Esperando a Godot
Es mi deber informar a los responsables pol¨ªticos valencianos de que existen multitud de decisiones que ahora no cuestan dinero
No creo que nadie en la Comunidad Valenciana tenga muchas dudas de que en una situaci¨®n de crisis econ¨®mica como esta, caracterizada por una penuria presupuestaria extrema, resulta muy dif¨ªcil ejecutar pol¨ªticas econ¨®micas, sea cual sea el campo de actividad que consideremos. En el caso de los sectores productivos y empresas esto es particularmente cierto, obligados como est¨¢n, ahora m¨¢s que nunca, a valerse por s¨ª mismos para mantenerse a flote en medio de una competencia global, la cual, esta s¨ª, se mantiene inc¨®lume, sin sufrir recorte alguno.
A¨²n m¨¢s lamentable resulta, sin embargo, que, paralizados por dicha penuria, dediquemos todo el tiempo disponible a lamentarnos de ello, centrifugar culpas hacia atr¨¢s, o hacia fuera, y a rellenar agendas pol¨ªticas con actividades inocuas de lo m¨¢s variopinto.
Ya s¨¦ que no servir¨¢ para mucho, pero es mi deber informar a los responsables pol¨ªticos valencianos de que existen multitud de decisiones que ahora no cuestan dinero, y que, sin embargo, podr¨ªan ser altamente ¨²tiles para acometer, cuando pase la tormenta, el redise?o de un modelo de crecimiento econ¨®mico que tan maltrecho ha quedado, gracias a la pertinaz inoperancia de nuestros gobiernos. El de aqu¨ª, y el de Espa?a, que tambi¨¦n ha contribuido lo suyo.
Para empezar, urge dise?ar un marco legislativo y sobre todo, institucional, impermeable por completo a la corrupci¨®n en sus variadas formas. No puede haber eficiencia econ¨®mica, ni crecimiento sostenible, mientras la pol¨ªtica y los mercados est¨¦n siempre bajo sospecha. T¨®mese el informe que Transparency International dedica a Espa?a y apl¨ªquense las reformas que all¨ª se detallan en todos aquellos campos de exclusiva competencia de la Generalitat, que no son pocos.
Ab¨®rdese seriamente, en segundo lugar, el asunto capital de los obst¨¢culos a la creaci¨®n de empresas, y p¨®ngase en marcha de una pu?etera vez la tan publicitada ventanilla ¨²nica que jam¨¢s vio la luz (el Banco Mundial les dice c¨®mo). Dise?emos, asimismo, en cooperaci¨®n con los Ayuntamientos, nuestra propia estrategia de costas y los objetivos a largo plazo del desarrollo tur¨ªstico. Menos ¡°sol y playa¡±, as¨ª, en general, y m¨¢s ¡°Mediterr¨¢neo¡± deber¨ªa ser su leit motiv central. Enfrentemos, en cuarto lugar, sin miedo el asunto de la eficiencia (manifiestamente mejorable) en el sector p¨²blico, sin dar por hecho que la ¨²nica alternativa sea la privatizaci¨®n; porque no lo es. Fortalezcamos, en fin, nuestro sistema de innovaci¨®n (particularmente sus componentes cient¨ªfico, tecnol¨®gico y educativo), como la mejor garant¨ªa de que no cometeremos en el futuro los errores del pasado. Y as¨ª, sucesivamente.
En suma, si no hay dinero para gastar, refugi¨¦monos al menos en el trabajo, la responsabilidad y la b¨²squeda sincera de acuerdos y consensos mientras llegan tiempos mejores. Todo menos seguir vegetando a la luna de Valencia a la espera de que aparezca el Godot de turno. Ya deber¨ªan saberlo: nunca lo har¨¢.
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