La sinfon¨ªa uniformista
El PP reactiva el nacionalismo espa?olista para frenar su ca¨ªda libre en los sondeos electorales
A la ley contra las lenguas catalana y aragonesa en Arag¨®n, la declaraci¨®n de las Cortes valencianas contra la denominaci¨®n Pa¨ªs Valenci¨¤ y los sucesivos pasos para la degradaci¨®n de la oficialidad del catal¨¢n en Baleares le sigui¨® la semana pasada la aprobaci¨®n por el Gobierno de Espa?a de la ley Wert que, entre otras cosas, recorta en beneficio de la lengua castellana el papel de las dem¨¢s lenguas en la ense?anza.
El com¨²n denominador de estas medidas es que han sido aplicadas por el PP en los respectivos ¨¢mbitos parlamentarios y de gobierno. Es decir, que responden a una precisa orientaci¨®n pol¨ªtica y program¨¢tica de la derecha espa?ola. Pero no es la primera vez que en estas tres comunidades se activan al un¨ªsono los mecanismos espec¨ªficos de anticatalanismo que anidan en determinados sectores de cada una de ellas y que cuentan con el apoyo del regionalismo espa?olista en Arag¨®n y Valencia. Se han reactivado tambi¨¦n al mismo tiempo los discursos anticatalanistas de gobiernos regionales como los de Extremadura, Galicia y la regi¨®n de Madrid, todos dirigidos tambi¨¦n por el PP. El resultado es que en los medios de comunicaci¨®n con sede en las respectivas capitales, incluidas las televisiones p¨²blicas, suena en la actualidad una verdadera sinfon¨ªa anticatalanista. Han subido sensiblemente de tono las acusaciones de insolidaridad dirigidas contra Catalu?a habituales en estos medios, adobadas en esta ocasi¨®n en las regiones lim¨ªtrofes con las de imperialismo e incluso de colonialismo.
El azar ha querido que la en¨¦sima cruzada para arrinconar al idioma catal¨¢n coincide con el bronco debate sobre el techo de d¨¦ficit p¨²blico de las comunidades para 2013
No es que sea precisamente una novedad. Est¨¢ en los libros de historia. La melod¨ªa debe de provocar el ¨¦xtasis de Javier Arenas, el vicesecretario general de pol¨ªtica auton¨®mica del PP, un pol¨ªtico comprometido desde hace tiempo con la m¨¢xima de que la ¨²nica lengua obligatoria debe ser la castellana, aunque sea para los funcionarios en las comunidades cuya lengua propia es otra. Arenas es el director de esta orquesta desde el partido y la vicepresidenta S¨¢enz de Santamar¨ªa lo es desde el Gobierno de Espa?a. Como hicieron con tanta eficacia para ellos cuando combat¨ªan el proyecto de Estatuto de Catalu?a de 2006.
El azar ha querido que la en¨¦sima cruzada para arrinconar al idioma catal¨¢n haya coincidido en parte con el bronco debate sobre el techo de d¨¦ficit p¨²blico de las comunidades para 2013. Esto ha provocado la mezcla de argumentos de base financiera y otros estrictamente pol¨ªticos. Todos han gozado de f¨¢cil expansi¨®n porque esta batalla llega despu¨¦s de un a?o de bombardeo contra el nacionalismo catal¨¢n y su principal dirigente en la actualidad, Artur Mas, el malo-mal¨ªsimo que primero tuvo la inaudita osad¨ªa de pretender igualar la financiaci¨®n de la Generalitat con la de Navarra y Euskadi y, al no lograrlo, se propuso nada menos que preguntar en las urnas a los catalanes si quer¨ªan seguir siendo ciudadanos del Estado espa?ol o no.
Hay causas de otro tipo que explican tanto empe?o anticatalanista del PP, en ca¨ªda libre en los sondeos sobre intenci¨®n de voto
El reparto del d¨¦ficit p¨²blico es una de las causas de que la sinfon¨ªa suene a todo volumen, pero tambi¨¦n hay otras. Una es el ya citado designio del ministro Wert de garantizar la hegemon¨ªa social de lengua castellana en Catalu?a. Otro es la creaci¨®n de algo parecido a un cord¨®n sanitario que separe a Catalu?a de sus vecinos eliminando los elementos comunes de tipo cultural-ling¨¹¨ªstico que han persistido durante siglos, negando incluso el nombre de la lengua catalana. Pero hay tambi¨¦n causas de otro tipo que explican tanto empe?o anticatalanista del PP, en ca¨ªda libre en los sondeos sobre intenci¨®n de voto. Una es el grave desprestigio de sus principales gobiernos regionales (Valencia, Galicia, Madrid, Murcia, Baleares), provocado por los numerosos casos de corrupci¨®n y por el rebote en ellos del monumental esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n ilegal del partido. Y otra es la imposibilidad del Gobierno de Mariano Rajoy de articular un relato positivo y cre¨ªble sobre su pol¨ªtica econ¨®mica, la que deb¨ªa sacar a Espa?a de una crisis a la que nadie ve la salida antes de que haya elecciones. Para las primeras, las europeas, falta solo un a?o, luego vendr¨¢n las locales y regionales en 13 comunidades, en mayo de 2015, y medio a?o despu¨¦s, elecciones generales.
Esta es la perspectiva. Ante ella, el PP reactiva un recurso que nunca ha abandonado pero que modula seg¨²n las circunstancias: el de erigirse en baluarte del nacionalismo espa?ol m¨¢s conservador en abierta confrontaci¨®n con el catal¨¢n. El Estatuto de Catalu?a fue la excusa que le permiti¨® activarlo contra Rodr¨ªguez Zapatero. Ahora es el refer¨¦ndum soberanista y el reparto del d¨¦ficit presupuestario entre las comunidades. Y, siempre, la hegemon¨ªa pol¨ªtica de la lengua castellana en la antigua Corona de Arag¨®n.
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