Empobrecidos y desarmados
En tanto que valencianos, el rasgo diferencial en estas circunstancias es la bienaventurada inanidad del gobierno auton¨®mico
Los heraldos de la marca Espa?a por el mundo lo tienen crudo. Este pa¨ªs es un basural y no pasa d¨ªa sin que se avente y a?ada un nuevo o removido foco de pestilencia al vertedero en que ha venido a parar. Ya sean ¡ªcomo acaba de ocurrir¡ª los caciques gallegos, con el bochornoso Jos¨¦ Luis Baltar a la cabeza, disponiendo a su antojo del erario p¨²blico para promover su propia clientela y linaje, o la Uni¨® Democr¨¤tica y cristiana de Catalunya afan¨¢ndose el dinero de los parados para atender sus gastos partidarios. De unos y de otros ¡ªy de muchas otras variantes de desm¨¢n¡ª tenemos aqu¨ª, en el Pa¨ªs Valenciano, cumplidas versiones, tales como el inefable Carlos Fabra, mandam¨¢s cuasi impune de la Plana y monta?a castellonense, y el ramillete de notables que est¨¢ empapelado por la financiaci¨®n irregular o delictiva del PP regional.
Pero el problema de marca e imagen colectiva, que tanto ha preocupado a los gobiernos conservadores de la Comunidad y tan torpemente han resuelto, se la repampinfla a la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos, atrapados en un proceso imparable de empobrecimiento y de creciente precariedad ante el que se sienten ¡ªnos sentimos¡ª desarmados. Solo los mentecatos o quienes repiten consignas interesadas atisban alivios sin fundamento, que contrastan adem¨¢s con los pron¨®sticos mejor informados que sit¨²an el fin de la depresi¨®n no antes de un lustro, aunque los hay m¨¢s desoladores o m¨¢s realistas. No es sorprendente que se contemplen sin pavor soluciones extremas como la salida de la Uni¨®n Europea o la del euro. Al ej¨¦rcito de desempleados de larga o definitiva duraci¨®n, mas cuantos no vislumbran otro horizonte, es dif¨ªcil que valoren las bondades en forma de subsidios recibidos de Europa y, a pesar de todo, la afortunada fatalidad de nuestro destino europeo.
Seg¨²n la ¨²ltima encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) correspondiente al mes de diciembre, el paro y la econom¨ªa, que vienen a ser una misma cosa, junto a los pol¨ªticos y la corrupci¨®n, que son otra, constituyen el bloque principal de desventuras que m¨¢s preocupa a los espa?oles y aviva su pesimismo. La percepci¨®n, sin duda, es coherente con los hechos. Pero, ?qu¨¦ hacer, m¨¢s all¨¢ de diagnosticar correctamente las componentes que ilustran nuestra galopante ruina? Poca cosa es lo que podemos hacer, al margen de contemplar, entre perplejos y resignados, las oscilaciones de la afamada prima de riesgo e indignarnos cada vez menos con las trapacer¨ªas que se divulgan mientras esperamos o desesperamos de que se produzca el milagro de nuestra redenci¨®n. Por cierto, leer al griego Petros M¨¢rkaris nos puede anticipar el panorama social al que nos abocamos y amenizar el tr¨¢nsito con unas dosis de humor masoca.
En tanto que valencianos, el rasgo diferencial en estas circunstancias es la bienaventurada inanidad del gobierno auton¨®mico. Hered¨® tantas deudas y es tal su descr¨¦dito que ya no puede hacer m¨¢s da?o. Lo suyo es lidiar con los acreedores y hacer caja liquidando en el mercado de oportunidades los engendros que alumbr¨® con escandalosa y fr¨ªvola temeridad. Ciudad de la Luz, Aeropuerto de Castell¨®n, ?gora, La Nao, RTVV¡ las perlas con las que se esculpir¨¢ su penoso epitafio pol¨ªtico. Otra cosa es el relevo que se cuece y que ha de tener como objetivo preferente recuperar la versi¨®n noble de la pol¨ªtica y la decencia, malversadas, una y otra, por el PP. Ser¨¢ el ¨²nico dividendo de la crisis.
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