Ejerciendo de leyenda

Leyenda es una palabra altamente denostada en el mundo del rock. A estas alturas cualquiera con unos a?os de carretera pasa por ser una leyenda de g¨¦nero pero pocos, muy pocos, lo son de verdad y todav¨ªa menos son capaces de demostrarlo sobre un escenario. David Crosby, Stephen Stills y Graham Nash son una leyenda, ejercen como tales y, lo m¨¢s importante, en presente, sin darse aires de grandeza ni insuflar falsas expectativas.

M¨¢s de dos mil personas pr¨¢cticamente llenaban las gradas ante el Palau reial de Pedralbes. Pasaban pocos minutos de las 22 horas cuando una ovaci¨®n calurosa salud¨® el inicio de un concierto que iba a ser largo, denso y cargado de momentos para el recuerdo. Crosby, Stills y Nash salieron al escenario con aire campechano, como quien va de cena con los amigos. Ning¨²n tipo de aditamento esc¨¦nico los rodeaba, solo sus tres guitarras enarboladas casi como un escudo protector y un enorme ventilador alborotando la blanca melena de Crosby. Unos saludos en catal¨¢n y, de repente, las primeras notas de Carry on rompieron cualquier posible malentendido: no se trataba de un foc de camp en recuerdo de idealizados woodstocks. Aquello sonaba deslumbrante, id¨¦ntico a nuestro recuerdo pero matizado por un toque de realidad que lo convert¨ªa en algo mucho m¨¢s cercano y cre¨ªble.

Un pu?ado de canciones despu¨¦s estaba claro que Crosby, Stills & Nash no eran un cover de si mismos, como sucede demasiado a menudo con grupos de tan largo recorrido que, al final, acaban parodi¨¢ndose sin pretenderlo. Sus voces septuagenarias no son las mismas de finales de los sesenta, por supuesto. Stills ha perdido mucho pero Crosby y Nash se mantienen bastante dignamente y cuando se juntan las tres en aquellas imposibles armon¨ªas que les llevaron a la fama desaparecen las carencias y una sensaci¨®n sobrecogedora lo inunda todo.

A lo largo de m¨¢s de dos horas de concierto (interrumpidas por un largo intervalo para pasear por los jardines) fueron desfilando todos sus t¨ªtulos m¨ªticos (solo falt¨® Marrackesh Express) en versiones impecables que levantaban al p¨²blico de sus asientos. El tr¨ªo sigue comprometido con la realidad social, si en sus inicios fue la guerra del Vietnam, hace unos a?os le plantaron cara a Bush, ahora denuncian las inmolaciones de mojes budistas bajo el mandato chino y lo hicieron con un nuevo y sobrecogedor tema Burnin' for Budah.

Un quinteto impecable, incluyendo al hijo de Crosby, les respald¨® con sobriedad pero los momentos m¨¢s ¨¢lgidos se alcanzaron cuando Nash y Crosby se quedaron solos, Guinevere o Cathedral sonaron a gloria. Stills les dej¨® el peso vocal a sus dos compa?eros pero se desquit¨® con magn¨ªficos solos de guitarra pr¨¢cticamente en cada tema. Al final, no pod¨ªa ser de otra manera, Suite: Judy blue eyes puso a todo el mundo a bailar y a cantar. Pocas veces se sale de un concierto con una carga de optimismo y alegr¨ªa como las que repartieron Crosby. Stills y Nash en la noche del lunes.

El grupo daba el ¨²ltimo concierto de este Festival Jardins de Pedralbes del que ya puede decirse que con solo una edici¨®n se ha convertido en un cl¨¢sico de los primeros calores estivales barceloneses. Tanto, que tendr¨¢ continuidad durante cinco a?os, prorrogables otros cinco, seg¨²n avanz¨® ayer su director, Mart¨ªn P¨¦rez. Fiesta completa.

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