Memorias de un alcalde tergiversado
Ricard P¨¦rez Casado cuenta c¨®mo dise?¨® Valencia y las zancadillas de su partido
No es f¨¢cil encontrar a alguien que haya dirigido dos ciudades. Menos a¨²n si son tan distintas como la Valencia de la transici¨®n democr¨¢tica y el Mostar que sobrevivi¨® a la guerra de los Balcanes. Ricard P¨¦rez Casado (Valencia, 1945) lleg¨® a la alcald¨ªa de Valencia porque el primer alcalde democr¨¢tico, Fernando Mart¨ªnez Castellano, dej¨® el cargo abruptamente en septiembre de 1979, meses depu¨¦s de ser elegido, v¨ªctima de la pol¨¦mica interna sobre irregularidades en la gesti¨®n de las finanzas del partido. Fue expulsado del PSPV-PSOE ¡°por razones que nadie me ha explicado con precisi¨®n¡±, se limita a apuntar P¨¦rez Casado en Viaje de ida (Memorias pol¨ªticas 1977-2007), un libro editado por la Universitat de Val¨¨ncia que hoy presentar¨¢n en la Fira del Llibre su autor, el vicerrector de Cultura, Antonio Ari?o, y el catedr¨¢tico de Geograf¨ªa Humana Joan Romero.
P¨¦rez Casado fue alcalde porque ocup¨® la segunda plaza en una lista de concejales en la que la organizaci¨®n local socialista lo hab¨ªa colocado inicialmente el n¨²mero 32 de 33 elegibles. El apoyo del entonces presidente preauton¨®mico, el socialista Josep Llu¨ªs Albinyana, y su sinton¨ªa con Alfonso Guerra sirvieron para aupar a quien estaba destinado a dise?ar la Valencia del futuro, en la que en buena medida, pese a dos d¨¦cadas de gobierno de la conservadora Rita Barber¨¢, todav¨ªa vivimos.
Desde la redacci¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana al proyecto del Jard¨ªn del Turia o la construcci¨®n del Palau de la M¨²sica, pasando por la distribuci¨®n de distritos urbanos todav¨ªa vigente, la obra de P¨¦rez Casado en el ejercicio de ¡°pensar la ciudad haci¨¦ndola¡± bien merece unas memorias, que encuentran ah¨ª la parte m¨¢s luminosa de unas confesiones que se ven amargadas, a medida que el lector pasa las p¨¢ginas, por la sensaci¨®n de su protagonista de haber sido tergiversado.
¡°Una capa de mugre y miseria¡± lastra la historia de Valencia, dice el exalcalde
P¨¦rez Casado insiste, una y otra vez, en combatir la ¡°manipulaci¨®n memoricida¡±, reiterada, persistente, insidiosa, especialmente sangrante en relaci¨®n con su dimisi¨®n como alcalde en 1988, que se vincul¨® con la pol¨¦mica sobre la edificabilidad del emblem¨¢tico solar de Jesuitas o con la urbanizaci¨®n o no del enclave de Rafalell y Vistabella, pero que ¨¦l mismo situ¨® entonces, y sit¨²a ahora (con apoyo documental para probarlo), en la discrepancia con su propio partido. P¨¦rez Casado explica una visita a Madrid con el l¨ªder socialista, Joan Lerma, para reclamar a los ministros Borrell y Almunia el reconocimiento metropolitano de Valencia, la cancelaci¨®n de la deuda municipal por servicios que no correspond¨ªan a la ciudad y la asignaci¨®n de fondos en compensaci¨®n por las inversiones previstas en Sevilla, Barcelona y Madrid para la Exposici¨®n Universal, los Juegos Ol¨ªmpicos y la capitalidad cultural europea. ¡°No conviene levantarles la voz¡±, cuenta que le dijo Lerma, de quien no logr¨® tampoco apoyo desde la Generalitat.
¡°Ni siquiera hoy alcanzo a comprender c¨®mo me envi¨® tanta mosca cojonera y tanto imb¨¦cil que no alcanza a ser polvo de la historia para truncar un proyecto s¨®lido de ciudad que iba alcanzando una complicidad social sin precedentes en la misma historia urbana de Valencia¡±, se lamenta P¨¦rez Casado, en uno de tantos ejemplos de cr¨ªtica feroz a personajes de la vida p¨²blica que desfilan por las p¨¢ginas del libro, pese al prop¨®sito inicial de elaborar un ¡°relato desprovisto de rencores¡±.
El ejercicio de memoria de P¨¦rez Casado se centra en su ejecutoria p¨²blica: diez a?os en el Ayuntamiento de Valencia; algo m¨¢s de un a?o en los Balcanes y el ¡°Mediterr¨¢neo conflictivo¡±, (donde fue unos meses, de la mano de Javier Solana, administrador de la Uni¨®n Europea en Mostar); cuatro a?os de parlamentario en el Congreso de los Diputados, y otros tres entre la direcci¨®n del Institut Europeu de la Mediterr¨¤nia, de la mano de Pasqual Maragall, y su cargo como comisario del Gobierno en el Consorcio de la Copa del Am¨¦rica en Valencia. ¡°Me inclin¨¦ siempre por los proyectos ambiciosos¡±, confiesa P¨¦rez Casado en Viaje de ida. Esa predisposici¨®n, para la que hacen falta una preparaci¨®n intelectual y un talento como los suyos, le convirti¨®, sin duda, en un alcalde clave en la historia de la ciudad de Valencia, solo lastrado, por ¡°la capa de miseria y mugre¡± de la fauna pol¨ªtica, period¨ªstica y econ¨®mica local, y por el ¡°entorno fraccional que anidaba en la organizaci¨®n¡± de los socialistas valencianos. Unos lastres que gravitan todav¨ªa sobre sus memorias.
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