La secesi¨®n y el factor abstencionista

Proponerse que la cadena humana del 11-S diese a conocer a todo el mundo el anhelo secesionista de Catalu?a tuvo implicaciones apresuradas: por ejemplo, que sea un deseo ampliamente mayoritario de la ciudadan¨ªa de Catalu?a y que, por tanto, todos los ciudadanos catalanes saben de lo que se trata y lo consideran una prioridad vital. Ambas intenciones no afirman exactamente una noci¨®n inteligible e inclusiva, como no lo es el criterio de los nuevos te¨®logos de la independencia, tan irrealmente deterministas que consideran el no secesionismo como una retrogresi¨®n poco democr¨¢tica. De referirnos al refer¨¦ndum del estatuto de autonom¨ªa ¡ªtampoco asumido como imprescindible por todos, ni por CiU inicialmente¡ª resulta que en aquella consulta de 2006 solo fue a votar un 49 por ciento del censo electoral de Catalu?a. Que, en las encuestas posteriores a la votaci¨®n, un 68 por ciento declarase haber participado tambi¨¦n es indicativo de la distancia existente entre lo que se dice y lo que se hace. Tiene que ver con lo que eufem¨ªsticamente se llama voto dual o abstenci¨®n diferencial y que significa que un porcentaje elevado de la sociedad catalana no vota en los comicios auton¨®micos, pero si en las elecciones municipales y en las legislativas. Otro diferencial no inclusivo. Habitualmente, Catalu?a ha venido siendo la segunda comunidad auton¨®mica en abstenerse en los comicios auton¨®micos, despu¨¦s de Galicia. Pero al comparar elecciones legislativas y auton¨®micas, Catalu?a es la que mantiene un diferencial abstencionista m¨¢s alto en las auton¨®micas, lo que se interpreta como una hipotensi¨®n sist¨¦mica y no participativa dado que generalmente se entienden como consulta identitaria. Ni la nutrida concurrencia a los 11-S de 2012 y 2013 confirman que est¨¦ ocurriendo algo distinto.

Es una pregunta sencilla: ?por qu¨¦ explicar el emotivo af¨¢n independentista a todo el mundo antes que darlo a conocer detalladamente a toda la sociedad catalana, incluida la mitad que se abstiene? Entramos en un espacio no cuantificable, donde se confunden los deseos con la realidad y el pluralismo no se ejercita en plenitud. Qui¨¦n sabe si en la hip¨®tesis de una consulta sobre la independencia la amplia franja abstencionista repetir¨ªa su comportamiento, se sentir¨ªa atra¨ªda por la secesi¨®n o ir¨ªa a las urnas para votar ¡°no¡±. El inter¨¦s pol¨ªtico en movilizar este voto es variable, seg¨²n se sea partidario de la permanencia de Catalu?a en Espa?a o de una ruptura. En todo caso, no parece recomendable iniciar un proceso de ruptura sin aspirar a una abstenci¨®n menor y un porcentaje afirmativo concluyente. Por lo menos, ese porcentaje concluyente, seg¨²n la m¨¢s candorosa de las interpretaciones, no fue el prop¨®sito de la cadena humana del 11-S.

La buena informaci¨®n es esencial en una consulta de tanta magnitud, pero ahora mismo muchos ciudadanos no saben si una Catalu?a independiente quedar¨ªa o no fuera de la Uni¨®n Europea. Artur Mas, impl¨ªcitamente reconociendo que existe el riesgo de quedarse fuera, ha dicho que el euro seguir¨ªa como moneda en la Catalu?a desgajada de Espa?a puesto que existen pa¨ªses que hacen uso del euro sin ser miembros de la Uni¨®n Europea. Eso es as¨ª, pero son pa¨ªses que en su mayor¨ªa han solicitado su ingreso en la UE y no, como ser¨ªa el caso catal¨¢n, territorios que han dejado de ser parte del proceso de integraci¨®n europea. Por eso el temor a dejar de pertenecer a la Uni¨®n Europea tiene tanto peso en todas las encuestas. Desde el independentismo, eso se llama estrategia del miedo. En realidad, es derecho del ciudadano a saber que vota y por qu¨¦ lo vota. El embrollo es de v¨¦rtigo. Es probable que una consulta precipitada y exc¨¦ntrica revelase una mayor dimensi¨®n oculta, algo que l¨®gicamente tanto le da a ERC pero que no encaja tanto con la trayectoria hist¨®rica de CiU. Tendr¨ªamos que saber si se trata de que la Catalu?a abstencionista se consolide como un bloque omitido o que opte por participar m¨¢s.