El veneno prohibido que mat¨® al pastor
Un jurado popular juzga por segunda vez al presunto asesino de un vecino de Maceda que muri¨® tras ingerir veneno prohibido disuelto en vino
Es un polvo amargo, barato y prohibido en toda la Uni¨®n Europea desde septiembre de 2006. La estricnina, conocida desde hace un siglo en las aldeas gallegas como esternina, ha servido para envenenar zorros o perros, en incontables ocasiones como venganza por viejas rencillas. Agatha Christie lo utiliz¨® para matar a la primera v¨ªctima de sus novelas. Una de las dos teor¨ªas que rodean la muerte de Alejandro Magno apuntan a este veneno. Y el 24 de noviembre de 2009 tambi¨¦n mat¨® a Felisindo Gonz¨¢lez, un vecino de Castro de Escuadro, un pueblo de unos veinte vecinos enclavado en las monta?as de Maceda (Ourense). Aquel g¨¦lido d¨ªa de oto?o encontr¨® junto a la puerta de una finca de su propiedad una bolsa con una botella de vino tinto, una cerveza, dos latas de at¨²n y calamares en conserva, y unas mandarinas. Tras dejar a las vacas pastando se lo llev¨® todo y corro¨ªdo por la curiosidad del misterioso vino, decidi¨® servirse un vaso en el almuerzo. El albuminoso tono del l¨ªquido hizo sospechar a su esposa. ¡°Parece agua de casta?as¡± dijo extra?ada. Pero el hombre omiti¨® la advertencia que pudo haberle salvado la vida.
Con el amargo sabor del primer y ¨²nico trago que recorri¨® la boca de Felisindo, se prendi¨® la mecha de una dolorosa muerte que galop¨® hasta sus pulmones desde las piernas. Los quince minutos que emple¨® a terminar de comer sirvieron para que el veneno debilitase fugazmente su sistema nervioso, paraliz¨¢ndolo hasta la extenuaci¨®n en pleno pasillo, donde cay¨® rendido al cabo de una hora. Todav¨ªa consciente advirti¨® a su esposa: ¡°saca el vino de la nevera que tiene veneno¡±. La autopsia revel¨® que el peque?o trago fue suficiente para infestar su sangre con una dosis que triplica la cantidad t¨®xica. Entonces comenz¨® una pormenorizada investigaci¨®n de la Guardia Civil y expertos en toxicolog¨ªa que emple¨® medio millar de folios para apuntar a Jos¨¦ Luis Lamelas, vecino y exsocio del fallecido, como ¨²nico sospechoso. Los investigadores, la fiscal¨ªa y la acusaci¨®n aseguran que maquin¨® un perverso plan para matar a Felisindo sin dejar rastro alguno.
El acusado explica insistentemente que su intenci¨®n era matar al jabal¨ª untando pan con el vino envenenado. De camino a una finca de su madre par¨® a recoger setas y el fat¨ªdico olvido de la bolsa acab¨® provocando la muerte de Felisindo dos d¨ªas despu¨¦s, cuando encontr¨® el vino, la cerveza, las conservas y las mandarinas junto a un muro de su campo. Los testigos que han participado en el juicio, buena parte de ellos familiares del fallecido, revelaron que exist¨ªa una enemistad manifiesta entre ambos, originada cuando compartieron una explotaci¨®n agr¨ªcola. Las familias incluso vivieron bajo el mismo techo durante nueve a?os hasta que la relaci¨®n laboral termin¨®. Y precisamente ese enfrentamiento, ese odio mutuo reflejado en numerosas denuncias cruzadas, es la causa m¨¢s solida que agita la acusaci¨®n para inculpar al hombre. ¡°Toda su actuaci¨®n estuvo encaminada por y para acabar con su vida¡± relata el abogado de la familia. ¡°No dise?¨¦ plan alguno para acabar con la vida de nadie¡±, declara el hombre. La viuda, los hijos y algunos vecinos desvelaron amenazas de muerte previas a los hechos juzgados.
Jos¨¦ Luis se encontr¨® con cuatro cazadores cuando se dispon¨ªa, seg¨²n su relato, a envenenar jabal¨ªs. Entre ellos, casualmente, estaba un pariente suyo y el hermano de la v¨ªctima, que d¨ªas despu¨¦s guio a un guardia civil hasta la finca en la que no apreci¨® nada extra?o. La pr¨¢ctica totalidad de los testimonios han acorralado al acusado, sin embargo las pruebas son menos s¨®lidas. El informe de trazabilidad realizado por los investigadores revela que la lata de cerveza encontrada en la bolsa fue vendida en el bar situado bajo el domicilio del acusado, pero las conservas y las mandarinas fueron distribuidas en numerosas localidades. Durante el registro de la vivienda del presunto asesino se encontraron dos botes rotulados con la palabra estricnina, pero el an¨¢lisis del vino solo hall¨® ¡°coincidencias arom¨¢ticas¡± con una bodega portuguesa. Las supuestas setas que interrumpieron su camino ¡°muy raramente aparecen en ese tipo de boque¡± seg¨²n un bi¨®logo. La se?al emitida por su tel¨¦fono m¨®vil s¨ª lo sit¨²a en la zona de los hechos ese d¨ªa. Pero ¨¦l mismo reconoce que estaba all¨ª, porque es su pueblo y quer¨ªa matar jabal¨ªs.
El uso de este veneno de retorcido nombre, al que se accede en el mercado negro a trav¨¦s de mafias, ha extra?ado incluso a los expertos. Los toxic¨®logos revelaron que era la primera vez que analizaban una muerte por estricnina en humanos: ¡°el agrio sabor y su dif¨ªcil disoluci¨®n en cualquier l¨ªquido alertan de su presencia casi inmediatamente¡±. Fueron extremadamente contundentes al certificar que se encuentra entre los diez m¨¢s potentes. Las pruebas periciales concluyeron con la declaraci¨®n de un prestigioso psiquiatra que garantiz¨® que el acusado sufre un ¡°trastorno paranoide de la personalidad y charquitos de memoria, no lagunas" derivados de un tratamiento contra el c¨¢ncer. Con sus explicaciones intent¨® demostrar que ¡°no tiene la capacidad de an¨¢lisis y s¨ªntesis suficiente para elaborar un plan de asesinato como este¡±. Tras el juicio, la fiscal¨ªa insiste en que ¡°asesin¨® de forma cruel y maquin¨® una estrategia para que no le pudiesen acusar¡±. La acusaci¨®n incluso asegura que tras la muerte de Felisindo, los vecinos de esta aldea apostada entre abruptos bosques de la sierra de San Mamede, sent¨ªan un miedo tan intenso que dejaron de beber agua de la tra¨ªda por si Jos¨¦ Luis decid¨ªa envenenarla. Mientras, la defensa insiste en que no existe una sola prueba de cargo ¡°lo suficientemente consistente para declararle culpable de asesinato¡±.
La muerte de Felisindo se ha convertido en un deja vu para las familias, que esta semana ha soportado detalles periciales escabrosos que buscan esclarecer si el encontronazo con el vino envenenado fue un plan asesino o un terrible descuido. En 2012, otro tribunal diferente acord¨® declarar a Jos¨¦ Luis Lamelas autor del crimen mediante un veredicto que fue ratificado por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Lo condenaron a 17 a?os de prisi¨®n y le impusieron una orden de alejamiento. Sin embargo, el Tribunal Supremo anul¨® la condena tras invalidar la supuesta confesi¨®n realizada por acusado a un guardia civil y que fue utilizada como prueba sin las obligadas garant¨ªas procesales. El hombre lleva cinco meses fuera de la c¨¢rcel, en donde permanec¨ªa desde octubre de 2010. Saborear de nuevo la libertad depende ahora de los nueve miembros del jurado popular que dictaminar¨¢ un segundo veredicto en las pr¨®ximas horas.
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