Primavera contempor¨¢nea

Bajo la nueva superestructura denominada Culturarts, que ha puesto en vilo a los trabajadores de diversas instituciones culturales (no se sabe qui¨¦n se queda y qui¨¦n se va, qu¨¦ va a cambiar y qu¨¦ va a permanecer, etc), comenz¨® el mi¨¦rcoles la 35 (?felicidades!) edici¨®n de Ensems. El festival trae a Valencia, cada primavera, el eco de lo que anda coci¨¦ndose ¨Cy de lo que se ha cocido- en la creaci¨®n sonora contempor¨¢nea.

Este a?o se est¨¢ desarrollando del 29 de mayo al 2 de junio, y ha abandonado el teatro Talia para reubicarse en los distintos espacios del Centre del Carme, adem¨¢s del siempre acogedor Instituto Franc¨¦s y el Conservatorio de M¨²sica. El Grup Instrumental de Valencia, bajo la direcci¨®n de Joan Cerver¨®, y el Institut Valenci¨¤ de la M¨²sica, con Inmaculada Tom¨¢s al frente, siguen estando en la base de su organizaci¨®n. Tambi¨¦n contin¨²a la costumbre de trazar un eje tem¨¢tico para cada edici¨®n. Esta vez ha sido ¡°la idea del norte¡±, que enfocar¨¢ las aportaciones musicales y la influencia que ¡°el norte¡± (no s¨®lo geogr¨¢fico, sino tambi¨¦n como alegor¨ªa de la soledad o de la resistencia) ha supuesto en el imaginario colectivo. Todo ello, trufado de ejemplos cinematogr¨¢ficos, se puso en valor a lo largo de la presentaci¨®n del festival que Jes¨²s Rueda hizo en el Aula Capitular.

Tambi¨¦n fue de Jes¨²s Rueda, Premio Nacional de M¨²sica en 2004, la primera obra interpretada el mi¨¦rcoles: Duraton Oaks, de 1997, cuyo t¨ªtulo hace un gui?o al Dumbarton Oaks (1938) de Stravinski, y que tambi¨¦n recuerda al ruso en la coherencia del discurso. Vino luego Blind Lemon para sinfonietta, un estreno absoluto encargado al compositor dan¨¦s Lars Graugaard. La abundancia de sonoridades graves, los ostinati inquietantes que sosten¨ªan ¡°helados¡± arm¨®nicos en pianissimo, o el agreste tratamiento alla chitarra de las cuerdas fueron, m¨¢s que una referencia al ¡°Norte¡±, una estremecedora descripci¨®n de lo desconocido. El Llanto por una ausencia (1980), de Ram¨®n Ramos, fallecido en 2012, oscil¨® sabiamente del gemido al grito en la voz de Jorge Franco, secundada por el tromb¨®n de Salvador Tarras¨®. Siempre, claro, con el Grup Instrumental en la base. Que tambi¨¦n ciment¨®, junto a la batucada del CSMC, Borderline (2012), de Ricardo Llorca, donde todos los int¨¦rpretes galoparon en esa tan deseada como dif¨ªcil s¨ªntesis entre lo popular y lo culto.