?Estado federal, ya!
Re¨²nanse los partidos de una pu?etera vez y acuerden la creaci¨®n de un estado Federal
Siento decirlo (o no), pero el modelo auton¨®mico nacido de la necesidad de proporcionar una salida pragm¨¢tica a las diferencias hist¨®ricas entre los diversos pueblos que componen el complejo mosaico espa?ol, y, particularmente, de los que disponen de una lengua propia, est¨¢ agotado. Y no solo porque no colma las expectativas de quienes en estos territorios muestran una clara voluntad de tener un Estado propio (que no son pocos), sino tambi¨¦n porque el actual modelo ha llevado a una din¨¢mica infernal de confrontaci¨®n centro-periferia en la que el actor exterior (el gobierno central) aparece siempre como la referencia negativa, el obst¨¢culo insalvable, que acaba explicando, o justificando, una buena parte de los males que aquejan a las diferentes ¡°regiones y nacionalidades¡±.
En ocasiones la discriminaci¨®n son las infraestructuras, otras veces se trata del balance fiscal o de un modelo de financiaci¨®n auton¨®mico desequilibrado, otras, en fin, de leyes que invaden competencias propias, y as¨ª sucesivamente, hasta el infinito. El resultado es un voluminoso memorial de agravios, utilizado (a veces con raz¨®n, a veces sin ella) por los dirigentes pol¨ªticos de las diversas comunidades aut¨®nomas justificar los muy escasamente brillantes resultados de su gesti¨®n.
La Comunidad Valenciana ha sido el paradigma de todo ello durante la primera d¨¦cada del siglo XX. Seg¨²n la versi¨®n oficial (que tiene su p¨²blico), el diferencial negativo que esta Comunidad ha tenido respecto de otros territorios en t¨¦rminos de tasa de paro, renta per c¨¢pita, p¨¦rdida de instituciones financieras, desindustrializaci¨®n, deterioro de la balanza comercial, etc. no ha tenido nada que ver con la incompetencia manifiesta de la clase dirigente que nos ha gobernado durante todos estos a?os, ni con la ausencia de un modelo de crecimiento s¨®lido y cre¨ªble, ni con la proliferaci¨®n de empresas y organismos surgidos al margen de la funci¨®n p¨²blica reglada, ni con su apoyo activo al urbanismo depredador del territorio, ni, en fin, con su desmedido inter¨¦s por situarnos en el mapa al coste que fuera. No, la culpa ha sido, ?en su totalidad!, de la discriminaci¨®n a que nos ha sometido el gobierno central, sea bajo la forma de inversiones, financiaci¨®n, agua, y todo lo que a ustedes se les pueda ocurrir, por muy ex¨®tico que les parezca.
Pues bien, ha llegado la hora de acabar con esto de una vez por todas, o esto acabar¨¢ con todos nosotros. Re¨²nanse los partidos de una pu?etera vez y acuerden la creaci¨®n de un estado Federal (sim¨¦trico o asim¨¦trico, como deseen) pero quedando bien claro, de aqu¨ª en adelante, quien es el responsable ante los ciudadanos de cada euro que se gaste y de cada euro que se recaude. Asuma la administraci¨®n central exclusivamente aquello que a la vista de todos sea razonable en aras a la econom¨ªa de escala o a una mejor convivencia, y empecemos de nuevo. ?Dif¨ªcil?, s¨ª, ?complejo?, tambi¨¦n. Pero como la ¨²nica alternativa siga siendo este Estado Auton¨®mico agonizante, yo, desde este mismo instante, tambi¨¦n me declaro independiente. He dicho.
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