La serena madurez de Los Secretos
Los Secretos tienen tanto callo que hasta La Riviera no sonaba mal del todo
Cualquier aficionado al pop espa?ol no solo conoce de sobra a Los Secretos, sino que podr¨ªa enumerar sin titubeo cuatro o cinco de sus t¨ªtulos m¨¢s emblem¨¢ticos. En realidad, se estar¨ªa quedando muy corto. A lo largo de estos m¨¢s de 30 a?os de existencia honesta, coherente y azarosa, la formaci¨®n madrile?a nunca se ha caracterizado por el estruendo ni la altaner¨ªa, pero s¨ª por diseminar una n¨®mina de composiciones imborrables que ronda ya las dos docenas. Por eso, su concierto de anoche en la Riviera se plante¨® como una fiesta inevitablemente extensa (imposible bajar de las dos horas) y, si acaso, un tanto predecible: los ¨¦xitos m¨¢s o menos obligatorios son tantos que el margen para la sorpresa resulta exiguo.
Desde que Enrique Urquijo se nos fue (y de eso, cielo santo, han transcurrido casi 14 oto?os), el tr¨ªo que comanda su hermano ?lvaro ha aminorado la carga de congoja, porque el car¨¢cter de cada cual es intransferible, pero se comporta con elegancia impoluta sobre las tablas. El menor de los Urquijo es poco proclive a solemnidades o elocuencias y se limita a anotar alguna dedicatoria o confesi¨®n, como que la soberbia Pero a tu lado, saludada con el primer gran karaoke colectivo de la noche, es su t¨ªtulo favorito de toda la discograf¨ªa. Pero la eficacia del cantante, sus dos viejos camaradas (Jes¨²s Redondo y la exquisita guitarra de Ram¨®n Arroyo, ese dandi casi siempre imperturbable) y los otros dos m¨²sicos que completan la alineaci¨®n en directo ofrece pocas dudas.
Los Secretos tienen tanto callo que hasta La Riviera no sonaba mal del todo. Y ayer solo dejaron abierto el debate de su escaso apego por el cancionero posterior a la p¨¦rdida de Enrique: modesto de por s¨ª (solo tres discos de estudio entre un marasmo de recopilatorios y entregas en directo, ac¨²sticas u orquestales) y timid¨ªsimo, una vez m¨¢s, en el repertorio. Si es por falta de confianza en ¨¦l o por conservadurismo tendr¨¢n que calibrarlo los interesados.
En este mundo raro, el tema que titula el muy correcto ¨²ltimo ¨¢lbum, es un irreprochable ejemplo de ese country-rock a la californiana que la banda siempre ha cultivado con buen tino. Cosa distinta es compartir su tesis argumental, seg¨²n la cual "la ignorancia es a veces hermosa"; en todo caso, puede ayudar a vivir en la inopia y ahorrarnos desazones de otro modo insalvables. Hay, en general, atisbos de positivismo en estos Secretos que transitan por su cuarta d¨¦cada: la inaugural Buena chica suena m¨¢s el¨¦ctrica y chisporroteante que nunca, con el bonito contrapunto de las im¨¢genes hist¨®ricas en la pantalla gigante; la fant¨¢stica No me imagino se intuye m¨¢s esperanzada que derrotista, como si la inevitabilidad de la p¨¦rdida conllevara la posibilidad de la reconciliaci¨®n, e incluso la facci¨®n mexicana (Ag¨¢rrate a m¨ª Mar¨ªa, La calle del olvido, Ojos de gata) amortigua algo el acento dram¨¢tico de las rancheras.
La ¨²nica sorpresa monumental la proporcion¨® Tu tristeza, un tema del ¨²ltimo disco de Enrique Urquijo y Los Problemas que Los Secretos rescataron anoche para complacer a un seguidor que, por lo que explicaba ?lvaro, les ha acompa?ado en un centenar largo de conciertos. Todo lo dem¨¢s no hizo sino certificar la solvencia de un grupo que, con su serena madurez, a¨²n puede contar historias a pie de carretera.
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