La fiambrera aterriza en los institutos
La secundaria empieza un curso marcado por la jornada intensiva y el aumento de horas de matem¨¢ticas
El turno de llenar las mochilas y sentarse en el pupitre les lleg¨® ayer a los alumnos de secundaria. Unos 400.000 estudiantes de ESO, bachillerato y ciclos formativos de grado medio empezaron ayer el curso ¡ªaunque unos pocos centros concertados lo hicieron el mi¨¦rcoles¡ª, que viene marcado por tres novedades principales: la generalizaci¨®n de la jornada intensiva, la introducci¨®n de la fiambrera y el aumento de horas de matem¨¢ticas. Ello, sin olvidar el trasfondo de los recortes (aumento de una hora lectiva a los profesores, la no cobertura de las sustituciones hasta pasados 10 d¨ªas lectivos, el incremento de las ratios de alumnos por aula, etc¨¦tera).
La falta de recursos, sea de la Administraci¨®n o de las familias, modificar¨¢ muchos de los h¨¢bitos en la secundaria. El cambio que est¨¢ generando m¨¢s expectaci¨®n es la introducci¨®n de las fiambreras en los institutos. La medida no resulta extra?a para muchas escuelas concertadas, donde la presencia del tupper no es ins¨®lita. Tampoco lo es en el instituto p¨²blico Ausi¨¤s March de Barcelona. Este es el tercer a?o que los alumnos pueden llevar la comida de casa, una opci¨®n que ha pasado de las 10 familias del primer a?o a las 40 que lo han pedido este curso, lo que supone una cuarta parte de los estudiantes que se quedan a comer. Entre los veteranos est¨¢ Jordi, de 3? de ESO. Desde el a?o pasado carga con la tartera ¡°porque es m¨¢s barato¡±. El mismo argumento ha llevado a la familia de Mar¨ªa a prepararle desde ayer el tupper. Ayer com¨ªan contentos porque hab¨ªa pasta.
En este centro barcelon¨¦s, las familias pagan hasta 75 euros mensuales por los monitores y la limpieza. En el Terres de Ponent de Mollerussa y en el IES La Garrotxa de Olot, en cambio, estrenan la iniciativa este curso y han optado por fijar un precio m¨¢s econ¨®mico, de unos 10 euros mensuales.
Las fiambreras har¨¢n acto de presencia principalmente en los institutos que mantengan el horario partido (el 30%). Al resto, la Generalitat les ha autorizado realizar la jornada intensiva, a ra¨ªz de la avalancha de peticiones de los centros y del ahorro econ¨®mico que supondr¨¢: cuatro millones en concepto de becas de comedor, seg¨²n el Departamento de Ense?anza, pero 15 millones si se a?aden los gastos de mantenimiento del comedor, el transporte escolar y el consumo energ¨¦tico, seg¨²n el sindicato de secundaria ASPEPC-SPS. Adem¨¢s, en seis escuelas de primaria se realizar¨¢ la prueba piloto.
La jornada intensiva genera opiniones de todos los colores entre la comunidad educativa. Los que est¨¢n a favor defienden la mejora en el rendimiento de los alumnos. ¡°Tendr¨¢n m¨¢s tiempo para hacer deberes y para las extraescolares. Las horas del mediod¨ªa estaban desaprovechadas y por la tarde siempre hab¨ªa m¨¢s absentismo y conflictividad. Los alumnos estaban m¨¢s dispersos, le costaba m¨¢s concetrarse¡±, dice Josep Llu¨ªs Navarro, director del instituto Pau Vila.
Pero tambi¨¦n hay opiniones en contra, incluso en los centros que tienen concedida la jornada intensiva, como el Terres de Ponent de Mollerussa, donde algunos profesores no ocultan sus reticencias por la mayor concentraci¨®n de horas lectivas seguidas que supone. La disparidad de opiniones tambi¨¦n reina entre los alumnos. ¡°Ganaremos horas por la tarde, m¨¢s tiempo libre y para actividades extraescolares¡±, argument¨® uno. ¡°Este a?o, nos tendremos que levantar m¨¢s temprano¡±. ¡°Si han cambiado el horario es porque les va bien a los profesores, no a nosotros¡±, se quejaban otros.
Otra de las novedades del curso es el aumento de una hora de matem¨¢ticas en 2? y 4? de ESO, que se restar¨¢ de las optativas.
El inicio del curso en secundaria fue m¨¢s tranquilo que el de primaria. Solo destac¨® una protesta de unos 150 profesorespor la tarde ante la sede del Departamento de Ense?anza.
Con informaci¨®n de C. T. Burgu¨¦s, Eva Visa, Merc¨¨ P¨¦rez y Jessica Mouzo.
Los recortes frenan la digitalizaci¨®n de las aulas
Los problemas econ¨®micos tambi¨¦n han llevado a la Generalitat a la supresi¨®n el programa de digitalizaci¨®n de las aulas, que ya sufri¨® un fuerte frenazo el pasado curso. Pero la decisi¨®n del Gobierno central de suprimir el programa Escuela 2.0, ha sido la puntilla que ha llevado a la Generalitat a eliminar las ayudas a las familias para comprar los port¨¢tiles, por los que hasta ahora administraci¨®n y padres aportaban 150 euros cada uno. De cara al curso actual, Ense?anza deja en manos de los centros y las familias el futuro 2.0 de sus aulas.
En el instituto Pau Vila de Sabadell, los alumnos de 3tercero y cuarto de ESO tienen port¨¢tiles en propiedad, pero la paralizaci¨®n de los programas p¨²blicos ha dejado sin ordenador a los de primero y segundo, que tendr¨¢n que compartir los de la escuela.
Institutos como el de Mollerussa o el Montgr¨ª de Torroella de Montgr¨ª s¨ª han decidido continuar con la digitalizaci¨®n, pero son las familias las que pagan el ordenador homologado o se les permite a los alumnos traer el de casa.
Otros centros han dado un paso m¨¢s all¨¢ y han introducido las tabletas. Las escuelas Garb¨ª de Esplugues del Llobregat y Badalona, en colaboraci¨®n con la Universidad Polit¨¦cnica, Apple y la Editorial Cru?lla, han repartido m¨¢s de 500 iPad entre los alumnos. Las familias han pagado 400 euros por ellos. El director del centro de Esplugues, Jordi Carmona, asegura que las tabletas dan m¨¢s protagonismo al alumno en el proceso de aprendizaje.
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