¡°El Born es un escenario b¨¦lico menor¡±
El 'alma mater' del Born ultima un libro sobre la Barcelona de 1714
Albert Garc¨ªa Espuche (Barcelona, 1951) descubri¨® por casualidad los restos del Born. Paseaba una ma?ana de enero de 2002 cuando, al mirar en el interior del mercado, identific¨® entre los restos que se estaban recuperando para construir la Biblioteca Provincial de Barcelona parte del Rec Comtal. A los pocos d¨ªas indicaba a los arque¨®logos el nombre de los propietarios y c¨®mo eran las casas que a¨²n no hab¨ªan excavado. Lo sab¨ªa porque llevaba 22 a?os investigando, a partir de las fuentes notariales, la Barcelona del XVII y XVIII y la conoc¨ªa a la perfecci¨®n. Fue el m¨¢ximo valedor de que los restos no acabaran sepultados o destruidos bajo la biblioteca. Hasta el a?o pasado dirigi¨® el proyecto del Born y durante este tiempo ha conseguido dar un giro al conocimiento de este periodo en Barcelona, pasando de ser considerado de decadencia a uno de prosperidad. Desvinculado de la direcci¨®n del nuevo Born Centre Cultural (BCC) que abri¨® sus puertas el 11 de septiembre, contin¨²a investig¨¢ndolo y ultima un libro que explica la vida en la ciudad antes, durante y despu¨¦s del asedio de 1714.
?Pregunta. Ya han visitado el BCC 50.000 personas...
Respuesta. Estaba seguro de que ser¨ªa as¨ª. Tiene muchos atractivos. Es el ¨²nico ¨¢mbito patrimonial de la ciudad consagrado al periodo que explica y es un lugar de memoria fundamental. Y es uno de los pocos lugares del mundo donde se percibe, de forma emocionante, que una ciudad est¨¢ hecha de capas superpuestas.
P. ?Que echa en falta?
Los periodos hist¨®ricos no van asociados a opciones pol¨ªticas¡±
R. Es el momento de hacer balance 2002-2013, que es muy positivo. Algunas cosas es mejor olvidarlas. Estos a?os han sido dif¨ªciles, y hasta hace poco ha habido que defender la integridad del yacimiento. Respecto del futuro, ten¨ªa prevista una serie de actividades y algunas se mantienen. Habr¨¢ que esperar a los pr¨®ximos a?os para saber si el proyecto alcanza toda su potencialidad.
P. ?Qu¨¦ les dir¨ªa a los que se opon¨ªan a conservarlos o ped¨ªan la cohabitaci¨®n con la biblioteca?
R. La cohabitaci¨®n no era posible. El Born ahora no es ni un yacimiento ni un mercado, sino un organismo complejo y ¨²nico. Confi¨® en que los que siguen en contra se convenzan con el tiempo, como ocurri¨® con el CCCB. Me parece fant¨¢stico que se haya inaugurado el BCC con el yacimiento intacto, pero no entiendo qu¨¦ ha pasado con la biblioteca.
P. ?Est¨¢ politizado el Born?
R. El yacimiento es un espacio de memoria y el s¨ªmbolo de unos hechos de enorme importancia. Es evidente que se relacionan con unas opciones pol¨ªticas y ideas de pa¨ªs. Algunos de los temas que suscita el yacimiento no se acabaron en 1714. A unos pocos les preocupaba, en 2002, que se subrayara el per¨ªodo de principios del XVIII, porque era el per¨ªodo ¡°de los otros¡±. Pero los periodos hist¨®ricos no van asociados a opciones pol¨ªticas.
P. Puede pasar factura al BCC.
R. El Born ha de ser un lugar de memoria, conocimiento hist¨®rico y contemporaneidad, donde pensar, crear y difundir contempor¨¢neamente en presencia del pasado. Eso es lo que lo diferencia de otros espacios de cultura. Los tres elementos son b¨¢sicos, y si se bascula demasiado hacia alguno tendr¨¢ menos posibilidades de ser todo lo que puede ser. Es un espacio que necesita que la ciudad y los creadores culturales lo hagan suyo.
P. ?Su labor pedag¨®gica es la principal?
No deseo ser director de nada. Tres veces me propusieron dirigir el Museo de Historia de Barcelona y siempre he dicho no¡±
R. Es muy importante y es preciso alimentarla con nueva investigaci¨®n. De lo contrario, el Born no ser¨¢ un elemento vivo.
P. Hay quien defiende que la ciudad del XVIII sigue viva en otras zonas de Barcelona.
R. La calle Montcada, que siempre se cita en esa argumentaci¨®n, es una calle del XXI. Se ha modificado y reinventado, como todas. En Barcelona no hab¨ªa un espacio del XVII-XVIII que permitiese explicar el per¨ªodo como lo hace el Born. La demostraci¨®n de que el Born era necesario es que ya nadie habla de decadencia de aquella etapa.
P. ?Por qu¨¦ dimiti¨® de la direcci¨®n del Born?
R. En 2011 hice una relaci¨®n del personal que necesitaba el equipo y el calendario de incorporaciones. El proceso fue m¨¢s lento de lo previsto y eso, unido al empeoramiento de mi estado de salud, en parte por el esfuerzo, llev¨® a que me apartara. Creo que eso ayud¨® a que se percibiera la urgencia de incrementar el equipo. En todo caso, yo tan s¨®lo hubiera dirigido el proyecto hasta poco despu¨¦s de la inauguraci¨®n. En general, no quiero ser director de nada. Me han ofrecido tres veces dirigir el Museo de Historia de Barcelona y he dicho siempre que no. Mis aspiraciones empiezan y acaban en la investigaci¨®n.
P. Tampoco ha estado en la muestra del asedio como se dijo.
R. Estaba, y a¨²n trabajo, este per¨ªodo. No llegaba a tiempo, porque la labor ha resultado enorme. Tratar¨¦ de cuatro barcelonas: la de hacia 1700, de pasada porque ahora la conocemos bien, la de la corte de Carles III, la asediada y la derrotada. La corte trastoca los equilibrios de la ciudad y se constata la vida dur¨ªsima de los muchos valencianos (y otros) que se refugiaron aqu¨ª. El asedio, de drama colectivo intenso, permite apreciar cu¨¢les eran las caracter¨ªsticas m¨¢s s¨®lidas de esa sociedad. Y la etapa posterior al 11 de septiembre muestra la crudeza de la postguerra.
P. ?Fue equivalente a bombardeos como los de 1938?
R. Sin entrar en comparaciones, he podido comprobar que durante el asedio se vieron afectadas todas las casas, en mayor o menor grado. Y despu¨¦s, ya en frio, los vencedores optaron por derribar mil casas, incluido el barrio de la Ribera, que hab¨ªa sido siempre el m¨¢s rebelde, y al que se acusaba de haber prolongado la defensa de la ciudad.
P. ?El Born es la ¡°zona cero¡± de los catalanes?
R. El Born no necesita adjetivos. La emoci¨®n que provoca es enorme, en muchos sentidos. Es dif¨ªcil no sentir empat¨ªa por una poblaci¨®n asediada por dos ej¨¦rcitos y bombardeada. No importa que sea un espacio b¨¦lico menor. Es cierto que por las calles del yacimiento contraatac¨® Villarroel. Pero el Born es testigo evocador de algo m¨¢s dram¨¢tico que el momento final del asedio: proporciona la imagen de la ciudad bombardeada, toda ella escenario b¨¦lico, y de la represi¨®n posterior. La ¨¦pica cinematogr¨¢fica impacta, pero prefiero la contenci¨®n estoica de los notarios barceloneses del per¨ªodo cuando anotan escenas incre¨ªbles, y desconocidas, de los 414 d¨ªas de asedio.
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