Errores del est¨¢ndar y malos sonidos

Lo primero es que el responsable de sonido de Teatros del Canal no debe permitir el dislate de esta producci¨®n en cuanto a bulla, y tampoco aceptar, pues no tiene ning¨²n derecho, que el m¨²sico de la compa?¨ªa someta al p¨²blico a una tortura de decibelios esnobista y brutal. En algunos garitos "poligoneros" se oye mejor sonido electr¨®nico y con menos pretensiones. En este caso, el jugar con las dichosas maquinitas produce un abuso de p¨¦simo gusto y factura.

Est¨¢ claro que los creadores del engendro sonoro y sus militantes seguidores (hubo aullidos y bravos estent¨®reos al final de la representaci¨®n) pueden estar colgados cual paraguayas minimalistas de esa "onda progresiva", pero eso nada tiene que ver con producir arte coreogr¨¢fico en serio, y poco o nada con las corrientes actuales. El mal uso de est¨¢ndares popularizados por la globalizaci¨®n de cierta est¨¦tica lleva a un uso equivocado de sus equivalentes teatrales. Es obvio que se carece en este caso tambi¨¦n de an¨¢lisis cor¨¦utico alguno; es tristemente endog¨¢mico y por momentos aquello deriva a un frustrado entretenimiento de luz y sonido. Una vez que se les acaba el repertorio de focos, pues a repetir la secuencia.

La escenograf¨ªa es otra broma de bricolaje escolar y el vestuario, brilla por su ausencia. Estos imitadores tard¨ªos de la corriente urbanita de fines de los a?os noventa del siglo XX adem¨¢s bailan poco y deficientemente, no lucen una t¨¦cnica depurada en su quehacer. La compa?¨ªa O Vertigo ha empeorado su nivel, y sus presentaciones anteriores en Espa?a ten¨ªan al menos cierta l¨®gica.

Es del todo inaceptable que en las actuales circunstancias de crisis un festival modesto como Madrid en Danza desv¨ªe sus recursos para coproducir a una compa?¨ªa a la que, no por ser for¨¢nea, debe rend¨ªrsele tributos, y no ofrece ning¨²n aliciente formal que lo justifique.