Vuelve Rita
La se?ora Barber¨¢ esperaba recibir 15 millones de euros en inversiones para la subsede
La fotograf¨ªa de Efe expresa abatimiento, tal vez mezclado con el jet lag, que no es nombre de combinado, sino de confusi¨®n. Rita Barber¨¢ ha ido a Buenos Aires a luchar contra los elementos, pero la derrota, la diferencia horaria y la mala¡, la ajetreada vida de todo pol¨ªtico la dejan en un estado de postraci¨®n.
La mezcla es, en s¨ª, agotadora. Acudes a Buenos Aires en calidad de alcaldesa de una ciudad que se postula como subsede de la propuesta ol¨ªmpica de Madrid 2020. Acudes con los gastos pagados, sabiendo que ese dinero lo abonamos entre todos para lucimiento de Valencia y de su d¨¢rsena deportiva (faltar¨ªa m¨¢s). La fotograf¨ªa muestra a la primera edil vestida para el acontecimiento: con su indumentaria rojo pasi¨®n y un pa?uelo azul de motas o motivos colorados debidamente combinado. Lleva colgando la tarjeta de identificaci¨®n (?qui¨¦n es esta se?ora?), un inevitable collar de perlas y unos pendientes discretos. En realidad, un pendiente, que es lo que la pose deja ver.
Y, s¨ª, la pose es de abatimiento, con un gesto aturdido. ¡°Ha sido muy decepcionante¡±, admite. ¡°Pero esto es deporte y hay que seguir adelante¡±, dice sin convicci¨®n. Si pensamos en sus frases entrecortadas, en sus balbuceos, comprenderemos que no, que no es as¨ª. Esto no es deporte: esto era una expectativa de negocio. La se?ora Barber¨¢ esperaba recibir 15 millones de euros en inversiones para la subsede. El Consorcio que gestiona la d¨¢rsena adeuda 310 millones, un pr¨¦stamo que contrajo para habilitar la zona facilitando as¨ª la competici¨®n. ¡°Pero esto es deporte y hay que seguir adelante¡¡±. Y no, no es deporte; son rendimientos, beneficios y una quimera ciudadana en la que alcaldesa es experta: el certamen nos pondr¨¢ en el mundo, la competici¨®n servir¨¢ de escaparate tur¨ªstico, asearemos unos barrios y, de paso, quitaremos la inmundicia de Valencia.
Hay que presentar la mejor cara y estas cosas nos obligan. El interior de los taxis ir¨¢ impoluto, a¨²n m¨¢s; de la barra de los bares se retirar¨¢n las pieles de gambas, los huesos de aceitunas y los restos de moluscos; en las calles barreremos las plastas del ganado, los botes de la chiquiller¨ªa, los cascos de gaseosa y whisky: y regaremos los rincones, all¨ª donde se acumulan orines y aguas fecales. Se reedificar¨¢n los inmuebles, se dar¨¢ una mano de pintura a las fachadas y, de paso, promocionaremos las viviendas que a¨²n nos faltan. Es una utop¨ªa cercana, local, valenciana y de inspiraci¨®n popular. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede, se pod¨ªa pedir? La propuesta de Madrid ha perdido y con ella nosotros nos hemos hundido: que s¨ª, que hay que salir adelante, pero esto -admitir¨¢ la alcaldesa- es una ¡°tremenda decepci¨®n¡±.
En la fotograf¨ªa de Efe, la mun¨ªcipe no levanta la vista, tiene los brazos ca¨ªdos y su rostro muestra pliegues, arrugas, ojeras. A m¨ª me pasa lo mismo: a ciertas edades, las decepciones revelan la injuria del tiempo y los embustes que nos contamos. Ella se lo ha dejado todo y viene con las manos vac¨ªas, manos que no se ven en la instant¨¢nea. Esboza una media sonrisa de amargura y el espectador se mira con estupor. Volvemos a la inmundicia, a las pieles de gambas, a los huesos de aceitunas, a los restos de moluscos. Vuelve Rita. Vuelvo a la realidad.
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