Obras de arte de ida y vuelta
La crisis econ¨®mica provoca la retirada de dep¨®sitos de particulares por la necesidad de liquidez
En ¨¦pocas de bonanza econ¨®mica la abundancia de beneficios encontr¨® destino en el mercado del arte contempor¨¢neo. Con la crisis econ¨®mica se ha demostrado que ha sido un buen refugio para las inversiones y su venta una forma de paliar la falta de liquidez y afrontar la urgencia de las deudas. El Museo de Bellas Artes de Bilbao ha sufrido en los ¨²ltimos d¨ªas la salida para siempre de importantes obras de arte que llegaron en forma de dep¨®sitos de coleccionistas privados en tiempos de vacas gordas; la plaza de las Torres Isozaki, tambi¨¦n en la capital vizca¨ªna, ha perdido la se?a de identidad de una gigantesca escultura de Eduardo Chillida. En ambos casos, su propietario decidi¨® sacarlas a subasta para pagar a Hacienda. Los dep¨®sitos enriquecen las colecciones p¨²blicas, pero vuelven a manos de sus propietarios cuando cambian las circunstancias.
Los dep¨®sitos de obras de coleccionistas privados en museos p¨²blicos se rodean de discreci¨®n. As¨ª llegaron piezas de Chillida, Richard Serra, Tony Cragg, entre otros artistas de primera fila al Museo de Bellas Artes. El Guggenheim tambi¨¦n se ha beneficiado del coleccionismo corporativo. La empresa Tubacex deposit¨® sus obras en el? Guggenheim, y algunas de ellas (Grande baignoire, de Antoni T¨¢pies, y Lola, de Julian Schnabel) formaron parte de la presentaci¨®n inaugural del museo en 1997. Buena parte del conjunto de Tubacex sigue a disposici¨®n del museo.
Por su propia naturaleza, se?alan fuentes del Bellas Artes, los museos no tienen el control absoluto de las obras que aceptan en dep¨®sito, aunque la mayor¨ªa de los convenios suscritos en los ¨²ltimos a?os establec¨ªan un plazo de cesi¨®n de cinco a?os . "Est¨¢n sujetas a la voluntad del propietario", a?aden. Y en las circunstancias econ¨®micas actuales, significa que una mayor inestabilidad en la disposici¨®n de las obras.?
El Bellas Artes se ha visto obligado a retirar la colecci¨®n Homenaje a Chillida, una cuarentena de piezas propiedad del grupo empresarial Urvasco, que su presidente, Ant¨®n Ir¨¢culis, ha sacado a subasta en Londres para hacer frente a las deudas con Hacienda. Son obras de artistas contempor¨¢neos realizadas en reconocimiento o por la amistad que sus autores mantuvieron con Chillida. La venta de las obras ha superado los 3,3 millones de euros. Un resultado impresionante, pero que en t¨¦rminos econ¨®micos queda por debajo de la venta de Buscando la luz IV, la obra de Chillida, de 16 toneladas de peso, que estaba en la plaza de las torres Isozaki. Un comprador no identificado pag¨® por ella en la subasta de Christie's 4.806.209 euros. La cifra supone el r¨¦cord para la obra del escultor vasco,? que anteriormente hab¨ªa llegado en subasta a los 2,38 millones de euros, alcanzados por? Rumor de limites no. VI (1969), vendida tambi¨¦n por Christie's en 2006.
La escultura Buscando la luz IV,? de Eduardo? Chillida, fue vendida en subasta por 4.806.209 euros
El Bellas Artes tambi¨¦n ha dicho ad¨ª¨®s a la obra New Union (2003), de Richard Serra, propiedad de otro coleccionista. Su autor ha decidido recomprarla, junto con Momentum, de la colecci¨®n de Ir¨¢culis, para evitar que vuelvan al mercado. La salida de las obras de Ir¨¢culis no ha sido, sin embargo, el primer golpes a los dep¨®sitos privados en espacios p¨²blicos en Bilbao a? consecuencia de la crisis econ¨®mica. El Museo de Bellas Artes recibi¨® en 2008 un conjunto de m¨¢s de 60 obras del promotor inmobiliario Jos¨¦ Ignacio Bas¨¢?ez, que ofrec¨ªan un recorrido cronol¨®gico que part¨ªa de finales del siglo XIX e inclu¨ªa a maestros de las vanguardias, como Picasso, Julio Gonz¨¢lez, Kandinsky, Juan Gris o George Braque, y grandes nombres de autores espa?oles de la segunda mitad del siglo XX. T¨¤pies, Chillida, Oteiza, Gordillo y Barcel¨®, estaban entre ellos. Entonces, la colecci¨®n se valor¨® en m¨¢s de 55 millones de euros. Pero un a?o m¨¢s tarde la situaci¨®n cambi¨®. Su propietario decidi¨® buscar liquidez y vendi¨® m¨¢s de la mitad de la colecci¨®n a Caixa Galicia.
A¨²n quedan en el Bellas Artes algunas obras del conjunto entonces disgregado. Como dos de las esculturas todav¨ªa se pueden ver en el exterior del Museo de Bellas Artes, Umbral 3, de Pablo Palazuelo, sola en el acceso al edificio antiguo, despu¨¦s de compartir el espacio durante a?os con las esculturas que Richard Serra ha recomprado, y Conexiones, de Miquel Barcel¨®, que se levanta en uno de los laterales del edificio.
Los dep¨®sitos de particulares siguen, a pesar del viento econ¨®mico en contra, aportando calidad a la colecci¨®n del Bellas Artes. En esta calidad puede exhibir, por ejemplo, la escultura de Serra Pent¨¢gono en sentido contrario a las agujas del reloj, propiedad de otro coleccionista particular y cedida en dep¨®sito a finales de 2005, y una pieza de Remigio Mendiburu, depositada por su famillia, que se puede ver en la planta baja del centro, o? piezas de Mimmo Paladino y Tony Cragg.?
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