Confianza
Aqu¨ª, en la Comunidad Valenciana, la situaci¨®n resulta a¨²n m¨¢s pat¨¦tica si cabe, porque todos nuestros indicadores son peores que la media espa?ola
Cada vez me siento m¨¢s fascinado por esa obsesi¨®n que manifiestan nuestros gobiernos de ganarse la credibilidad en los mercados. Y no es porque me parezca mal que se mantenga un elevado nivel de preocupaci¨®n en un asunto que afecta tan negativamente a la evoluci¨®n de nuestra econom¨ªa y a nuestras posibilidades de crecimiento futuro; no, lo que me parece desastroso es que sea ¨¦sta su ¨²nica preocupaci¨®n, despreciando el hecho evidente de que, tan necesario como ello, resulta recuperar la confianza de los ciudadanos en sus dirigentes.
No creo que nadie dude ya, a estas alturas, de que la crisis econ¨®mica actual ha hecho emerger, con el paso de los a?os, una crisis institucional y pol¨ªtica de proporciones gigantescas; hasta el punto de que la credibilidad en la resoluci¨®n civilizada de los conflictos, que es lo que, al fin y al cabo, constituye el n¨²cleo duro de la democracia, est¨¢ siendo cuestionada por la inmensa mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa Una ciudadan¨ªa que observa, impotente, c¨®mo sus dirigentes pol¨ªticos dan tumbos por el cuadril¨¢tero, esperando ganar a los puntos en el ¨²ltimo asalto, gracias a la benevolencia de los jueces y al desinter¨¦s del p¨²blico asistente.
Aqu¨ª, en la Comunidad Valenciana, la situaci¨®n resulta a¨²n m¨¢s pat¨¦tica si cabe, porque todos nuestros indicadores son peores que la media espa?ola; ya de por s¨ª, desastrosos. ?Y sin embargo, qu¨¦ estamos haciendo? ?Hemos reunido a todas las fuerzas pol¨ªticas, sindicales y empresariales para acordar un plan global que mejore la eficiencia del sector p¨²blico, aligere el gasto estructural de manera sensata y equilibrada, y siente las bases de un nuevo modelo productivo? No. ?Han hecho autocr¨ªtica los partidos pol¨ªticos por el deterioro institucional que ellos mismos han contribuido a crear de manera imp¨²dica? No. ?Han propuesto, a continuaci¨®n un plan detallado y cre¨ªble de lucha contra la corrupci¨®n? No. ?Ha encargado a alguien que sume los centenares de partidas presupuestarias clasificadas como de "chocolate del loro" para constatar su verdadera dimensi¨®n? No. ?Se han comprometido los partidos a que nunca m¨¢s se usar¨¢n las instituciones al servicio de la opci¨®n pol¨ªtica gobernante (Canal 9, Sindicatura de Cuentas, ¨®rganos judiciales¡? No.
Y digo m¨¢s, si los dirigentes actuales, tienen mucho trabajo, o se sienten incapacitados para abordar estas materias con un m¨ªnimo de posibilidades de ¨¦xito (dada la psicolog¨ªa cainita que ellos mismos han cultivado con su propio esfuerzo), re¨²nan a la Cortes y aprueben por consenso la creaci¨®n de una comisi¨®n de expertos en todas estas materias que les hagan el "trabajo sucio" que a ustedes tanto les asusta, y despu¨¦s som¨¦tanlo a aprobaci¨®n parlamentaria. Puede que de este modo no recuperen de inmediato la credibilidad de los mercados, pero es seguro que lograr¨¢n de nuevo la confianza de los ciudadanos. Y, de paso, demostrar¨¢n que son gobernantes de estado y no l¨ªderes mediocres de unos partidos pol¨ªticos provincianos que deambulan sin rumbo en medio de la niebla.
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