El Gibraltar de RTVV
A imagen y semejanza del famoso pe?¨®n, que igual le sirve al r¨¦gimen para zurcir un roto que un descosido con tal de desviar la atenci¨®n de otras verg¨¹enzas, como el ERE de RTVV
A imagen y semejanza del famoso pe?¨®n, que igual le sirve al r¨¦gimen para zurcir un roto que un descosido con tal de desviar la atenci¨®n de otras verg¨¹enzas, especialmente las derivadas del caso B¨¢rcenas, las vicisitudes de RTVV, sobre todo las originadas por el expediente de regulaci¨®n de empleo (ERE) que ha dejado agonizante la radiotelevisi¨®n p¨²bica valenciana, alimenta una cabalgata de desprop¨®sitos y deseos inconfesables. Por una parte, las soflamas de ciertos miembros del Consell, que por riguroso turno amenazan con todos los males del infierno si los jueces no dan el visto bueno a las arbitrariedades, ilegalidades, atropellos e injusticias perpetradas con los trabajadores v¨ªctimas de la limpieza ¨¦tnica. Por otra, el indisimulado inter¨¦s de, llam¨¦mosle el sector privado, por hacerse con las migajas, en unos casos, o rebanar el plato, en otros. En la historia universal del saqueo, RTVV ocupar¨¢ sin duda un voluminoso cap¨ªtulo, junto con las trapisondas cometidas o amparadas por las administraciones del PP, que tanta literatura sumarial siguen generando.
Al situar la empresa p¨²blica audiovisual en el candelero, no parece el principal objetivo dirimir las causas del quebranto, se?alar a sus responsables pol¨ªticos y ejecutivos, y promover las acciones penales correspondientes para evitar la impunidad de los salteadores y recuperar el bot¨ªn distra¨ªdo. Tampoco orientar el asunto hacia lo esencial, es decir, la necesidad de un servicio p¨²blico de radiotelevisi¨®n ¨²til y consecuente con una sociedad propia del siglo XXI, en lugar de un aparato de propaganda homologable al s¨¦quito del emperador Bokassa, que en gloria est¨¦. La p¨¦sima evaluaci¨®n que d¨ªa tras d¨ªa otorgan las audiencias al despliegue de mediocridad, sectarismo y sensaci¨®n de vivir en otra realidad, m¨¢s all¨¢ de la estratosfera, es harto ilustrativa. En cambio, y no por casualidad, las partes prefieren enfocar la atenci¨®n hacia sugerentes intrigas palaciegas entre la directora general, Rosa Vidal, y el vicepresidente del gabinete que preside Alberto Fabra, cuando no con otros siniestros personajes de la cripta. El otro foco fija la atenci¨®n sobre los hipot¨¦ticos efectos de la sentencia que, una vez se celebre la vista judicial planteada contra el salvaje ajuste, pueda comportar sobre los intereses creados. Gibraltar.
Ya que estamos, conviene puntualizar algunos aspectos que la hinchada no acostumbra a valorar en su justa dimensi¨®n. Entre otros, que ciertas decisiones que interesadamente se "venden" como acuerdos del consejo de administraci¨®n de RTVV, lo son s¨®lo por mayor¨ªa. Tiene su importancia, por m¨¢s que se esconda. La resoluci¨®n se adopta, cierto, pero sin la anuencia ni complicidad de una parte sustancial del ¨®rgano: cuatro votos contrarios, entre un total de nueve, en casos como la privatizaci¨®n (externalizaci¨®n en el cat¨¢logo de eufemismos al uso) de los contenidos de RTVV; contrato programa ¨Cotra pieza de literatura llamada a convertirse en papel mojado, sentencias aparte-, o en el m¨¢s reciente y jaleado "rescate" de casi 200 trabajadores afectados por el ERE. En este ¨²ltimo asunto, tan gibraltare?o por otra parte, el desprop¨®sito se ha intentado maquillar con sustancia pretendidamente legal, incluso con asesoramiento de Garrigues. Puro artificio a precio de consultora de post¨ªn. Al igual que la literatura de encargo a la otra consultora, PwC, que actu¨® como un le?ador en un quir¨®fano al determinar el alcance y devastaci¨®n del ERE. Si la Generalitat abdica de sus competencias, no solo de ¨ªndole jur¨ªdico, a favor de consultoras privadas, ?a qu¨¦ dedicar¨¢ el tiempo libre el personal cualificado supuestamente encargado de estos menesteres? Porque la factura es considerable y los resultados, la verdad, dejan bastante que desear.
Caso aparte merece el ejercicio de cinismo que supone, por parte del gobierno del se?or Fabra y el entramado de intereses que aspira al hipot¨¦tico negocio, asumir las indemnizaciones inherentes a una resoluci¨®n judicial de improcedencia del ERE, frente a la supuesta amenaza que representar¨ªa -?para qui¨¦n?- la nulidad de un procedimiento desastroso y con altas dosis de sadismo y crueldad. En el primer caso se obvia, tambi¨¦n interesadamente, que las prestaciones del desempleo proceden de la tesorer¨ªa p¨²blica, mientras que las personas que trabajan, inclusive las que obtuvieron su empleo mediante una oposici¨®n convocada por la propia Generalitat, realizan una tarea profesional reconocida a cambio de un salario. Con su efecto multiplicador en el consumo y en el agregado econ¨®mico del pa¨ªs. Por lo dem¨¢s, la retirada del ERE o llegado el caso una sentencia de nulidad, adem¨¢s de reparar parcialmente los atropellos cometidos con los trabajadores, no impide negociar con los sindicatos una racionalizaci¨®n de la plantilla de la radiotelevisi¨®n p¨²blica, hoy de dudosa solvencia salvo excepciones de rigor y lastrada por lustros de nepotismo. Para reconversi¨®n en empresas p¨²blicas de comunicaci¨®n, v¨¦ase la negociada recientemente en la Corporaci¨® Catalana de Mitjans Audiovisuals, un horizonte sobre el que deber¨ªan fijarse, tambi¨¦n en cuanto a producciones, audiencias y v¨ªnculos con la sociedad de su entorno, los actuales gestores de la administraci¨®n valenciana. Predicar en desierto, me temo, porque, como en tantas otras emergencias sociales, deber¨¢n encargarse otros en el futuro si obtienen el benepl¨¢cito de los electores.
Con los medios de comunicaci¨®n sufragados con nuestros impuestos ocurre lo mismo que con las resonancias magn¨¦ticas de la sanidad p¨²blica, devenidas negocio privado: el servicio no es mejor, ni m¨¢s eficiente, ni m¨¢s barato. Por eso el r¨¦gimen, cualquier r¨¦gimen, precisa echar mano de Gibraltar o similares, para eludir lo esencial del asunto. Que no es otra cosa que advertir sobre las causas y los efectos del desmantelamiento de RTVV y la irrelevancia social que amenaza la propia supervivencia de una empresa p¨²blica que languidece de espaldas a la sociedad y entorno al que se debe. Asunto esencial es que han echado el cierre uno de sus canales ¨Cque se traduce en menos espacio p¨²blico y mayor hegemon¨ªa privada-, o las amenazas que se ciernen sobre el patrimonio documental, como consecuencia del desguace laboral y del previsible acceso privado a los fondos p¨²blicos... a precio de saldo. ?Y nadie compara con las tarifas del archivo hist¨®rico de RTVE o del No-Do que tantas a?oranzas provoca a la derecha carpetovet¨®nica!
La viabilidad de RTVV, hoy hu¨¦rfana de cr¨¦dito ¨Cde toda clase de cr¨¦dito-, intervenida hasta el hartazgo y al l¨ªmite de sus constantes vitales, no depende de soflamas amenazantes ni de nuevos decorados, sino de recuperar su funci¨®n como servicio p¨²blico: liberado de yugos gubernamentales y redadas mercantiles. Es aqu¨ª donde urge desarrollar estrategias y adquirir compromisos para garantizar la prestaci¨®n de un servicio esencial e intransferible en una sociedad democr¨¢tica de las caracter¨ªsticas del Pa¨ªs Valenciano. Algo que nada tiene que ver con la propaganda, las intrigas palaciegas, el negocio oportunista ni los mercaderes de esclavos.
Manuel S. Jard¨ª es periodista y consejero de administraci¨®n de RTVV.
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