Alcaldes del PP en Galicia apoyan las movilizaciones de los preferentistas
"A veces o¨ªmos cosas que no nos gustan, pero hay que comprender la desesperaci¨®n de la gente¡±, admite el regidor de Cangas
Los encierros de afectados por las preferentes de Novagalicia Banco en los ayuntamientos gallegos gobernados por el PP, principalmente en el sur de la provincia de Pontevedra, han derivado en las ¨²ltimas semanas en una cascada de interrupciones de los plenos municipales que han dejado a los consistorios funcionando al ralent¨ª. Los regidores han tenido una actitud muchas veces ambivalente, mostrando de palabra el apoyo a los afectados, que en alg¨²n caso llevan desde antes de Navidad encerrados, pero remoloneando a la hora de presionar en las instancias superiores. Tanto equilibrismo ha desembocado casi siempre en conflictos. En la comarca de O Morrazo ¡ªuna pen¨ªnsula que separa las r¨ªas de Vigo y Pontevedra¡ª los alcaldes de Cangas y Moa?a mantienen, sin embargo, una cierta sinton¨ªa con los afectados y se han librado de los abucheos. El regidor de Moa?a lleg¨® a encerrarse la noche del pasado mi¨¦rcoles con un grupo de vecinos en el Ayuntamiento. Casi al mismo tiempo, a pocos kil¨®metros de distancia, en Ponteareas, otro alcalde del PP, Salvador Gonz¨¢lez, abandonaba el Ayuntamiento escoltado por la Guardia Civil entre un estruendo de proteestas de los preferentistas.
El regidor de Cangas, Jos¨¦ Enrique Sotelo, cree que el relativo respeto institucional de los afectados hacia ¨¦l puede deberse a que acept¨® hace tiempo que el problema de los perjudicados era gordo. ¡°Desde un principio vimos la gravedad. En un municipio de 26.000 habitantes llegaron a estar en juego en un momento hasta 30 millones de euros", calcula. Cuando la Xunta puso en marcha el mecanismo de arbitraje, que entr¨® en funcionamiento a finales de julio, la plataforma de afectados de la comarca era de las m¨¢s activas y ya llevaba meses manifest¨¢ndose. Se registraron en la localidad 1.318 solicitudes de arbitraje de las que todo este tiempo despu¨¦s a¨²n faltan por resolver m¨¢s de 800. Sotelo calcula que est¨¢n a¨²n en el limbo unos 20 millones. ¡°En un pueblo como el nuestro esa cantidad implica que quede afectada la propia econom¨ªa local. Desde el peque?o comercio a la hosteler¨ªa, los servicios o la construcci¨®n¡±. As¨ª que no tiene problemas en criticar abiertamente la quita anunciada la semana pasada, que de media puede suponer una p¨¦rdida del 43% de los ahorros de los afectados, medida con la que ¡°evidentemente¡± no est¨¢ de acuerdo.
Sotelo se ha implicado en los gestos. Tom¨® las uvas de Nochevieja con los afectados, se sum¨® a las concentraciones ante las oficinas del banco, cedi¨® una caseta a la plataforma y ha prometido apoyo econ¨®mico para sufragar los gastos jur¨ªdicos de quienes decidan acudir a los tribunales. En la vecina Moa?a, el alcalde, Jos¨¦ Fervenza ¡ªdiputado auton¨®mico del PP en la pasada legislatura¡ª lleg¨® incluso a llevar pasteles a los vecinos acampados en una sucursal y el mi¨¦rcoles pas¨® la noche en el Ayuntamiento con algunos de ellos tras suspender de nuevo un pleno municipal, enfundado en la camiseta amarilla que identifica a los miembros de la plataforma. Son gestos que los regidores de municipios m¨¢s al sur de la provincia ni se plantean, por miedo a enfadar a¨²n m¨¢s a unas plataformas muy combativas, que acusan al PP de mentir por promover, antes de las elecciones gallegas de octubre, que el arbitraje solucionar¨ªa en poco tiempo sus problemas. As¨ª sucede en O Rosal, Tui, Ponteareas o Sanxenxo, donde la alcaldesa acab¨® echando a los encerrados.
Sotelo se resiste a recomendar nada a sus colegas, pero sugiere aguantar el chaparr¨®n. ¡°Cuando se trata de un colectivo tan amplio es l¨®gico que haya distintas ideolog¨ªas y eso debe respetarse. Supongo que los preferentistas son mayoritariamente del PP, porque tambi¨¦n tuvimos el respaldo mayoritario de los ciudadanos, pero hay gente que no lo es, y tenemos que respetarlo. A veces o¨ªmos cosas que no nos gustan, pero hay que comprender la desesperaci¨®n de la gente¡±.
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