En tiempo de silencio
CiU impone su silencio a una emisora de radio p¨²blica, iCat fm, dedicada a la cultura, retir¨¢ndola de la emisi¨®n
Hubo poco amor en los tiempos del c¨®lera, ya s¨¦ que lo dijiste t¨², Gabo, de blanco igual que una novia que ha ido a comprar un paquete de Nobel, pero te lo recuerdo por si tambi¨¦n te lo quita el alzheimer, un asunto muy raro de la cabeza que es como aquel sitio misterioso adonde van yendo a parar todos los e-mails que se pierden y todas las cosas perdidas, las guerras civiles perdidas, los pendientes extraviados en hoteles perdidos, todo el tiempo perdido de Proust, las novelas de Fant?mas y los manuales de D¨¢maso Alonso prestados y hundidos, el partido perdido y sin refundar como una cama sin hacer donde ya no quiere dormir nadie, los perritos calientes perdidos de mostaza, los perritos perdidos que atienden por el nombre de Caudillo (placas con el mismo nombre siguen en las calles) y todo lo que se perdi¨® en Cuba hasta que lleg¨® Fidel y empez¨® a regalarles puros a los nuestros. S¨ª, as¨ª lo dec¨ªas t¨², Gabo, no hubo mucho amor en los tiempos del c¨®lera..., ni hab¨ªa libertad en los tiempos del sida.
La libertad es un pez migratorio que habita los mares m¨¢s fr¨ªos y se pasa la vida huyendo. ?De qui¨¦n? Pero si ya lo sabes, compa, de los que cortan el bacalao. Venga, hermana, subamos al borde de la terraza y cantemos al vac¨ªo. Oh, s¨ª, con la m¨²sica de siempre, la de Irving Berlin, igual que los artistas del circo de Buffalo Bill, pero nosotros en ingl¨¦s de bareto: no hay bisnes como el show bisnes. Vamos, presidente, qu¨ªteles los m¨¦dicos, qu¨ªteles el trabajo, qu¨ªteles sus casas, pero deles una patria; entonces las luces se iluminar¨¢n cada vez que usted entre y todo el mundo le aplaudir¨¢. Puede tocarla una y otra vez sin parar, es el ¨¦xito del momento. (Con Felip Puig al tambor, que le gusta m¨¢s aporrear que a un delegado de Gobierno del PP.)
¡°El amor es la respuesta, tenlo por seguro¡±, lo cantaba John Lennon en aquel disco en el que sal¨ªa una cabeza gigante abandonada como una cabeza perdida en un campo de alzheimer. Y hasta el final de la canci¨®n segu¨ªa grit¨¢ndolo cada vez m¨¢s fuerte: el amor es la respuesta. Pero ese disco, Mind Games (1973, a?o de la muerte de tres luchadores: Picasso, Neruda y Bruce Lee) fue para abandonar a Yoko Ono y para abandonar todo aquello que hac¨ªa con la chupa del ej¨¦rcito y el s¨ªmbolo de la paz dibujado. El amor es la respuesta, eso ya lo sab¨ªamos todos, de lo que no tenemos ni idea es de cu¨¢l es la pregunta.
Tengo un amigo que cuando? se muri¨® Sancho Gracia? me dijo: ¡°Ostras, Javier, solo queda vivo uno de todo el reparto de Doce hombres sin piedad en Estudio Uno¡±
La pregunta es siempre la voz que pregunta. Nada hay m¨¢s en el exilio que una voz, y por eso existen una voz interior y otra voz exterior, igual que exist¨ªan el exilio en un apartamento socialista de Ruman¨ªa y el exilio en el patio particular entre adelfas, hortensias y una regadera de cinc como un tambor de hojalata. Espa?a, que ha aportado a la cultura universal el doblaje, es un sitio donde las cosas se discuten a gritos y si alguien quiere enterarse de alg¨²n asunto basta con dar cuatro voces. Cuando aqu¨ª no hab¨ªa voz (ni voto) era cuando se o¨ªan, sin embargo, las mejores voces. Nunca ha habido voces tan fascinantes, tan personales, psicofonizando las ondas ac¨²sticas de los televisores, de las radios, como cuando hablaban Alfonso S¨¢nchez, F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, Gloria Fuertes, Gracita Morales...
Tengo un amigo que trabaja para la SS (quiero decir para la Seguridad Social) y que acaso por eso sepa tanto de vivos. Juan Carlos Alqu¨¦zar. Y, sobre todo, sabe una barbaridad de lo contrario: de antiguos actores de cine y de televisi¨®n. El caso es que cuando se muri¨® Sancho Gracia (Curro Jim¨¦nez fue la sublimaci¨®n popular de Adolfo Su¨¢rez) me dijo: ¡°Ostras, Javier, solo queda vivo uno de todo el reparto de Doce hombres sin piedad en Estudio Uno¡±. Echamos juntos la cuenta: Jes¨²s Puente, B¨®dalo, Luis Prendes, Manuel Alexandre (la voz de tr¨¦molo de Alexandre), Antonio Casal, Rodero, Carlos Lemos, Ismael Merlo, Fernando Delgado, Rafael Alonso..., claro, ahora Sancho Gracia... Ah¨ª hab¨ªa muerto hasta el realizador, Gustavo P¨¦rez Puig. Pero sigue vivo, con su frente a lo Henry Fonda, el jurado n¨²mero dos, Pedro Osinaga, en la soledad del corredor de fondo que es cada biograf¨ªa. (Ahora la voz que escucho a diario, bueno, la leo, pero es su aut¨¦ntica voz, es la del Twitter de Constantino Romero. Este actor que ha celebrado el Pentecost¨¦s del doblaje con todo Clint Eastwood, con James Bond, con Darth Vader, con Kunta Kinte, con Terminator, con todas las pel¨ªculas que a uno le importan..., se comunica con el universo dando callado su voz m¨¢s ¨ªntima y verdadera.)
Con el Partido Popular, con Rajoy al frente nacional, hemos pasado de la voz de la calle al imperio de las mayor¨ªas silenciosas, que es el imperio de los sentidos dormidos. De nuevo vivimos en un mundo de silencio oficial, en plan silencioso despacho del Caudillo. Hay tambi¨¦n, por supuesto, un silencio oficial a la catalana, que tiene algo de matrimonio a la italiana (CiU y PP, tan dados a la amistad o a lo que surja). El Gobierno de CiU, que sue?a con una mayor¨ªa absoluta para instaurar un silencio absoluto, acaba de imponer este octubre su silencio oficial a una emisora de radio p¨²blica, iCat fm, dedicada a la cultura, retir¨¢ndola de la emisi¨®n por antena para ponerla a colgar programas disecados en la red y convertirla as¨ª en una postal virtual de Zahara de los iTunes. Lo dijo un crucigramista esperando el bus de verticales: la libertad es un pez en medio de la escabechina.
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