Rihanna, la estrella del supermercado
La cantante de Barbados ofreci¨® en el Sant Jordi un imparable espect¨¢culo de est¨¦tica mutable
Como la buena botica Rihanna ofrece de todo. Nacida para apabullar, la diva de Barbados ejerce de todo terreno cuyos reglajes se adaptan al firme por el que transita. Atleta de la mimetizaci¨®n y princesa de la pirueta, es la reina del gusto popular, al cual presta cuerpo donde proyectar ansias y expectativas. Rihanna es una m¨¢quina de ganar. As¨ª aplast¨® al Palau Sant Jordi con un espect¨¢culo que sublim¨® la gran caracter¨ªstica de esta estrella: ser una quilla trasmutada en diva urbana. Si su hiperactividad no la agota y extrav¨ªa, lo tiene todo para desbancar a sus competidoras.
Argumentos tras el impacto de Diamond tour en retinas y t¨ªmpanos. Escenario: limpio, ense?ando m¨²sicos bien a las claras como para definir intenci¨®n, multitud de pantallas m¨®viles e iluminaci¨®n estudiada. Pero, t¨®mese nota, todo el grandioso despliegue s¨®lo reforz¨® la estampa de Rihanna, jam¨¢s empeque?ecida pese a que ni se mueve ni baila con elegancia ni es un prodigio de clase. Vestuario: cambios constantes, -por cierto ¨²nicos momentos de remanso en el ritmo del espect¨¢culo-, para lucir prendas que iban de la seda negra a lo m¨¢s casual, -camiseta y botas blancas-, hasta un vestido rojo de noche ¨Cvientre al aire, falda abierta- que har¨ªa las delicias de la Juani de Bigas Luna. Actitud: hora y veinte de retraso: ?y qu¨¦?, ?acaso no merezco la pena?
Todo ello tom¨® forma en el repertorio, arma letal de Rihanna. No es una diva del rhythm and blues, pero se puso satinada, Hate that I love you; no es una reina del eurodance, pero el tramo final fue de tinto de verano, We found love; no falt¨® reggae y dancehall,?Man down; rock?Rockstar 101, ni baladismo pop,?Stay. Todo servido en justas dosis, agrupado en bloques tem¨¢ticos separados por los cambios de vestuario, puntuado con muestras de sensualidad obvia y una aplastante seguridad en s¨ª misma. Sonido atronador. Un hipermercado de la m¨²sica popular con producto para todos los gustos. Y lo atiende una chica guapa pero no espectacular, una belleza asequible y casual. Cualquiera puede ser ella, en ella hay algo de casi todos. Porque Rihanna es la cajera.
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