Sin dinero no hay pacto
Las haciendas forales carecen de posibilidad alguna para indagar en los para¨ªsos fiscales
Sin dinero no hay pacto. Esta parece ser la clave de la soledad del PNV en materia de presupuestos, pues parece que como no hay ingresos fiscales ning¨²n partido quiere compartir el desgaste de gobernar con recortes. As¨ª que habr¨¢ que pensar en otro a?o perdido. Pero para a?os sucesivos ?se puede sacar m¨¢s dinero y as¨ª posibilitar un pacto?.
La primera soluci¨®n ¡°f¨¢cil¡± para obtener m¨¢s ingresos fiscales es subir los tipos impositivos al colectivo que ya paga sus impuestos. Desgraciadamente la experiencia refleja que es una soluci¨®n que no funciona, como se refleja en el hecho de que la recaudaci¨®n de estos dos primeros meses del 2013 ha seguido bajando. Y es que las subidas de impuestos producen frenazos en la actividad privada lo que, finalmente, anula el aparente aumento de recaudaci¨®n esperable.Por eso hay que pensar en otras soluciones ¡°menos f¨¢ciles¡± como es la de atacar el fraude fiscal.
Hay un fraude fiscal que s¨ª est¨¢ al alcance de nuestras haciendas forales, consistente b¨¢sicamente en el menudeo de aut¨®nomos, profesionales y otros colectivos que pueden ocultar parte de sus ingresos, pero eso no da grandes cifras de recaudaci¨®n. Por el contrario las grandes bolsas de potenciales nuevos ingresos se encuentran a nivel supranacional y pasa por lidiar con las estructuras financieras basadas en para¨ªsos fiscales, un terreno al que nuestras peque?as haciendas forales no saben ni parece que puedan acceder.
Solo desde Bruselas y desde el acuerdo entre las grandes potencias econ¨®micas se puede actuar eficazmente sobre esas enormes fuentes de ingresos que est¨¢n sin explotar, tanto si se pretende imponer una tasa Tobin a los gigantescos movimientos financieros que han provocado esta crisis, como si se trata de poner coto a la opacidad de las decenas de para¨ªsos fiscales que pululan por el mundo, incluyendo la lucha contra las grandes empresas multinacionales que no pagan sus impuestos donde venden sus productos sino en cualquier pa¨ªs de baja tributaci¨®n.
Cuando estall¨® la crisis, los pol¨ªticos prometieron acabar con los para¨ªsos fiscales, pero es una evidencia que desde entonces solo se han conseguido peque?as mejoras en el tr¨¢fico de informaci¨®n fiscal, lo que ha permitido conocer el contenido de la cuenta de Luis B¨¢rcenas en Suiza o la ubicaci¨®n de parte del patrimonio Mario Conde en Luxemburgo, pero que en modo alguno ha acabado con esa lacra.
Bien al contrario, los estudios internacionales m¨¢s solventes reflejan que el dinero que se mueve por los para¨ªsos fiscales, y que en buena medida es opaco al fisco, est¨¢ aumentando fuertemente, de manera que si en el a?o 2007 ese tr¨¢fico supon¨ªa el 25% del PIB mundial hoy ya supera el tercio de la econom¨ªa mundial.
Por eso es interesante que ciudadanos an¨®nimos con acceso a esos datos los filtren, para que la opini¨®n p¨²blica pueda presionar a los gobiernos y se adopten medidas realmente eficaces. Es lo sucedido con el offshore leaks, nombre de la gigantesca filtraci¨®n de datos fiscales que se est¨¢ publicando estos d¨ªas por 36 medios internacionales de prestigio. La filtraci¨®n, que ocupa 260 Gigabytes y es de origen an¨®nimo, afecta a 120.000 empresas y 130.000 ciudadanos que tienen cuentas en para¨ªsos fiscales de las Antillas y Asia. Hasta ahora, son los gobernantes de varios pa¨ªses asi¨¢ticos los m¨¢s afectados por las revelaciones, aunque en Francia y Gran Breta?a se est¨¢n produciendo tambi¨¦n fuertes pol¨¦micas al conocerse las personas y empresas involucradas. Que la suerte acompa?e a la persona que ha filtrado esos discos.
Y en esta caza de elefantes, ?Qu¨¦ pueden hacer nuestras microhaciendas forales, tan celosas de sus corralitos y que se niegan incluso a compartir sus datos con las otras administraciones forales?. Pues realmente poco, porque nuestra hacienda utiliza escopeta de perdig¨®n. As¨ª que tendremos que ir asumiendo que el sistema foral funciona ¡°bien¡± cuando las cosas iban ¡°bien¡±, pero ahora que las cosas van mal ya no resulta tan eficaz y nos vamos a tener que conformar con esperar que sean otros lo que cacen a las grandes presas, mientras que nosotros seguiremos con la caza de la codorniz.
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