Diez a?os de ¡®mobbing¡¯ en el Raval
La familia Salvador lleva una d¨¦cada viviendo en un piso que amenaza ruina La vivienda de Maria Pilar y sus dos hijas est¨¢ en un edificio donde hay apartamentos tur¨ªsticos
La vida sigue igual de mal en casa de Mar¨ªa Pilar Salvador y sus dos hijas. La vivienda amenaza ruina y temen que ¡°se desplome el techo¡± o se abra el suelo bajo sus pies ¡°como ya ocurri¨® con el ba?o¡±. La mayor¨ªa de bigas est¨¢n podridas, las tuber¨ªas supuran y el fuerte olor a humedad solo lo camuflan las ventanas abiertas en este piso de la calle d¡¯en Robador, frente a la Filmoteca de Catalunya. El piso est¨¢ en uno de los edificios del Raval de Barcelona en los que las maniobras de asedio inmobiliario ¡ªmobbing¡ª comenzaron hace 10 a?os.
Maria Pilar acaba de cumplir 71 a?os y lleva 40 viviendo en la casa. Asunci¨®n y Ana Mar¨ªa nacieron aqu¨ª. Las tres subsisten con la pensi¨®n de 631 euros de la madre, que trabaj¨® de asistenta de hogar, ¡°y de los ahorros de mis hijas¡±, hoy en paro. Duermen ¡°como podemos¡± en la misma habitaci¨®n, la que est¨¢ mejor, aunque tiene profundas grietas. Como el resto de la vivienda. Llevan 10 a?os sufriendo acoso inmobiliario, desde que la ¡°reforma de los desag¨¹es¡± convirti¨® su vida en un infierno. ¡°Los cambiaron mal a prop¨®sito, para obligarnos a irnos, pero no lo van a conseguir¡±.
Amenazas, coacciones, intentos de desahucio, demandas, juicios de faltas, visitas de t¨¦cnicos del Ayuntamiento y hasta de los bomberos se han sucedido en este piso de la calle d¡¯en Robador para que todo siga tan mal (o peor) que cuando empez¨® el mobbing. Ellas siguen consignando en el juzgado los 56,40 euros del alquiler mensual de renta antigua. Y ya van 10 a?os. Luz, agua y la limpieza de la escalera ¡°est¨¢n al d¨ªa¡±, pero ¡°nadie arregla nada ni se responsabiliza de nada¡±, lamentan.
El distrito de Ciutat Vella incluy¨® la finca en el plan Dintres por ¡°el mal estado en que se encuentra el edificio¡±. El objetivo, exigir al propietario su rehabilitaci¨®n. El plan prev¨¦, entre otras actuaciones, la posibilidad de ejecutar subsidiariamente las obras, adem¨¢s de sanciones, que pueden llegar a suponer el 90% del coste de las reformas. De los 85 edificios del plan, 14 ya han iniciado el proceso que culminar¨¢ en su reforma. Ocho ya est¨¢n en obras, tres esperan licencia y otros tres acaban el proyecto.
El Consitorio asegura que trabaja ¡°desde hace meses¡± para ¡°garantizar las condiciones de habitabilidad¡± de la finca. Tambi¨¦n tiene prevista la ejecuci¨®n subsidiaria. Sin embargo, su estrategia choca contra un muro judicial, porque la propiedad de la finca est¨¢ pendiente de un litigio. El inmueble acumula un largo historial de pleitos entre dos hermanos, Miquel y Salvador Boluda. El primero acus¨® al segundo de haberle robado en 2003 su parte del edificio, junto con otras 11 fincas que poseen en el barrio, mediante una falsificaci¨®n notarial en un para¨ªso fiscal, la isla polinesia de Samoa.
En marzo de 2012 un juzgado mercantil de Barcelona le dio la raz¨®n, anulando los contratos privados de compraventa, aunque la sentencia pod¨ªa ser recurrida. Este diario trat¨® de contactar con Miquel Boluda, sin ¨¦xito. A Salvador, en paradero desconocido, el juez le declar¨® entonces en situaci¨®n procesal de rebeld¨ªa, mientras otro tribunal ya hab¨ªa obligado a su empresa Sofic Investments a indemnizar a tres de los vecinos con 36.000 euros por acoso inmobiliario un par de a?os antes. En cualquier caso, asegura el Ayuntamiento, continua habiendo sentencias contradictorias respecto a la propiedad de la finca, que tambi¨¦n han sido recurridas. Adem¨¢s, tiene cargas registrales por cinco millones de euros, ¡°que dificultar¨ªan una posible expropiaci¨®n¡±.
El embrollo judicial por la propiedad del edificio fren¨® tambi¨¦n la investigaci¨®n de la fiscal¨ªa que, a instancia municipal, deb¨ªa investigar las denuncias por mobbing de los vecinos. Durante el tortuoso proceso algunos inquilinos solicitaron una vivienda de protecci¨®n oficial. A dos les toc¨®. Mientras una mujer ya disfruta de su nueva vivienda en la calle de la Reina Am¨¤lia, otra prefiri¨® seguir en su casa de toda la vida. Una tercera se qued¨® sin: no tuvo suerte en el sorteo. Maria Pilar y sus hijas, que denunciaron el asedio y aseguran que tambi¨¦n solicitaron un piso protegido a trav¨¦s del juzgado donde consignan el alquiler, no constan en el registro de la Oficina de Vivienda de Ciutat Vella, en el que deb¨ªan inscribirse para optar al piso.
Diez a?os despu¨¦s algo ha cambiado en el n¨²mero 33 de la calle d¡¯en Robador. Hay portero con su propia y nueva garita de carpinter¨ªa de aluminio, en una finca que llama la atenci¨®n por su mal estado. Mientras algunos pisos han sido rehabilitados y se alquilan ¡°por habitaciones¡± a extranjeros, Maria Pilar y sus hijas siguen esperando que alguien resuelva los problemas estructurales de la casa. En todo este tiempo solo han conseguido que cambiaran el m¨¢rmol de la cocina y embaldosaran el suelo del ba?o ¡°porque se desplom¨®¡±, dice Asunci¨®n. Pese a las p¨¦simas condiciones de habitabilidad, se niegan a irse. ¡°Eso jam¨¢s. Ya me dijeron una vez que era un hueso duro de roer¡±, cuenta Mar¨ªa Pilar. Su respuesta es: ¡°Roiga, roiga, que se quedar¨¢ sin dientes¡±.
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