Quo vadis IVAM
Un museo puede ser cliente de una galer¨ªa pero el museo que adquiere con dinero p¨²blico solo puede hacerlo si profesionales independientes acreditan el valor cultural y art¨ªstico de la obra
Si no fuera porque en nuestro peque?o pa¨ªs la banalidad hace tiempo que se infiltr¨® en el mundo del arte ser¨ªa pedante por mi parte recordar que los museos son instituciones tributarias de la Ilustraci¨®n con la misi¨®n de educar, conservar, investigar, divulgar y acrecentar el patrimonio cultural promoviendo el conocimiento y el progreso de la sociedad. Para esta importante funci¨®n social, los poderes p¨²blicos les dotaron de recursos y potestades cuyo ejercicio se rige por estrictas normas recogidas tanto por leyes locales como por convenciones internacionales entre las que ocupa un lugar destacado el c¨®digo ¨¦tico del ICOM como marco profesional del muse¨®logo.
Un museo es sus colecciones y sus profesionales cualificados. Una galer¨ªa de arte es otra cosa, es un negocio, cultural, pero en definitiva un negocio. El primero se rige y sostiene con recursos p¨²blicos y act¨²a sin ¨¢nimo de lucro en beneficio del conjunto de la sociedad con prohibici¨®n expresa de favorecer intereses particulares o influir en el precio de los bienes culturales. La segunda es una digna actividad cremat¨ªstica en manos de marchantes de arte.
Un museo puede ser cliente de una galer¨ªa pero el museo que adquiere con dinero p¨²blico solo puede hacerlo si profesionales independientes acreditan el valor cultural, art¨ªstico e historial de la obra; sus t¨ªtulos de propiedad; los m¨¦ritos que la hacen merecedora de entrar en un museo y, por ¨²ltimo, si su precio es congruente con el valor cultural que se le atribuye.
Viene este pre¨¢mbulo a cuenta de la compra por el IVAM de 61 fotograf¨ªas de artistas emergentes de la cultura china a una sola galer¨ªa propiedad del presunto mafioso Gao Ping, por casi medio mill¨®n de euros. Sostiene la se?ora Ciscar, su directora, que la compra estaba ¡°dentro de los par¨¢metros de lo que valen en mercado¡±. Refuerza su argumento en que obras de este marchante ya est¨¢n en galer¨ªas de Chile, Cuba, Noruega y EE UU y tambi¨¦n ¡ ?en las naves del Matadero ! Pero ?Y en museos? ?Y en la bibliograf¨ªa del arte contempor¨¢neo? ?Y en los informes de expertos serios acreditando que estas obras tienen entidad muse¨ªstica y que su compra responde a prioridades, dentro de la escasez de recursos, para completar las colecciones del IVAM (¡°rellenos¡± dice la se?ora Ciscar)?
En 2008, a?o de la exposici¨®n
Esgrime como argumento determinante, quien fue cocomisaria de la exposici¨®n que en 2008 durante mes y medio se celebr¨® en Valencia con las 61 obras adquiridas y otras 400 m¨¢s del mismo galerista, que la galer¨ªa Gao hab¨ªa estado en ARCO, como si esta feria comercial que agrupa centenares de galer¨ªas fuese aval y fuente cient¨ªfica vinculante para los museos. Pero resulta que no es ni lo uno ni lo otro y que en 2008, a?o de la exposici¨®n en el IVAM, la galer¨ªa Gao era rechazada por ARCO y no ser¨¢ hasta 2011 que se la admiti¨® tras el cambio de direcci¨®n.
Pero no solo se trata de esto. Centenares de obras que estaban en el mercado utilizaron las salas de un museo p¨²blico y se aprovecharon de todos los servicios de la instituci¨®n, medios humanos y materiales y, especialmente, la marca y la publicidad institucional a?adiendo a la directora del IVAM ¡°trabajando¡± de comisaria para la colecci¨®n del galerista que, en el colmo de la prodigalidad, recibi¨® en 2010 la mitad del presupuesto de ese a?o para compras de obras de arte. Una cifra sorprendente si vemos los precios de otras obras fotogr¨¢ficas de autores consagrados en la historia del arte moderno, aunque la se?ora Ciscar haya dicho sin sonrojarse que el arte chino ya es m¨¢s importante que el que se produce en EE UU o Europa como si de un ranking burs¨¢til se tratara.
Si a este episodio a?adimos la historia de un espa?ol en China que cobra del IVAM para que las colecciones se expongan gratis por aquel pa¨ªs en contra de la praxis habitual entre museos donde quien exhibe se hace cargo de los gastos de gesti¨®n, de transporte, seguros y desplazamientos adem¨¢s de abonar un canon al cedente que tienen en ello una fuente de ingresos nada despreciable; y si, casualidades de la vida, el hijo de la se?ora Ciscar aparece tambi¨¦n por aquel lejano pa¨ªs exponiendo sus obras, creo que el c¨®digo ¨¦tico del ICOM, y posiblemente alg¨²n que otro precepto m¨¢s grave, hace tiempo que saltaron por los aires: conflictos de intereses entre lo p¨²blico y lo privado; amiguismo; carencia de responsabilidad cient¨ªfica; riesgo para las colecciones; prodigalidad ¡ ¡°administrativamente todo correct¨ªsimo¡±, dice la se?ora Ciscar. ?De qu¨¦ me suena? Y mientras tanto, auditores y Generalitat mirando hacia otro lado.
Joan Llinares es profesor del Magister en gesti¨®n del patrimonio hist¨®rico y cultural de la Universidad Complutense de Madrid y fue administrador del IVAM hasta 2001 y gerente del Museu Nacional de Catalunya hasta 2009.
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