Un debate ordenado
"El debate no puede ser ca¨®tico, sino ordenado y su orden s¨®lo se puede plantear desde el poder"
Desde hace un tiempo la sociedad espa?ola siente la necesidad de un debate pol¨ªtico amplio, de magnitud pr¨¢cticamente constitucional. Buena parte de las instituciones nacidas en la transici¨®n est¨¢n necesitando una ¡°parada en boxes¡± de la que algunas podr¨ªan salir renovadas, otras puestas a punto y otras, en fin, camino del desguace.
Hoy no nos condicionan ¡°ruidos de sables¡± ni amenazas terroristas. Nada, salvo el ¡°bienestar de la Rep¨²blica¡±, es sagrado. No hay un hipot¨¦tico ¡°destino en lo universal¡±.
Pero, para que puedan ofrecerse alternativas, el debate no puede ser ca¨®tico, sino ordenado y el orden del debate (la ¡°agenda¡±) s¨®lo se puede plantear desde el poder, sea un poder revolucionario o reformista. El pueblo puede sancionar una propuesta, pero su elaboraci¨®n corresponde a unas ¨¦lites pol¨ªticas conscientes de su funci¨®n.
Por ejemplo, podr¨ªamos considerar que la democracia se compone de cuatro movimientos b¨¢sicos: representaci¨®n, mandato, ejecuci¨®n y control.
En cuanto a la representaci¨®n¡ ?Hasta qu¨¦ punto nos parece satisfactoria la articulaci¨®n entre el pueblo¡± y la mal llamada ¡°clase pol¨ªtica¡±?
Una vez elegidos los representantes, es necesario que las aspiraciones populares lleguen efectivamente a orientar la acci¨®n de los poderes p¨²blicos
Aqu¨ª se pone de manifiesto todo lo relativo a la legislaci¨®n y pr¨¢cticas electorales; la comunicaci¨®n pol¨ªtica; los partidos; la estructura de los parlamentos; la irrupci¨®n de otro tipo de actores pol¨ªticos, etc.
Hay algo que no podemos pasar por alto: la estructura territorial en la que se manifiesta el poder. ?Produce una suficiente representaci¨®n o no?... ?Qu¨¦ clase de Estado queremos?
Ahora bien, una vez elegidos los representantes, es necesario que las aspiraciones populares lleguen efectivamente a orientar la acci¨®n de los poderes p¨²blicos.
Estamos hablando de las relaciones entre el Poder Representativo y el Poder Ejecutivo (desde el Gobierno central hasta los ayuntamientos).
?Puede el poder representativo inferir mandatos al sistema institucional de manera eficaz, o se distorsionan por la intervenci¨®n de agentes no representativos?
Pero, a¨²n desde el Gobierno, todav¨ªa queda un largo camino (y no precisamente de rosas) para su materializaci¨®n¡ ?C¨®mo se consigue la ejecuci¨®n efectiva de una agenda pol¨ªtica?
Hay que pensar de forma racional y estructurada, no llevados por la histeria, las las man¨ªas o el sectarismo
Entramos en el proceloso mundo de la Administraci¨®n, de la aplicaci¨®n de medios de todas clases para llevar a cabo las pol¨ªticas p¨²blicas.
?Qui¨¦n debe hacer las cosas?... ?Cu¨¢nto de privado y cu¨¢nto de p¨²blico?... ?C¨®mo hacerlas?... ?C¨®mo financiarlas?
Acaso sea en este ¡°c¨®mo hacer las cosas¡±, m¨¢s que en relaci¨®n a ¡°qu¨¦ cosas hacer¡±, donde se encuentre la verdadera trinchera pol¨ªtica actual.
Por ¨²ltimo (¡°last, but no least¡±), una vez que el Gobierno ha producido unas determinadas pol¨ªticas p¨²blicas, tendremos que comprobar que se han llevado a cabo con ¡°pleno sometimiento a la ley y al derecho¡± (Art. 103.1 de la Constituci¨®n) y que, adem¨¢s, se han hecho ¡°las cosas que quer¨ªamos que se hicieran¡± y se han producido los efectos sociales que quer¨ªamos producir de una manera eficiente, sin derroche de recursos p¨²blicos.
Y, finalmente, que las desviaciones entre nuestros deseos y la realidad de los servicios p¨²blicos son adecuadamente conocidas (transparencia), evaluadas (accountability), sancionadas (responsabilidad) y corregidas (reingreso en la agenda).
En definitiva, que discutir, podemos discutir de todo y de cualquier manera, a golpe de cat¨¢strofe cotidiana, de demagogia aprovechada o de agravios imaginarios pero, si queremos discutir de una manera eficaz que pueda producir cambio pol¨ªtico, lo primero que deber¨ªamos hacer es ordenar el debate.
Pensar de una manera racional y estructurada, no llevados por la histeria, las man¨ªas o el mero sectarismo.
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