La sensibilidad del plomo
Hace meses que los trabajadores del Consorcio Comarcal de Servicios Sociales de l¡¯Horta Nord no perciben sus salarios, ni las 300 familias reciben ayudas de comedor
A Catalina la Grande, emperatriz de Rusia, le escond¨ªan los mendigos que se empe?aban en sobrevivir a la climatolog¨ªa moscovita, para evitarle una inc¨®moda sacudida moral en el caso de que la depauperaci¨®n reinante enturbiase el buc¨®lico paisaje al paso de su carroza. Si no se puede huir totalmente de la realidad, h¨¢gase al menos todo lo posible por falsearla, para no estropear el encanto de la ostentaci¨®n que proporciona el ejercicio del poder, por disminuido o arbitrario que sea su desempe?o. Hace tiempo que las honorables c¨²pulas de mandatarios carecen de agenda p¨²blica. Mejor dicho, la ocultan. Aun present¨¢ndose sin avisar o inaugurando lo que sea, casi a traici¨®n y all¨¢ donde Col¨®n perdi¨® el gorro, ocurre lo inevitable. Crecen y se multiplican las protestas a pie de coche oficial, vuelan fiambreras, y los huevos y hortalizas describen bellas par¨¢bolas desde las fosas de la indignaci¨®n hacia sus modelos de sastrer¨ªa, sin reparar en el s¨¦quito y devaluando un boato de urgencia. As¨ª no hay manera de lucir cargo, pero mantenerse a flote de espaldas a la realidad y hostigando a la ciudadan¨ªa exige tener sensibilidad de plomo: la que permite seguir propinando hachazos y azuzar con pol¨ªticas de fomento del terror, precariedad e incertidumbre.
La sensibilidad del plomo avala el discurso seg¨²n el cual hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y no existen m¨¢s alternativas que engrosar la lista de desempleados y seguir con los recortes sociales para atender a una deuda impagable provocada por el esp¨ªritu santo, habida cuenta de que ning¨²n especulador financiero o directivo de excaja de ahorros ha dado con sus huesos en la c¨¢rcel, ya sea por presunci¨®n de inocencia o porque hay complicidades que estropean el paisaje tanto o m¨¢s que los pedig¨¹e?os que desalojaban del itinerario de la zarina. Hace meses que los trabajadores del Consorcio Comarcal de Servicios Sociales de l¡¯Horta Nord no perciben sus salarios, ni las 300 familias usuarias reciben ayudas para el comedor. No es Somalia. Ocurre aqu¨ª mismo y en toda la maltrecha geograf¨ªa de servicios sociales abandonados a su suerte y a la de un voluntariado forzoso, que sin embargo no vive del aire. M¨¦dicos, fisioterapeutas y dem¨¢s personal se niegan a rebajar la dedicaci¨®n y calidad de la atenci¨®n que precisan las personas con discapacidad de estos centros. Hablamos de ni?os con problemas en el desarrollo evolutivo o con dificultades del aprendizaje. El gobierno de los grandes eventos y lodazales, y los ayuntamientos encaramados hasta anteayer a sus delirios urbanizadores, cavan el hoyo de los m¨¢s vulnerables. Asestan con premeditada crueldad un golpe, m¨¢s que a su futuro, a su inmediato presente. Adem¨¢s del soporte a sus carencias, les privan de sus derechos. La pr¨®xima inauguraci¨®n, en lugar de sonre¨ªr mientras esquivan la fiambrera, que muestren las entretelas del alma. Aut¨¦ntico plomo de ley.
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