Liderazgo
No debe ser f¨¢cil moverse por Europa cuando uno no consigue estar c¨®modo ni en su propia casa
Hay pol¨ªticos que se han dedicado toda su vida a la pol¨ªtica. Quiero decir que nunca han hecho otra cosa como coger n¨²mero en la pescader¨ªa, llevar el coche al taller o tomarse un caldito. Una vida perra, si se piensa. A ver si se creen ustedes que todo va a ser pagar facturas, llegar a fin de mes y viva la Pepa. Existen cosas m¨¢s serias.
Un pol¨ªtico lo sabe. Por eso un presidente no tiene por qu¨¦ ser el m¨¢s simp¨¢tico de la clase ni de lejos. Ah¨ª tienen ustedes a Rajoy. Nadie en el entorno del PP puede ignorar que su comunicaci¨®n con los ciudadanos es nefasta tirando a catastr¨®fica. En las relaciones exteriores tampoco es que sea un tipo que tenga conversaci¨®n para tomarse un gint¨®nic o hablar de la ¨²ltima pel¨ªcula de Tarantino. Claro que no debe ser f¨¢cil moverse por Europa cuando uno no consigue estar c¨®modo ni en su propia casa. Pero no pasa nada.
A veces que lo gobierne a uno un tipo gris, de perfil bajo, que no d¨¦ mucho la nota tiene sus ventajas. Todo el mundo sabe que un presidente no sirve para gran cosa. Hay dirigentes que gobiernan casi sin que nadie se entere, lo cual en circunstancias normales es bastante de agradecer. Un gobernante a lo mejor puede pasarse toda la legislatura de inc¨®gnito sin que se hunda el mundo. Pero hay algunas ocasiones, pocas pero inevitables, en las que un presidente tiene que ganarse el cargo. Ah¨ª es nada
Harry Truman era un tipo de Kansas, sin carisma. Un vendedor de camisas, con poco pelo, corbata de rayas y traje gris marengo, cuya m¨¢xima gloria al parecer, consisti¨® en poner de moda un modelo de gafas. El ¨²nico presidente de EE UU sin t¨ªtulo universitario, su padre era tratante de ganado. Para m¨¢s inri le toc¨® sustituir a Roosevelt, un peso pesado de la pol¨ªtica, un aut¨¦ntico ¨ªdolo de masas. Nadie daba un duro por ¨¦l, de hecho fue el mandatario con el ¨ªndice de popularidad m¨¢s bajo de toda la historia de Norteam¨¦rica. Pero un d¨ªa en plena guerra fr¨ªa lleg¨® su hora. Corea del Norte con el apoyo de Mao invadi¨® Corea del Sur. Se¨²l solicit¨® ayuda y la ONU envi¨® una fuerza encabezada por el general MacArthur.
El h¨¦roe de Guadalcanal hizo retroceder r¨¢pidamente a las tropas comunistas, pero la victoria le supo a poco y concibi¨® la idea peregrina de continuar avanzando hacia un enfrentamiento directo con Pek¨ªn, lo que sin duda hubiera desencadenado una tercera Guerra Mundial. MacArthur se cre¨ªa con galones de sobra para echarle un pulso a un presidentillo de tres al cuarto. As¨ª que Truman no tuvo m¨¢s remedio que levantarse del sill¨®n de orejas, coger el tel¨¦fono y fulminarlo en el acto. En menos de dos minutos el vendedor de camisas convirti¨® al h¨¦roe en un jubilado. No hizo falta m¨¢s. Todo el pa¨ªs supo qui¨¦n estaba al mando.
Aqu¨ª no nos encontramos de momento al borde de un conflicto nuclear. Pero hay un mafioso que est¨¢ chantajeando al Estado y tiene al presidente agarrado por la yugular. El nombre de Rajoy aparece en anotaciones con cobros trimestrales o semestrales desde 1997 hasta 2008. Once a?os, ni m¨¢s ni menos. El presidente hasta el momento no ha dicho esta boca es m¨ªa. No asumi¨® ninguna responsabilidad. Nadie sabe si le reza a San Ant¨®n o a la pur¨ªsima Concepci¨®n.
Rajoy fue el segundo de Fraga, diputado provincial por Pontevedra y registrador de la propiedad en Santa Pola. Lo mismo pod¨ªa haber sido vendedor de camisas en Mondo?edo. Podr¨ªa parecer la t¨ªpica biograf¨ªa de un pol¨ªtico mediocre que un d¨ªa va a tener un arranque de coraje y va a decir cuatro cosas bien dichas. Pero qu¨¦ va. Lo suyo, me temo, va a ser tomarse un caldito.
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