Quo vadis, Uni¨®?
CDC puede aprovechar las incongruencias de Duran para quitarse de encima a Uni¨®, a la que muchos ven como un partido par¨¢sito
Las relaciones entre Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya (CDC) y Uni¨® Democr¨¤tica de Catalunya (UDC) nunca han sido pac¨ªficas, pero hasta ahora sus l¨ªderes han preferido mantener una coalici¨®n de conveniencia bajo el paraguas de la ambig¨¹edad ideol¨®gica antes que aventurarse a conocer las consecuencias de una separaci¨®n. Sin embargo, los tiempos han cambiado y la actual din¨¢mica pol¨ªtica les ha obligado a ser ideol¨®gicamente m¨¢s precisos, lo que ha distanciado ambas formaciones en un aspecto supuestamente esencial de su ideario pol¨ªtico: el modelo de Estado.
En el 16? congreso de CDC, el pasado mes de marzo, se aprob¨® por pr¨¢ctica unanimidad el objetivo de construir un Estado propio para Catalu?a, mientras que en el 25? congreso de UDC, celebrado dos meses m¨¢s tarde, se apost¨® por un c¨®ctel de conceptos (Estado confederal, Estado federal y Estado asim¨¦trico) contrario a las tesis del sector independentista liderado por Vila d¡¯Abadal.
Durante el congreso de Uni¨®, Duran Lleida no solo defendi¨® en¨¦rgicamente un modelo de Estado contrario al de CDC, sino que adem¨¢s repudi¨® lo que denomin¨® ¡°ficci¨®n¡± independentista de Converg¨¨ncia, ridiculiz¨® el ¡°debate simplificador¡± de los convergentes, afirm¨® que la independencia ¡°divide¡± y advirti¨® que concurrir a unas elecciones con una propuesta soberanista conllevar¨ªa un fracaso electoral.
?Qu¨¦ har¨¢ Uni¨® despu¨¦s de tan reciente diatriba antiindependentista? Pues lo m¨¢s probable es que cambie de discurso, que se apunte con fervor a las tesis soberanistas
La masiva manifestaci¨®n del pasado 11 de septiembre no solo catapult¨® el eje ideol¨®gico nacional en el primer plano de la agenda pol¨ªtica catalana (justo cuando las pol¨ªticas del Gobierno de Mas deber¨ªan generar la explosi¨®n del eje izquierda-derecha), sino que tambi¨¦n situ¨® el independentismo y el modelo de Estado como el principal referente del eje identitario (sustituyendo el sentimiento de pertenencia comunitario). Previamente, Artur Mas se comprometi¨® a hacer suyas las consignas de los manifestantes y anim¨® a participar en la manifestaci¨®n. Duran, en cambio, se desmarc¨® y afe¨® el sentimiento independentista al declarar que no estaba dispuesto a asistir a una manifestaci¨®n independentista que tach¨® de ¡°err¨®nea¡± y de ¡°estrat¨¦gicamente antag¨®nica¡± a la defensa del pacto fiscal, aunque pocos d¨ªas m¨¢s tarde anunci¨® con entusiasmo su presencia al considerar que la movilizaci¨®n no era independentista y ni tan solo catalanista.
Las declaraciones posteriores a la manifestaci¨®n tambi¨¦n generaron graves contradicciones entre los partidos miembros de la federaci¨®n. A trav¨¦s de una carta a los militantes, el l¨ªder de Uni¨® respondi¨® a las proclamas soberanistas del presidente Mas (en idiomas y escenarios diversos) advirtiendo que el l¨ªmite a la soberan¨ªa catalana es la cohesi¨®n social, y en su blog personal afirm¨® que los sentimientos expresados por los ciudadanos en la manifestaci¨®n deber¨ªan ser racionalizados por la pol¨ªtica y que en democracia lo que prevalece son las elecciones y no las manifestaciones. Pues desde el pasado martes ya tenemos unas elecciones a la vista que Converg¨¨ncia plantea en clave plebiscitaria.
?Qu¨¦ har¨¢ Uni¨® despu¨¦s de tan reciente diatriba antiindependentista? Pues lo m¨¢s probable es que cambie de discurso, que se apunte con fervor a las tesis soberanistas, que entierre el modelo que defendi¨® en sede congresual hace solo cuatro meses y que no reconozca sus errores. No hay que olvidar que Uni¨® siempre ha tenido vocaci¨®n de partido sat¨¦lite, tiene una base ideol¨®gica muy d¨¦bil y ha conseguido muchas prebendas pol¨ªticas en los ¨²ltimos 34 a?os como partido telonero de Converg¨¨ncia.
En cambio, la visi¨®n de los convergentes, en un momento en que la direcci¨®n de CDC est¨¢ m¨¢s lejos que nunca del l¨ªder democristiano, puede ser otra y aprovechar las incongruencias de Duran para quitarse de encima a Uni¨®. Si bien en septiembre de 1978, cuando se formaliz¨® la coalici¨®n CiU, CDC trat¨® de sumar el apoyo de un centro ideol¨®gico atomizado y entonces en auge, actualmente la marca Uni¨® no parece ser muy rentable. Son muchos los militantes de Converg¨¨ncia que piensan que Uni¨® ¡°fa m¨¦s nosa que servei¡± y que ha pasado de ser un partido sat¨¦lite inocuo a una especie de partido par¨¢sito, que no solo vive a costa de CDC, sino que obstaculiza, en el peor momento, la conexi¨®n con un amplio sector independentista.
Jordi Matas Dalmases es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB.
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