Blasco, el superviviente
Tiene probabilidades de sobrevivir a una guerra del PP, no se le decapita f¨¢cilmente
?Qu¨¦ deber¨ªamos utilizar para dominar a un cocodrilo? ?Quiz¨¢ un sujetapapeles, un cierre de resorte, una bolsa de papel, un bolso de mano, una goma el¨¢stica? La respuesta correcta es la que todos ustedes est¨¢n pensando: ¡°Para librarse de ejemplares de hasta dos metros de largo bastar¨ªa con una goma el¨¢stica com¨²n¡±. Eso le¨ª tiempo atr¨¢s en El peque?o gran libro de la ignorancia, una joya del humor ingl¨¦s, cuyos autores son John Lloyd y John Mitchinson.
Recordaba el cocodrilo al pensar en don Rafael Blasco. Las mand¨ªbulas de esta bestia son tan poderosas que cuando muerden y se cierran tienen la fuerza de un cami¨®n al precipitarse por un acantilado. En cambio, los m¨²sculos de apertura son d¨¦biles, de ah¨ª que baste con una goma el¨¢stica. Eso dicen Lloyd y Mitchinson. Me resulta dif¨ªcil pensar en algo as¨ª, pero creo que puedo imaginarlo. Si Rafael Blasco muerde, es probable que tenga la fuerza de un cocodrilo. Ahora bien, su poder¨ªo es mayor si abre la boca.
Se dice que cuando estos animales matan a otro lloran. ?Llorar, llorar? Est¨¢ constatado que lagrimean. Pero no est¨¢ confirmado que sea cosa de los sentimientos. Los lagrimales del cocodrilo est¨¢n muy cerca de la garganta. Por eso, al zamparse algo grande o que se resiste a ser comido, la bestia hace mucho esfuerzo: de ah¨ª que lloren. ?Y re¨ªrse? Se dice que los cocodrilos r¨ªen. No es as¨ª: carecen de labios. Yo no s¨¦ si Rafael Blasco r¨ªe o llora con frecuencia, pero imagino que tiene sentimientos y sospecho cu¨¢les pueden ser los suyos ahora, cuando sus conmilitones del Partido Popular se organizan para expulsarlo. ?Puede convertirse en un cocodrilo?
Creo que no. Creo m¨¢s bien que su destino es transformarse en Conan la Bacteria. A este bichito, Lloyd y Mitchinson dedican unas p¨¢ginas muy sentidas en su libro, p¨¢ginas en las que vuelcan todo su pasmo. ?Qu¨¦ criatura tiene m¨¢s probabilidades de sobrevivir a una guerra nuclear?, se preguntan. Por inercia, todos contestamos lo mismo: la cucaracha. A la cucaracha nos la imaginamos indestructible, pues al fin y al cabo lleva en la Tierra mucho m¨¢s tiempo que nosotros. Por otro lado, le tenemos asco, s¨ª, pero tambi¨¦n envidia: es portadora de toda clase de enfermedades y es capaz de sobrevivir sin cabeza durante toda una semana. ?Qu¨¦ me dicen, eh? Justamente por la pelusa y la repulsa que sentimos por la cucaracha es por lo que le atribuimos superpoderes. Pero no: al final muere. Tal como nos confirman Lloyd y Mitchinson, el bicho que resistir¨¢ a la radiaci¨®n es una bacteria de nombre inveros¨ªmil: Deinococcus radiodurans. Es de color rosa y huele a col podrida. No es infrecuente hallarla en las deposiciones de los elefantes. A tal bestia se la llama Conan la Bacteria. No goza de la simpat¨ªa de la comunidad cient¨ªfica.
Cocodrilos, cucarachas, bacterias. Si se fijan, el nombre de Rafael Blasco me evoca a los seres vivos m¨¢s resistentes. Tienen siempre una parte fr¨¢gil: los d¨¦biles m¨²sculos de apertura de las mand¨ªbulas, la segura muerte tras una decapitaci¨®n, el olor a col podrida. Nadie es perfecto. Yo creo que Rafael Blasco tiene probabilidades de sobrevivir a una guerra del PP, no se le decapita f¨¢cilmente y sus mand¨ªbulas, tanto si las abre como si las cierra, son temibles.
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