Beni-Qassim
Bueno es recordar que existen formas correctas de hacer las cosas sin necesidad de salir de los l¨ªmites de nuestro maltrecho territorio
En 1234, cuando Jaume I puso fin al asedio del castillo de Montorn¨¦s, arrebatando a los ¨¢rabes el feudo que se extend¨ªa a sus faldas, nadie pod¨ªa prever (excepto quiz¨¢ el FMI) que nueve siglos m¨¢s tarde, estar¨ªamos sufriendo los devastadores efectos de una burbuja inmobiliaria en toda regla. Ni siquiera la hubi¨¦ramos previsto en 1887, cuando, seg¨²n relatan las cr¨®nicas del lugar, se construy¨® la primera de las villas con solo ¡°una parte de las 15.000 pesetas que la esposa del ingeniero ferroviario Joaqu¨ªn Coloma aport¨® como dote al matrimonio¡±, dando origen entonces a lo que durante mucho tiempo fue conocido como el ¡°Biarritz de Levante¡±.
Como en tantos otros lugares de la Comunidad Valenciana, los pobladores ¨¢rabes, que se consideraban a s¨ª mismos hijos de Al¨¢ en sus diferentes versiones, bautizaron el lugar como Beni-Qassim, del cual deriva su nombre actual.
Pero en fin, a lo que voy. Escojo Benic¨¤ssim, como podr¨ªa escoger Benidorm, cada uno con su propio estilo, porque en un tiempo en el que todo el mundo conf¨ªa en que el turismo pueda ayudarnos a salvar el enorme precipicio erigido por esta maldita crisis que no parece tener fin, bueno es recordar que existen formas correctas de hacer las cosas sin necesidad de salir de los l¨ªmites de nuestro maltrecho territorio. Ambos municipios (tambi¨¦n el Benidorm pre-Terra M¨ªtica) son el ejemplo vivo de c¨®mo se pueden crear productos tur¨ªsticos s¨®lidos y suficientemente diferenciados, sin necesidad de grandes reclamos artificiales creados a golpe de talonario p¨²blico, como se han intentado en otros lugares sin mucha fortuna.
La clave del ¨¦xito reside en ambos casos en algo tan simple, y tan poco frecuente por estas tierras, como la atenci¨®n al destino, es decir a las condiciones de confort y habitabilidad del territorio en el que nuestros visitantes pasan su periodo vacacional. Porque por mucho que algunos nos quieran convencer de que el ¨¦xito tur¨ªstico guarda relaci¨®n directa con el dinero que nos gastemos en la promoci¨®n del lugar o en rellenar un peque?o hueco en el mapa del mundo, los turistas seguir¨¢n acudiendo a destinos de repetici¨®n, como los nuestros, atra¨ªdos, bien por la satisfacci¨®n propia obtenida durante su visita, bien por la positiva experiencia trasmitida por quienes all¨ª estuvieron antes.
Un buen plan general de ordenaci¨®n urbana que no destruya el atractivo originario de su producto principal, la implicaci¨®n de la poblaci¨®n con el bienestar de sus hu¨¦spedes, y una marcada orientaci¨®n de las autoridades locales al cuidado del espacio p¨²blico y a hacer la vida agradable a los visitantes, son la variables estrat¨¦gicas que determinan el ¨¦xito de un destino tur¨ªstico y, de paso, el nivel del gasto medio diario que aqu¨¦l est¨¢ dispuesto a asumir. Benic¨¤ssim lo est¨¢ consiguiendo, gracias a alcaldes visionarios como Francesc Colomer, y quienes ahora gestionan su legado en el municipio. Benidorm lo hizo mucho antes, de la mano de Pedro Zaragoza Orts, el alcalde tur¨ªstico por excelencia. Agradecer¨ªamos que cundiera el ejemplo.
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