Una caja de cemento
Mucha gente, por desgracia, percibe la arquitectura solo como una caja de cemento por la que paga una hipoteca interminable
Visto lo que hay, es evidente que se han hecho muchas cosas mal y es necesario revisar c¨®mo hemos construido el mundo. La sociedad nos lo reclama. Pero puestos as¨ª, son tambi¨¦n much¨ªsimos otros los que deber¨ªan aplicarse el mismo cuento. Ahora bien, que haya mala arquitectura no es raz¨®n alguna para dejarla en manos de gente que no tiene competencias para ello ni sabe de lo que habla. En caso de ocurrir esto, ya no quiero ni imaginarme el resultado. Aunque claro, para los aprovechados cualquier excusa les resulta buena. Estas cosas exasperan, sobre todo al escuchar ciertas declaraciones maliciosas que ah¨ª quedan.
El meollo de la cuesti¨®n podr¨ªa advertirse en un art¨ªculo publicado hace poco en este peri¨®dico titulado ¡°Un mundo no tan imaginario¡±. Contando cosas relacionadas con lo que sienten dos amantes que se ven de cuando en cuando en habitaciones de hotel, un descriptivo p¨¢rrafo lo revela: ¡°Se parapetan detr¨¢s de la ignorancia, imaginando que el mundo es esa caja de cemento con una cama y dos mesas de luz y un ba?o con piso de porcelanato¡±.
Con una cultura arquitect¨®nica que bascula entre haber visto s¨®lo de pasada la torre del Miguelete a los pies de la catedral de Valencia y la angustia con que sufren su propia casa, mucha gente, por desgracia, percibe la arquitectura de ese modo, solo como una caja de cemento por la que paga una hipoteca interminable. Y aqu¨ª es donde los ingenieros han cre¨ªdo ver la puerta abierta, pues de cemento entienden mucho.
Se ha banalizado tanto la arquitectura al convertirla en puro negocio dominado por un mercado inmobiliario lleno de corruptos sin escr¨²pulos, donde los arquitectos somos lo de menos aunque, eso s¨ª, los responsables m¨¢ximos, que la lectura final que hace la gente es la de las cajas de cemento. Esta es la que sin duda debe hacer el Decano de los ingenieros industriales de Alicante. En una no lejana entrevista en televisi¨®n, y a preguntas de la periodista, sus opiniones sobre este asunto evidencian que habla interesadamente por lo que pueda caer en su inmundo aljibe incluso aunque llueva barro.
Entre otras cosas, dec¨ªa que c¨®mo no iba a saber hacer una casa un ingeniero industrial si eso es algo mucho m¨¢s sencillo que hacer una central nuclear. No le quito raz¨®n en que tal artefacto o cualquier otra obra de ingenier¨ªa sea dif¨ªcil de ejecutar. Pero hacer la grosera comparaci¨®n indica una incultura que precisa revisi¨®n. No es propio de todo un se?or Decano decir con desprecio que los arquitectos s¨®lo se dedican a poner ¡°ventanitas¡± y distribuir cuartos de ba?o. Desde luego, soberbia no le falta. No dudo que de lo suyo sepa, pero de buenos modales y de arquitectura no sabe absolutamente nada.
Si el tal Decano tuviera un m¨ªnimo de cultura ya deber¨ªa imaginarse de qu¨¦ va esto. Est¨¢ claro que un ingeniero podr¨¢ hacer lo que sea en lo que tenga competencias, pero pretender hacer arquitectura sin ser arquitecto es, adem¨¢s de arrogante y pretencioso, ser un intruso, por m¨¢s que piense que pueda consistir en hacer cajas de cemento. No tengo nada contra los ingenieros, al contrario. Pero un ingeniero no es arquitecto sencillamente porque no ha estudiado para ello. Es f¨¢cil de entender.
Si ya es dif¨ªcil saber lo que es ser arquitecto y en qu¨¦ consiste la arquitectura para alguien que todos los d¨ªas durante muchos a?os medita en su Escuela sobre ello, imag¨ªnense lo engorroso que debe ser para quien ni se ha parado a pensarlo y s¨®lo piensa que se trata de poner ventanas en una nave de criar cerdos.
As¨ª es como, desgraciadamente, piensan muchos, sobre todo los del gobierno. Les importa bien poco la cultura arquitect¨®nica y el valor que aporta la arquitectura a esa sociedad que ahora nos desprecia. Les trae sin cuidado cuestiones como el orden constructivo, los materiales, la escala, el confort, el h¨¢bitat o la identidad entre imagen, forma y estructura. No entienden ni les preocupa lo m¨¢s m¨ªnimo la conjunci¨®n que debe darse en la arquitectura entre bondad funcional, verdad constructiva, belleza y raz¨®n geom¨¦trica. Total para qu¨¦, deben pensar. Lo ¨²nico que alcanzan a ver es un hormig¨®n similar al de la central nuclear y que aquello aguante como pueda.
Qu¨¦ poca sensibilidad traslucen algunos comentarios. Cu¨¢nta incultura encierran tantas palabras que se dejan caer en el crisol del compadreo interesado. Cu¨¢nta miseria escondida delatan. Quien as¨ª se manifiesta no solo mezcla churras con merinas sino que tiene la desfachatez de trabucar arquitectura con lo que sea que haga. Y as¨ª, sinceramente, creo que no se llega a ning¨²n sitio.
Si de verdad queremos construir un mundo mejor, habr¨ªa que aparcar las impertinencias y dejar que cada cual, desde su acera, haga lo que le corresponda. En el caso de los arquitectos, repasar el por qu¨¦ y la sustancia de eso que algunos llaman, malintencionadamente y en tono despectivo, una caja de cemento.
Vicente Blasco Garc¨ªa,?arquitecto y profesor de Construcci¨®n de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia.
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