Solidarios contra el hambre
Decenas de organizaciones tapan con voluntarismo el agujereado sistema de protecci¨®n social
La pobreza toca cada vez m¨¢s de cerca a los valencianos. La penuria ha crecido un 18% desde que estall¨® la crisis, el doble que la media espa?ola. El paro de larga duraci¨®n aumenta, la p¨¦rdida de renta se agudiza, los asideros familiares se desgastan y los apoyos p¨²blicos menguan. Como s¨ªmbolo, Fundar, fundaci¨®n de solidaridad y voluntariado sostenida por la Generalitat y Bancaja, ha cerrado esta semana sus puertas por las pol¨ªticas de austeridad.
Al tiempo que la red de protecci¨®n p¨²blica se encoge por los recortes, entidades como C¨¢ritas, Cruz Roja, Casa Caridad, Banco de Alimentos, M¨¦dicos del Mundo y otras m¨¢s menos institucionales como Amigos de la Calle, el Macarr¨®n Solidario, Alimenta o la Fundaci¨®n Novaterra ponen rostro a la solidaridad ciudadana. ¡°Para nosotros no es una buena noticia atender cada a?o a m¨¢s personas. Es una muestra de que el Gobierno, la comunidad aut¨®noma y los Ayuntamientos no est¨¢n cumpliendo su funci¨®n¡±, admiti¨® el jueves pasado Concepci¨®n Guill¨¦n, directora de C¨¢ritas Diocesana de Valencia.
Asociaciones
Casa Caridad. Realiz¨® un total de 375.437 actuaciones con personas en situaci¨®n o riesgo de exclusi¨®n. Cuenta con 3.004 socios y reparti¨® 316.438 raciones de comida en 2011.
Cruz Roja. En 2012 Distribuy¨® unas 3,5 millones de toneladas de productos en la Comunidad Valenciana.
C¨¢ritas. Un total de 101.775 personas, (el 3,6% de la poblaci¨®n de la Di¨®cesis de Valencia) fueron beneficiarias de su acci¨®n en 2012. Se han incrementado respecto a 2011 un 9% y un 170% desde el comienzo de la crisis, en 2007.
Amigos de la Calle. Asociaci¨®n sin fines lucrativos creada en 2007. Cuenta con 70 socios de varias nacionalidades y reparten cada domingo comida entre los sin techo de Valencia. Se han extendido tambi¨¦n a Gandia.
Alimenta. Creada en 2009 comercializa en Valencia un men¨² a dos euros. Una parte del precio se destina a comidas gratuitas que se distribuyen a trav¨¦s de parroquias o ONG.
La crisis est¨¢ golpeando fuerte a las clases medias y trabajadoras. Los inmigrantes, sobre todo los irregulares, siguen siendo los m¨¢s afectados pero los espa?oles atendidos por las organizaciones solidarias se acercan ya al 50%. La necesidad se ceba en mujeres y ni?os.
Unas 200.000 personas ejercen de voluntarios en ONG, asociaciones y otros colectivos, seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales. Consuelo Fabi¨¢n, encargada del economato de C¨¢ritas en Mislata, es uno de esos rostros. Con dos d¨¦cadas de experiencia, Consuelo describe la transformaci¨®n a pie de calle: ¡°Siempre ha habido pobreza cr¨®nica pero desde 2010 empezaron a venir familias a las que ve¨ªamos bien. No entend¨ªamos qu¨¦ estaba pasando¡±. Unas 290 familias acuden cada mes a comprar alimentos y productos de higiene un 60% m¨¢s barato al economato de la parroquia. Ellos pagan una parte y la diferencia la cubre C¨¢ritas con donaciones y cuotas de los socios colaboradores.
¡°El perfil ha cambiado; antes un 90% eran inmigrantes y el resto espa?oles; ahora estos porcentajes se est¨¢n invirtiendo¡±, dice. Son familias normales, a las que se les ha embargado todo. Cada vez hay m¨¢s hombres y mujeres solos, que ves como se desesperanzan y se abandonan poco a poco.
Para evitar las colas en la calle, C¨¢ritas usa un patio interior donde los compradores esperan su turno. ¡°Aqu¨ª te puedes encontrar a tus vecinos¡±, a?ade gr¨¢ficamente. Los espa?oles no acuden a estos lugares hasta que se ven con el agua al cuello y algunos sienten tanta verg¨¹enza que es la organizaci¨®n la que va a sus casas.
¡°Los martes tenemos acogida [un espacio de apoyo psicol¨®gico a las familias] y muchos d¨ªas vuelves a casa con un nudo en el est¨®mago porque escuchas y sabes que no puedes hacer m¨¢s. Llego como si hubiera picado piedra todo el d¨ªa¡±, explica Consuelo. Intentan quitarle hierro a los casos y hacen de tripas coraz¨®n pero reconoce que algunos de los que se acercan con intenci¨®n de ayudar salen espantados cuando ven la cruda realidad. La gente est¨¢ m¨¢s sensibilizada, reconoce Consuelo, porque ¡°?qui¨¦n no tiene un parado en la familia?¡±.
La asociaci¨®n Alimenta vende en un bajo a unos metros de la avenida del Puerto de Valencia men¨²s a dos euros, que incluyen un plato principal, pan y una pieza de fruta. De la venta, abierta a todo el p¨²blico, queda un beneficio residual que se emplea en men¨²s solidarios que se reparten en las parroquias, M¨¦dicos del Mundo y otros. La comida la cocina una empresa de catering que la asociaci¨®n ben¨¦fica distribuye luego. Despachan entre 150 y 200 men¨²s a diario y reparten unas 50 raciones gratuitas, calcula el presidente de la asociaci¨®n, Vicente Valiente, un exempresario inmobiliario que tras recuperarse de su primer infarto cre¨® hace cuatro a?os una asociaci¨®n que ha repartido unas 30.000 comidas gratuitas.
La penuria ha crecido un 18% desde que estall¨® la crisis
Manuel y Paula ponen tambi¨¦n cara a la solidaridad ciudadana. Comenzaron hace cinco a?os repartiendo platos de pasta entre los sin techo del barrio y hoy reparten unas 140 raciones de macarrones con tomate los domingos a mediod¨ªa en la calle de Gregorio Gea, a un paso del edificio oficial del PROP. Cuenta Manuel que pasaron los seis primeros meses solos distribuyendo un plato de caliente a parados, mayores, inmigrantes y personas sin recursos y ahora es conocido como el Macarr¨®n Solidario, una de las iniciativas m¨¢s populares de la capital. ¡°Nuestro tope es nuestra olla¡±, explica la pareja en Facebook. A ellos se unen cada salida entre ocho y 10 voluntarios ¡ªmacarronianos, los llaman¡ª.
Amigos de la Calle tiene callo en eso de asistir a los sin techo de Valencia. Carmen y Pamela, dos de las inspiradoras de esta asociaci¨®n, cuentan que empezaron a salir en 2007 cuando nadie se imaginaba el tsunami social que lleg¨® despu¨¦s. Cada domingo se concentran a las ocho de la tarde en la calle peatonal que separa el Jard¨ª Bot¨¤nic de la sede del PP en la capital y reparten all¨ª y en diferentes rutas cerca de 300 bocadillos, caldos, caf¨¦s, ropa y mantas. Es el momento de conversar con ellos, interesarse en c¨®mo les va, si han encontrado un trabajo o si viajan a otro lugar. ¡°La gente que acaba en la calle se vuelve invisible, transparente para el resto¡±, cuenta Carmen. La asociaci¨®n no recibe ayuda oficial, se financia con fondos de los socios y donaciones de particulares.
Los inmigrantes siguen siendo los m¨¢s afectados, pero no los ¨²nicos
Remedios Morales, licenciada en psicolog¨ªa, es voluntaria de Novaterra, una fundaci¨®n que no reparte alimentos sino curr¨ªculos de la gente a la que apoya. Les ense?a a hacerlos y a buscar activamente empleo. ¡°La gente viene mal y por eso tratamos de darles formaci¨®n, cari?o y, si hace falta, terapia¡±, afirma. ?ngeles L., de 55 a?os, ten¨ªa una tienda de alimentaci¨®n en Alicante que cerr¨® por el acoso al que se vio sometida por los establecimientos de la competencia. Ahora est¨¢ en un albergue pero ha dormido meses en la calle. Su marido se fue y su hijo est¨¢ bajo la tutela de la Junta de Extremadura. ¡°Todos los d¨ªas estoy echando curr¨ªculos¡±, dice
Los espa?oles no acuden hasta que no se ven con el agua al cuello
Juan Carlos, de Cruz Roja Espa?ola, est¨¢ especializado en los asentamientos que, confiesa, son cada vez m¨¢s numerosos, sobre todo en las grandes ciudades. ¡°En el d¨ªa a d¨ªa se nota. A cada salida detectas m¨¢s¡±, reconoce. Son en su mayor¨ªa inmigrantes comunitarios que se refugian en infraviviendas, ya sean chabolas o casas rurales abandonadas. Vienen en busca de trabajo y mejores condiciones de vida y se desencantan cuando ven que aqu¨ª tampoco lo hay. Crece la presencia de excluidos en la calle. Se dedican a la mendicidad, a la recogida de papel, cart¨®n y chatarra y el poco dinero que sacan, cuenta el t¨¦cnico de Cruz Roja, es para comer. Atiende a 120 personas directas e indirectas a 225. La organizaci¨®n valora cada caso, escolariza a los menores, les proporciona ayudas b¨¢sicas y contactos con centros que disponen de itinerarios formativos y laborales como el Centro de Atenci¨®n Social a Personas Sin Techo (CAST) del Ayuntamiento de Valencia.
Hay unos 200.000 voluntarios prestando ayuda a los necesitados
Inmaculada Soriano, directora del CAST, precisa que el centro se ocupa exclusivamente de personas sin techo, al borde de la exclusi¨®n. ¡°La gente que vive en la calle tiene muchos problemas y la falta de dinero es uno de ellos pero no el ¨²nico¡±, aclara. Detr¨¢s est¨¢n las adicciones, las enfermedades mentales o ambas cosas. Este centro es una puerta de entrada para acceder a manutenci¨®n, albergues, atenci¨®n sanitaria y otros recursos de inserci¨®n que o bien presta el CAST o entidades como C¨¢ritas, Cruz Roja, Casa Caridad, San Juan de Dios o el Hogar Social Juvenil. ¡°La pobreza es sobrevenida pero la exclusi¨®n social es un camino largo¡±, diferencia Soriano. Los sin techo tutelados por el centro se mantiene sin grandes sobresaltos desde 2008 y ronda el centenar de personas, aunque al a?o atienden un millar de visitas. Del aumento de acciones solidarias espont¨¢neas, solo aconsejan que se canalicen bien, a trav¨¦s de ONG o asociaciones profesionalizadas.
Los caf¨¦s solidarios
Sonia Cifre es una empleada del bar Teresa, ubicado justo al lado de la entrada de la estaci¨®n de autobuses de Valencia. Ella tambi¨¦n participa con un gesto solidario a pasar los tiempos de penuria. Se ha unido a la iniciativa de ¨¢mbito nacional denominada caf¨¦s pendientes. Un cliente se toma su caf¨¦ con leche y a la hora de pagar abona el suyo y otro, que queda pendiente para que se lo tome otra persona con necesidad. ¡°Hab¨ªa gente que me ped¨ªa un vasito de leche, por favor, y cuando un amigo del Kaf caf¨¦ de Benimaclet me coment¨® la iniciativa, pens¨¦ que era una buena idea¡±, comenta Sonia, detr¨¢s de un cartel blanco en la que unos adhesivos dan a entender que hay caf¨¦s pendientes en la cuenta. Cuando se consume uno, se tacha.
La iniciativa a¨²n no se conoce muy bien, pero la gente est¨¢ respondiendo, sobre todo los m¨¢s j¨®venes. De hecho, se est¨¢ extendido principalmente por las redes sociales. La acci¨®n solidaria surgi¨® en N¨¢poles y se ha extendido por varios pa¨ªses con el prop¨®sito de ofrecer al menos una bebida caliente. En Valencia, se est¨¢ sumando cada vez m¨¢s locales. Adem¨¢s del Bar Teresa y el Kaf Caf¨¦ se acaban de adherido diez establecimientos de la franquicia BarrioBar y en total, hay unos 34 en la ciudad y su ¨¢rea metropolitana (toda la informaci¨®n, que se va actualizando, se puede encontrar en cafependientes.es).
¡°Alguna persona mayor¡±, prosigue Sonia, ¡°se ha interesado por el cartel de caf¨¦s pendientes y cuando le he explicado el motivo, me ha dicho: pues estoy yo para ir regalando caf¨¦s con leche¡±. Ella conoce la mayor¨ªa de aparcacoches de los alrededores que suelen entrar en su establecimiento. Los subsaharianos, como el senegal¨¦s Diara Tidian, que lleva siete a?os en Valencia son los principales beneficiarios de este peque?o gesto solidario.
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