Barricada, trinchera, cementerio
Inaugurado en el camposanto de Montju?c un monumento a los brigadistas italianos Guido Picelli y Antonio Cieri.Emocionado ¡®Bella ciao¡¯ entre las tumbas
¡°Guerra al pueblo no hacemos como ellos¡±. La estrofa del himno de marcha de las Brigadas Internacionales son¨® alta y clara, llenando de emoci¨®n el silencioso mediod¨ªa del cementerio y espantando a las gaviotas. Rodeados de tumbas, pisando las hojas de eucalipto secas que parec¨ªan vainas de ametralladora, algunos miramos hacia el puerto, all¨¢ abajo, y oteamos el cielo de un azul impoluto que se espejeaba en el ancho mar dormido. Por ah¨ª llegaban durante la Guerra Civil los aparatos de la Aviazione Legionaria Italiana que bombardearon salvajemente la ciudad de Barcelona y a cuyos pilotos supervivientes se les ha colgado ahora del cuello un esperanzado ¡°Se busca¡±...
Ayer era precisamente el d¨ªa de los otros italianos, los que se enfrentaron al fascismo en su propia casa y en Espa?a (¡°la patria no la hemos a¨²n perdido/ nuestra patria est¨¢ hoy ante Madrid¡±). Se inauguraba en el camposanto de Montju?c un monumento en memoria de los brigadistas italianos muertos en la guerra espa?ola y dedicado concretamente a dos de ellos, Guido Picelli y Antonio Cieri. Ambos lucharon contra los fascistas en Italia ¡ªcodo a codo en las barricadas de Parma¡ª y cayeron luego en combate en las trincheras de Espa?a. Picelli el 15 de enero de 1937 en el Alto del mal nombre (!), mientras atacaba al mando de la Brigada Garibaldi el Cerro de san Crist¨®bal en el frente de Mirabueno, junto a Guadalajara. El anarquista Cieri, miembro de la Secci¨®n Italiana de la Columna Ascaso de CNT-FAI, el 7 de abril del mismo a?o, liderando la escuadra denominada ¡°los bomberos¡± ¡ªespecializada en encabezar los asaltos¡ª en un ataque por sorpresa al emplazamiento enemigo de Carrascal de Huesca.
Las hojas de eucalipto secas parec¨ªan vainas de ametralladora
La ceremonia del cementerio, en el Jard¨ª de la Mediterr¨¤nia, cont¨® con la asistencia de un centenar de personas ¡ªentre ellas un buen n¨²mero de italianos¡ª, que se acomodaron en unas sillas dispuestas al efecto y entre las tumbas, con algunas banderas (republicanas, catalanas y de asociaciones y sindicatos italianos) y mucho entusiasmo. Fue un acto, presentado por Guido Ramellini, de la Asociaci¨®n AltraItalia ¡ªque tuvo un recuerdo para Franca Rame¡ª, cargado de sentimiento. Los oradores, Marco Puppini, presidente de la Associazione Italiana Combattenti Volontari Antifascisti di Spagna (AICVAS), Carles Vallejo, presidente del Memorial de los Trabajadores de SEAT y Jordi Palou-Loverdos, director del Memorial Democr¨¢tico de la Generalitat, recalcaron el compromiso democr¨¢tico y antifascista de los homenajeados. ¡°No ped¨ªan nada, solo un puesto en la lucha¡±, se dijo mientras brotaban unos espont¨¢neos ¡°?Viva los h¨¦roes de las Brigadas Internacionales!¡±.
El monumento iba a ser una placa, como la que le colocaron el pasado 30 de mayo a Picelli en Mirabueno, pero finalmente, gracias a la implicaci¨®n de varias instituciones, lo que se inaugur¨® ayer fue una obra de la escultura Anna Mar¨ªn G¨¢lvez consistente en unas l¨¢pidas de alabastro transl¨²cido y unas piedras de granito que sugieren las barricadas de Parma. Estaban cubiertas por banderas que unos ni?os retiraron y luego los asistentes, con alg¨²n pu?o en alto, depositaron junto al monumento claveles rojos. La inscripci¨®n, en italiano y catal¨¢n, reza: ¡°De las barricadas de Parma de 1922 a las trincheras de la Espa?a republicana de 1937 (...) Su lucha por la libertad tambi¨¦n es la nuestra¡±.
El momento m¨¢s hermoso del acto fue el recital de canciones antifascistas del colectivo Brossa. Acompa?ada por viol¨ªn y acorde¨®n, la cantante Marta Valero, interpret¨® ?Ay Carmela!, Los cuatro muleros, la Internacional, el himno de las brigadas., y sobre todo un sentid¨ªsimo Bella ciao coreado en pie por los asistentes.
El acto recordaba a los otros italianos , los que combatieron el fascismo
Las biograf¨ªas de Picelli (del que hay incluso una pel¨ªcula) y Cieri est¨¢n llenas de paralelismos y representan las de muchos otros combatientes antifascistas de su pa¨ªs y de toda Europa. Picelli, reivindicado luego por los partisanos, es uno de los grandes nombres de esa lucha. Condecorado en la I Guerra Mundial, fue diputado con el Partido Socialista Italiano (PSI), fund¨® en Parma, su ciudad, los Arditi del Popolo (terror de las fasces) y lider¨®, con Cieri a sus ¨®rdenes, el frente ¨²nico antifascista que en agosto de 1922 durante los cinco d¨ªas de la denominada Batalla de Parma defendi¨® victoriosamente la poblaci¨®n contra millares de fascistas mandados por Italo Balbo (ese gran aviador) tras haber sustituido Musolini a Farinacci por su incompetencia. En la lucha se levantaron las c¨¦lebres barricadas populares de Parma y es c¨¦lebre la an¨¦cdota del cura que, tras intercambiar sarcasmos con el anarquista, ayud¨® a Cieri a sumar los bancos de su iglesia al parapeto, aunque no el confesionario, aduciendo: ¡°Si vais a matar fascistas y romper el quinto mandamiento lo necesitaremos¡±. Picelli fue objeto de varios intentos de asesinato por los mussolinianos. Finalmente huy¨® de Italia en 1932 para tras muchas vicisitudes sumarse al Battaglione Garibaldi. Cieri, oficial condecorado en la I Guerra Mundial, fue miembro activo del movimiento anarquista en su Ancona natal donde trabajaba en los forrocarriles. Exiliado en 1923 march¨® a Espa?a y fue uno de los fundadores de la Columna Italiana. Generalmente achacada a las balas fascistas, la muerte de los dos combatientes ha sido tambi¨¦n atribuida a los estalinistas, que les habr¨ªan disparado por la espalda desde sus filas.
Ayer dejaron ambos, Picelli y Cieri, bajo el mismo cielo que surcaron sus compatriotas del otro bando para aterrorizar Barcelona, memoria de las que quedan: hecha de piedra y de recuerdo agradecido. De valor y de canciones, que contin¨²an resonando, muy vivas, entre los muertos. ¡°Pa¨ªs lejano nos ha visto nacer...¡±.
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