨® cuando las dos AMPA, descontentas con la empresa de comidas contratada por el consejo comarcal, buscaron una alternativa. La AMPA de Vilob¨ª ha llevado el caso a los juzgados. El consejo comarcal insiste en que tiene delegadas las funciones por el Departamento de Ense?anza y en que las hipot¨¦ticas deficiencias deben tratarse en la comisi¨®n del comedor escolar.
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