Valencian¨ªa o valencianidad
Estoy seguro de que los dirigentes del PP no hablan de valencianidad en Orihuela o Villena
Al PP le ha entrado un ataque de celos porque Comprom¨ªs ¡ªuno de los socios de esa oposici¨®n que, si hay que hacer caso a Seraf¨ªn Castellano, vive ¡°una deriva independentista¡±¡ª quiere hacer campa?a por la valencian¨ªa. La diputada Alicia de Miguel, tan activa en el frente cultural y ling¨¹¨ªstico, defend¨ªa a su partido en un comunicado: ¡°La identidad de nuestro pueblo define lo que somos y qu¨¦ queremos, algo que el tripartito a la catalana no tiene nada claro¡±. Quiten sus sucias manos de la valencian¨ªa, viene a ser el mensaje. Y es comprensible. Los populares valencianos, aunque organicen exposiciones en las Cortes donde se constata que la valencian¨ªa no fue precisamente la fuerza que impuls¨® la reivindicaci¨®n autonomista, se han convertido en una opci¨®n en suspensi¨®n de pagos, y no est¨¢n para regalar se?as de identidad, ni banderas, ni t¨®picos.
Aunque, en realidad, hablamos de palabras. Convertidas en t¨®tem, pero palabras, al fin y al cabo. Porque, como muy bien explic¨® el diputado Ricardo Costa con motivo de un 9 d'Octubre (como se ve, he decidido recurrir a gente con autoridad probada en la materia), la valencian¨ªa, ¡°diccionarios aparte¡±, no es una pose sino ¡°un sentimiento¡±. En efecto, los diccionarios hablan de otras cosas. Por ejemplo, de valencianidad, que por lo visto no es lo que predica nuestra derecha, esa ¡°cualidad o car¨¢cter de lo que es valenciano¡± en la que tal vez podamos encontrarnos todos sin tener que hacer histri¨®nicas demostraciones de una fe m¨¢s falsa que una moneda de tres euros. La valencianidad, que s¨ª que figura en los diccionarios, tiene ese aire de civilidad laica y serena que tanta falta har¨ªa en una sociedad exhausta, como repite el socialista Ximo Puig, de ¡°ofrendar glorias a Espa?a¡±.
Alg¨²n incauto podr¨ªa pensar que la valencianidad, como aquel coronel de Garc¨ªa M¨¢rquez, no necesita quien le escriba, pero la reacci¨®n espont¨¢nea que uno puede recabar sin dificultad de cualquier interlocutor en la Vega Baja o el Alto Vinalop¨®, por poner dos ejemplos, ante su sola menci¨®n, da que pensar. Estoy seguro de que los dirigentes del PP no hablan de valencianidad en Orihuela o Villena. Y que no sacan a pasear nunca en esas comarcas su valencian¨ªa. Puede que no estuviera mal fomentar entre los ciudadanos de todos los colores y los territorios un sentimiento civil, laico, sereno, de valencianidad. Som Comunitat, dice una campa?a del Consell. Pues eso.
Cuando la valencianidad se vuelve exigente y reivindicativa, como debe ser para reclamar al Gobierno central una financiaci¨®n justa de nuestro autogobierno, se convierte en valencianismo, que es otro t¨¦rmino reconocido por los diccionarios y que conserva el mismo tono transversal y unitario de la valencianidad, pero dotado de un esp¨ªritu de movilizaci¨®n colectiva a favor del reconocimiento pol¨ªtico de una sociedad moderna, de un pueblo entre otros pueblos.
Todos esos t¨¦rminos, o para ser m¨¢s preciso, los planteamientos ciudadanos que reflejan, tienen enemigos. Sin embargo, parece que la valencian¨ªa es la pieza que los dirigentes del PP sienten amenazada. Para evitar que Comprom¨ªs acabe rob¨¢ndoles la impostura, les sugiero que, como las serpientes, abandonen esa piel y se provean de otra que evite las confusiones y proyecte los mismos valores: la valencianada. No la encontrar¨¢n tampoco en las enciclopedias, pero puede servirles de inspiraci¨®n la espa?olada, esa ¡°acci¨®n o espect¨¢culo que exagera o falsea el car¨¢cter espa?ol¡±. Estoy seguro de que se sentir¨¢n c¨®modos con ella.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.