?A qu¨¦ espera el PP?

Era sencillo prever que la digesti¨®n de la marcha de Javier Arenas del PP andaluz iba a ser lenta y pesada. Tras casi dos d¨¦cadas de hiperliderazgo, Arenas hab¨ªa impuesto mensajes y estilos de hacer pol¨ªtica que casi nadie cuestionaba internamente. Para lo bueno y para lo malo, Arenas era el PP andaluz y el PP andaluz era Arenas. As¨ª, sin apenas matices.

Su precipitada salida hace casi un a?o, tras fracasar su intento de dejar como sucesor a Antonio Sanz, ha abierto una etapa extra?a, de poder difuso, a la que no est¨¢ acostumbrada una organizaci¨®n jer¨¢rquica y presidencialista como el PP. Juan Ignacio Zoido, la soluci¨®n de transici¨®n que se pact¨® para sustituir a Arenas, no quiere interpretar el papel que le ha tocado, no le interesa y, lo que es peor, se le nota demasiado. Zoido quiere ser lo que es: alcalde de Sevilla. Y que se sepa, nada m¨¢s.

En este an¨®malo escenario (en el que quien manda no quiere mandar y los que quieren hacerlo est¨¢n a la espera de que llegue su momento) el PP andaluz se ha desvanecido, la estrategia de oposici¨®n se ha hecho imprecisa y las intervenciones de Zoido en las sesiones parlamentarias de control al Gobierno dejan una sensaci¨®n de desconcierto.

El discurso del PP se basa en trazar la imagen de una Andaluc¨ªa en manos de un gobierno radical, que algunos dirigentes ali?an con gracietas (ora el bipartito socialcomunista ora el ch¨¢ndal bolivariano) que solo aplauden los ya convencidos. Pese a las cesiones del PSOE a IU (como la de ayer con el aborto en una iniciativa carente de recorrido), parece dif¨ªcil que cale de forma mayoritaria en la sociedad la idea de que Gri?¨¢n es un peligroso ep¨ªgono de Hugo Ch¨¢vez y Andaluc¨ªa una sucursal de Venezuela. Como caricatura de un d¨ªa entretiene; como l¨ªnea argumental, sonroja.

La consecuencia de esta situaci¨®n es que el PP, a tenor de las encuestas de los ¨²ltimos meses, dejar¨ªa de ser el partido m¨¢s votado en Andaluc¨ªa, hito que logr¨® en las elecciones auton¨®micas de marzo del a?o pasado pero que no le permiti¨® gobernar. Otra derivada es la ansiedad creciente en alcaldes y direcciones provinciales, que consideran que algunos posicionamientos de la c¨²pula regional est¨¢n supeditados a los intereses de una provincia: Sevilla (por ejemplo, el dragado del Guadalquivir).

El PP se podr¨¢ consolar pensando que el descenso en los sondeos est¨¢ relacionado con las medidas del Gobierno de Rajoy y encomendarse a una invisible, de momento, mejora de la econom¨ªa para llegar con opciones de competir en 2016. Pero ser¨ªa un an¨¢lisis incompleto de la realidad. El PP tiene un problema serio de liderazgo, que le ha impedido definir una oposici¨®n n¨ªtida a la coalici¨®n PSOE-IU.

Si no hay sorpresa de ¨²ltima hora es sabido desde hace meses qui¨¦nes son los principales candidatos a dirigir el PP andaluz en los pr¨®ximos a?os: Jos¨¦ Luis Sanz, actual n¨²mero dos; Jos¨¦ Antonio Nieto, alcalde de C¨®rdoba; y Carmen Crespo, delegada del Gobierno, por lo que cuesta m¨¢s entender por qu¨¦ se mantiene la interinidad. Salvo adelanto electoral (imprevisto hoy), las elecciones andaluzas ser¨¢n en 2016, pero por momentos parece que el PP espera a las de 2020.