Qu¨¦ pa¨ªs
La cultura no nos hace necesariamente mejores, pero vivir en la ignorancia resulta car¨ªsimo
En tiempos de crisis, de todo carecemos. Si no hay para comer, no hay para comer; y eso se entiende mal y se explica peor. ?C¨®mo es posible que la Consejer¨ªa de Educaci¨®n adeude el catering de las escuelas p¨²blicas? En varios colegios ya no se sirven platos de caliente, sino bocadillos que imagino saludables pero escasos. Pronto, a nuestros hijos, les quitar¨¢n el pan de la boca y todo quedar¨¢ olvidado.
Pongamos otro ejemplo: la educaci¨®n. Si no hay para tal cosa, no hay para tal cosa: el porvenir de los estudiantes. Al final se les deja a la intemperie. Me acabo de enterar de que un joven colega, Francisco Fuster, no ha obtenido una beca de las pocas que concede la consejer¨ªa del ramo. Tiene un curr¨ªculum excelente y ten¨ªa un proyecto prometedor: realizar la biograf¨ªa de Azor¨ªn aprovechando el archivo de la Casa-Museo del escritor. Si no me equivoco, las becas concedidas han premiado proyectos de zoolog¨ªa marina, ciencia molecular y econom¨ªa aplicada, al menos en Valencia. Eso significa que han sido descartadas las Humanidades. Hay que ser zote para no ver que la historia, la filosof¨ªa, la filolog¨ªa, la psicolog¨ªa, la pedagog¨ªa son saberes imprescindibles con buenos investigadores, con expertos que nos hacen la vida m¨¢s llevadera. Me pregunto por los criterios de la selecci¨®n.
En medio de estas malas noticias me entero de una informaci¨®n feliz, satisfactoria, una de esas que te devuelven la confianza en el pa¨ªs. Me la ha hecho llegar Francisco Oltra. Se trata de una inversi¨®n que es fruto del acuerdo de dos instituciones. No es un sarao, tampoco es un evento sandunguero, de esos que se supone traer¨¢n muchos cuartos. No es una carrera de cuadrigas ni un certamen n¨¢utico; no acuden los ricos, ni se espera a armadores de buques. Aunque, bien mirado, el acontecimiento s¨ª que tiene algo de n¨¢utico. Resulta que dentro de unos d¨ªas, el 28, se inaugura oficialmente en Internet el Archivo de la Real Sociedad Econ¨®mica de Amigos del Pa¨ªs de Valencia.
Reparen en la palabrita, las palabritas: Amigos del Pa¨ªs. Hay gente as¨ª, gente agrupada en una corporaci¨®n que tiene m¨¢s de dos siglos y que se ocupa de la vida material de los valencianos. A¨²n resulta esperanzadora su labor. Ahora, gracias a la colaboraci¨®n con la Universidad Polit¨¦cnica, su abundante archivo en papel, guardado en cajas y legajos, podr¨¢n consultarlo todos los internautas. Quienes hemos frecuentado la sede de la Econ¨®mica para investigar y documentarnos sobre el pasado valenciano nos felicitamos y se nos hace la boca agua. No todo es miseria, ignorancia o recorte.
En el archivo de esta entidad est¨¢ la Valencia de otro tiempo: las iniciativas que se emprendieron, los ingenios, los ensayos agr¨ªcolas y la preocupaci¨®n social, las cocinas econ¨®micas. Uno echa un vistazo a sus papeles, ahora a sus enlaces, y descubre un mundo m¨¢s cort¨¦s, menos b¨¢rbaro, con gentes preocupadas por el saber y la mejora material. Hab¨ªa concursos de ciencias y cert¨¢menes literarios. Nada de esto parece interesar hoy a quienes nos gobiernan.
La historia y las Humanidades no sacian el hambre. Toda inversi¨®n es gasto¡ Aunque vivir en la ignorancia resulta car¨ªsimo: la cultura no nos hace necesariamente mejores, pero la incultura no nos ayuda lo m¨¢s m¨ªnimo.
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