Muere Bernardo Castillo, figura del asociacionismo espa?ol en Francia
Era representante de la Casa Regional de Valencia y miembro del Consulado espa?ol en Par¨ªs
La suya fue la historia de dos maletas. En ellas, junto con sus padres, su abuela materna y su hermana peque?a cargaron lo esencial para la larga marcha de la emigraci¨®n, una aventura necesaria que promet¨ªa un porvenir fuera de Algemes¨ª. En 1963, cuando contaba con cincos a?os, su familia lo llev¨® a Par¨ªs, donde el padre consigui¨® trabajo en la industria automovil¨ªstica y la abuela como mujer de limpieza, al igual que otros tantos compatriotas emigrantes. Porque nunca olvidaron sus ra¨ªces pese al tiempo y la distancia, desde la adolescencia particip¨® junto con su familia como miembro activo de la Casa Regional de Valencia en la capital francesa. Desde entonces, su nombre siempre ha estado ligado a los movimientos asociativos de los emigrantes espa?oles en Francia. Responsable de asuntos judiciales y sociales del Consulado espa?ol en Par¨ªs, Bernardo Castillo Vaquero falleci¨® el pasado 17 de julio a los 55 a?os.
Mientras su abuela y su hermana viv¨ªan en la buhardilla de una chambre de bonne, su primer destino fue la habitaci¨®n de un hotel de miseria que compart¨ªa con sus padres en la rue Turenne del entonces ex¨®tico Par¨ªs 4, mientras aprend¨ªa el franc¨¦s con la lectura de tebeos. En un ambiente multicultural como es hoy Pigalle o Barbesse, con vecinos de Argelia, Marruecos y Yugoslavia, Bernardo recordaba de aquellas primeras vivencias parisinas de la infancia que aquella convivencia era ¡°una mezcla muy rara en la que nadie se entend¨ªa, pero en la que todos se comunicaban¡±.
A pesar de haberse criado y formado en Francia, Bernardo nunca quiso la doble nacionalidad. "Francia es una tierra de acogida. La nacionalidad es un papel, pero la cultura puede recibirse de otros sitios. Nadie necesita un papel que justifique su cultura". En 1978 pas¨® el servicio militar obligatorio en Perelada, localidad productora de cava en Girona, donde recibi¨® el apodo de "el franc¨¦s" entre los compa?eros que escuchaban los versos que Bernardo les traduc¨ªa de las canciones de Brassens o Paco Ib¨¢?ez como expresi¨®n de una nueva libertad completa.
A principios de los a?os 80 ingres¨® en el cuerpo funcionarial del Consulado de Espa?a en Par¨ªs. Coincidiendo con la aprobaci¨®n de la ley primera espa?ola que reconoc¨ªa la pensi¨®n para los excombatientes de la Rep¨²blica, sus primeros trabajos le permitieron conocer el testimonio vivo de muchos viejos republicanos espa?oles. A uno de aquellos exiliados, el asturiano Alberto Fern¨¢ndez, al que consideraba un "padre espiritual", le pregunt¨® cu¨¢l era la diferencia entre un espa?ol y un franc¨¦s: "El franc¨¦s vive para trabajar y el espa?ol trabaja para vivir".
Algo m¨¢s que empat¨ªa le un¨ªa a aquellos emigrantes pol¨ªticos. De ideolog¨ªa socialista, el abuelo materno de Bernardo, jefe de estaci¨®n en Carri¨®n de Calatrava (Ciudad Real), fue carabinero de la Rep¨²blica. Condenado a muerte, se exili¨® a Francia al acabar la Guerra Civil, donde muri¨® sin poder volver a Espa?a. La abuela, que hab¨ªa huido al pa¨ªs vecino en busca de su marido, perdi¨® dos de sus tres hijos en los llamados "campos de acogida" franceses. "Mi abuela y mi madre pudieron regresar a Ciudad Real, pero al volver las metieron en la c¨¢rcel durante cinco a?os. Cuando salieron, mi madre ten¨ªa 10 a?os", explicaba Bernardo. Las dos partieron en busca de trabajo a Valencia, y fue en Algemes¨ª donde los padres de Bernardo se conocieron.
Una de las im¨¢genes que evocaba de su infancia y adolescencia en Par¨ªs eran las reuniones los s¨¢bados y los domingos por la tarde de las bonnes espa?olas con los entrepreneurs, los alba?iles espa?oles. Bernardo describ¨ªa la situaci¨®n como una escena de pel¨ªcula entre Almod¨®var y Fellini. "Las se?oras llevaban vestidos, regalados por sus patronas, de Chanel y Lanc?me pero con 20 a?os de atraso. Se reun¨ªan en Trocadero y en el caf¨¦ Malakoff esperaban a los alba?iles que dec¨ªan tener una entreprisa". Desde su labor en el Consulado, d¨¦cadas despu¨¦s Bernardo ayud¨® a aquellas "mujeres para todo", que al jubilarse encontraban un retiro de soledad y confusi¨®n en la gran ciudad, a trasladarse a residencias en Espa?a.
Delegado de los centros valencianos en Europa y miembro del Consejo Nacional de la Federaci¨®n de Asociaciones Emigrantes Espa?olas en Francia (FACEEF), Bernardo recordaba que el primer papel de las asociaciones de espa?oles tuvo siempre un fondo pol¨ªtico. "Se montaron en tiempos del franquismo para encontrar en Francia un espacio de libertad. Con el curso de los a?os hubo una selecci¨®n y permanecemos los que estamos m¨¢s implicados en promover nuestra cultura en Francia".
Pero Bernardo fue sobre todo baluarte de la Casa de Valencia, situada en la calle Jean Mac¨¦, pr¨®xima a la Bastilla. En los 52 metros cuadrados de un local que mantiene la fisionom¨ªa propia cualquier casal fallero, con patio, bar y paellero incluidos, reconoc¨ªa que su actividad era algo m¨¢s que nost¨¢lgico folclore. "Nos llaman folcl¨®ricos porque esto tiene lo de la exaltaci¨®n de la fallera, la peineta y la paella, pero cuando est¨¢s fuera de Espa?a las ra¨ªces se acent¨²an mucho m¨¢s que cuando est¨¢s all¨ª". Siempre imparable, batall¨® por impulsar esta veterana agrupaci¨®n de Valencia como espacio p¨²blico que promoviese la cultura valenciana con el montaje de exposiciones y actuaciones musicales. Pero su rom¨¢ntica pretensi¨®n de convertirla en "escaparate de Valencia" no siempre encontr¨® respuestas en la administraci¨®n auton¨®mica.
A sus 55 a?os confesaba desear volver a su tierra cuando llegase la jubilaci¨®n. "Su car¨¢cter abierto, optimista, amigo de sus amigos, luchador, entregado, combativo y alegre hac¨ªa de este republicano convencido, alguien con el que siempre apetec¨ªa estar y compartir aunque solo fuese un breve instante", as¨ª le rese?aron sus compa?eros de la FACEEF al anunciar la noticia de su fallecimiento que ha conmovido al gran colectivo espa?ol en Francia. La tarde de este lunes Bernardo Castillo ha recibido sepultura en el Cimeti¨¨re Nord de Clichy, comuna cercana a Par¨ªs en la que resid¨ªa en los ¨²ltimos a?os.
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