9 d¡¯Octubre, 2013
No se debiera dejar pasar otro 9 d¡¯Octubre sin averiguar cu¨¢les han sido las verdaderas causas de nuestro declive econ¨®mico
El 9 de octubre de 2013 no puede ser otro 9 d¡¯Octubre m¨¢s, como si nada trascendente hubiera pasado aqu¨ª desde que alumbr¨® el nuevo siglo XXI. Una Comunidad como la Valenciana, que estuvo a punto de alcanzar, a principios de este, el nivel medio de renta per c¨¢pita para el conjunto de Espa?a, y que ahora se encuentra nada menos que a 12 puntos de esta, necesita de algo m¨¢s que discursos institucionales, autobombo pol¨ªtico y reparto de medallas, por muy justificadas que estas puedan ser. Necesita, antes que nada, averiguar con urgencia por qu¨¦ la p¨¦rdida de empuje de nuestro modelo de crecimiento ha sido, con el paso del tiempo, significativamente mayor que la mayor¨ªa del resto de los territorios.
Y la respuesta no puede ser, de ning¨²n modo, que ello se deba ¨²nicamente a los negativos efectos de la crisis, como los distintos portavoces gubernamentales, en un alarde de resistencia pasiva digna de encomio, suelen afirmar. Entre otras cosas, porque el deterioro relativo de nuestro nivel de vida arranca ya en los inicios de 2002, en pleno auge del sector inmobiliario, cuando la globalizaci¨®n ya era un hecho consumado, y nuestras empresas necesitaban con urgencia un cambio radical de su estrategia, toneladas de innovaci¨®n, y un nuevo paradigma organizativo capaz de enfrentarse a la nueva competencia internacional con un cierto nivel de dignidad y solvencia. Mientras que aqu¨ª, ajenos al fondo del asunto, nos dedic¨¢bamos, un a?o tras otro, a usar el dinero de los presupuestos p¨²blicos para apuntalar la banal megaloman¨ªa de los sucesivos dirigentes pol¨ªticos aut¨®ctonos, obsesionados por dejar su propia huella de cemento en alg¨²n lugar del suelo patrio. ¡°Grande¡± fue el concepto estrat¨¦gico clave que impregn¨® la pol¨ªtica de Comunidad Valenciana durante toda la primera d¨¦cada del siglo XXI. Grandes eventos, grandes parques tem¨¢ticos, grandes urbanizaciones, grandes ciudades de cualquier cosa. Cualquier proyecto, por muy descabellado que este pareciera, con tal de que fuera lo suficientemente ¡°grande¡±.
Y ahora, cuando lo ¨²nico que nos queda grande es el volumen de nuestra deuda, nos damos cuenta (al menos, eso espero) de que todo lo que era realmente importante en el proyecto econ¨®mico colectivo, sigue siendo muy peque?o: el tama?o de nuestras empresas, la productividad, el gasto por turista, nuestro sistema de innovaci¨®n, la eficiencia de nuestras Administraciones p¨²blicas, el cr¨¦dito disponible, y hasta la parte de nuestro territorio libre de cemento. ?Demasiado tarde? Puede ser, pero no se debiera dejar pasar otro 9 d¡¯Octubre sin averiguar cu¨¢les han sido las verdaderas causas de nuestro declive econ¨®mico, asumir los errores, y consensuar una nueva estrategia colectiva capaz de volver a ilusionar a un pueblo cansado de corruptelas sin fin, de luchas partidarias est¨¦riles y de la poca estima de sus l¨ªderes por el trabajo bien hecho. No es imposible; vivir en las orillas del Mediterr¨¢neo es un privilegio que muy pocos pueblos tienen en el mundo. Aprovech¨¦moslo.
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