?China o Alemania?
Alguien debiera advertir a los responsables de la cosa que el meollo de la competitividad no est¨¢ solo en producir a precios bajos
No hay ma?ana que uno abra el peri¨®dico o escuche la radio, y no se tope con alg¨²n dirigente pol¨ªtico, tertuliano avezado, o experto de reconocido prestigio, diciendo alguna estupidez sobre un asunto econ¨®mico de inter¨¦s general. Aunque lo que resulta realmente grave no es que lo digan, sino la rapidez con que la gente se lo llega a creer.
Tomemos, como ejemplo, el concepto mismo de competitividad que algunos dirigentes pol¨ªticos y econ¨®micos tienen aqu¨ª en la Comunidad Valenciana. Por lo que se deriva de sus vagas propuestas en materia industrial o tur¨ªstica, parece que est¨¢ totalmente asumido por ellos que el ¨²nico camino ¡°cient¨ªficamente demostrado¡± para la mejora de su competitividad es la de reducir los salarios, con el fin de que tambi¨¦n lo hagan los costes de las empresas, y as¨ª poder vender a precios m¨¢s bajos que los competidores.
Con independencia de que, a muy corto plazo, esto pueda ser cierto, no lo es desde luego a largo plazo, ni en un sentido general; como lo demuestra el hecho de que algunas de las econom¨ªas m¨¢s competitivas del mundo (Alemania, o EE UU, por ejemplo) tienen tambi¨¦n los salarios m¨¢s altos. Y la explicaci¨®n es simple: el peso que los costes del trabajo tienen en cada unidad de producto, no dependen ¨²nicamente del salario, sino de su productividad, de tal manera que si ¨¦sta aumenta m¨¢s que aqu¨¦l, los costes laborales tambi¨¦n caen, y los precios pueden bajar. El problema es que como aqu¨ª, en la Comunidad Valenciana, con la excepci¨®n de la agricultura, nuestra productividad es muy baja, adem¨¢s de crecer poco, todas las miradas se vuelven hacia los salarios.
Alguien debiera advertir a los responsables de la cosa que el meollo de la competitividad no est¨¢ solo en producir a precios bajos, sino en proveer aquellos bienes y servicios que la gente desea, sea cual sea su precio. Cuando usted se gasta su dinero en un producto Apple, un lavavajillas alem¨¢n de alta gama, o en pasar una noche en un hotel de Par¨ªs, lo hace porque les asigna a todos ellos un alto valor de mercado. Decir que estas empresas son poco competitivas porque tienen precios altos, es tan est¨²pido como creer que bajando los salarios ad infinitum podremos competir alguna vez con China.
La cuesti¨®n clave de la competitividad en un pa¨ªs desarrollado tiene mucho m¨¢s que ver con la innovaci¨®n y con la productividad (lo que, a la postre, acaban siendo lo mismo), que con los salarios y dem¨¢s costes del trabajo; y por mucho que los sesudos expertos de la cosa insistan en el mantra, no por ello me van a convencer de que sea cierto.
Los salarios son bajos en la Comunidad Valenciana, no porque, de no serlo, nuestras empresas no podr¨ªan competir. Los salarios son bajos porque nuestra productividad es baja, y porque nuestro nivel de innovaci¨®n no est¨¢ para echar cohetes. Conclusi¨®n: es en el interior mismo del modelo productivo valenciano en donde est¨¢n los principales problemas de nuestra competitividad, y no en la urgente necesidad de alcanzar cuanto antes los niveles salariales de Sichuan. Un poco de seriedad, por favor.
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