?Subalterna o mediocre?
"Valencia est¨¢ hu¨¦rfana de liderazgo, de ideas, de voluntad, de definici¨®n de un proyecto ilusionante a pesar de las adversas circunstancias"
Con gran pesar, Rita Barber¨¢ ha tenido que ceder por imperativo legal y convocar un pleno sobre el estado de la ciudad a requerimiento de la oposici¨®n. La convocatoria no ha sido realizada con nocturnidad y alevos¨ªa pero s¨ª con una indisimulada prepotencia: tiene lugar en pleno puente y es Grau quien despacha a la oposici¨®n. Rita tiene cosas mejores que hacer.
Como era previsible, todo qued¨® en un cruce de acusaciones y reproches. L¨¢stima porque, como suele decirse, ¡°hay tema¡±. La ciudad sigue haciendo m¨¦ritos para ser una ciudad subalterna y mediocre, y es algo que, aunque duela, responde a un an¨¢lisis sosegado y documentado.
Para ser honesto volver¨¦ a decir que aquel proyecto de ciudad y Pa¨ªs de mediados de los ochenta en el que particip¨¦ fue trabado casi desde su nacimiento por los recelos e intereses creados en el PSPV-PSOE. Con la dimisi¨®n de P¨¦rez Casado en diciembre de 1988 se acab¨® este peque?o par¨¦ntesis primaveral en la ciudad y se facilit¨® el asalto de la derecha al poder municipal en 1991. Desde aquella fecha se han desandado caminos, borrado huellas y perdido oportunidades como el proyecto del Mediterr¨¢neo que ten¨ªa bases esperanzadoras. La derecha no ha realizado ni una sola innovaci¨®n cualitativa limit¨¢ndose a ejecutar las ¨¢reas m¨¢s atractivas fijadas por el Plan General de 1988. El atrac¨®n inmobiliario entre 1998 y 2008 vino acompa?ado de una eficaz campa?a propagand¨ªstica de la ¡°Nueva Valencia¡± que se estaba consolidando y que nos devolver¨ªa a las glorias del siglo XV de la mano de nuestra indiscutida l¨ªder.
Ahora que el estallido de la burbuja inmobiliaria y el empecinamiento en la pol¨ªtica monetaria ortodoxa han hecho volar los oropeles, vemos el paisaje yermo, recordamos los fastos y comprobamos que, al igual que los cerebros, la caja est¨¢ vac¨ªa. La ciudad est¨¢ hu¨¦rfana de liderazgo, de ideas, de voluntad, de definici¨®n de un proyecto ilusionante a pesar de las adversas circunstancias. Pero hay que salir a la calle, hablar de t¨² a t¨² al personal, escuchar y explicar, olvidarse de carn¨¦s, familias y cuotas. Hasta el d¨ªa de hoy todos (gobierno local y oposici¨®n) son prescindibles como dec¨ªa Josep Torrent refiri¨¦ndose a la Generalitat. Todos se creen legitimados en una democracia rabiosamente imperfecta que provoca el des¨¢nimo de los m¨¢s.
Si no hay una reacci¨®n urgente, no pasa nada. La historia continua, los dem¨¢s se mueven y caer en la mediocridad es muy f¨¢cil, mucho m¨¢s que salir de ella. La ciudad tiene recursos humanos, geoestrat¨¦gicos y dotacionales sobrados para poder jugar en los primeros puestos de la tercera divisi¨®n de las ciudades europeas. Pero hay que gan¨¢rselo, dedicar recursos a estar presentes en Europa por otras v¨ªas m¨¢s eficaces que los ahora imposibles y siempre agotadores y car¨ªsimos eventos. Hay que competir pero tambi¨¦n colaborar con otras ciudades. No podemos pasar de la realidad metropolitana ni del Pa¨ªs porque Valencia no puede ser el coto de Rita. Hay que analizar minuciosamente las oportunidades. Y, sobre todo, hay que acabar de una vez por todas con el despotismo escasamente ilustrado de gobierno y oposici¨®n local, pedir perd¨®n a la poblaci¨®n por haberla conducido por tan peligrosos caminos, recibir a los disconformes, pactar, bajarse del trono. Si no, siempre nos quedar¨¢ la mediocridad en la que, por cierto, nunca estaremos solos y nos podremos consolar mutuamente, maldiciendo nuestra mala suerte.
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