La vida de Roser Capdevila, madre de ¡®Les Tres Bessones¡¯, en el Palau Robert

Roser Capdevila es capaz de transformar unos cuantos cartones pintados en una orquesta de c¨¢mara para hacer play-back. En sus manos, un vaso vac¨ªo, espaguetis y cuatro botones se convierten en un decorativo jarr¨®n con flores y cualquier caja de zapatos puede cobrar vida en forma de teatr¨ªn ambulante. Pero lo que le ha dado el reconocimiento p¨²blico que hoy tiene en casi todo el mundo son, sin duda, sus ilustraciones y el hecho de ser la madre de Les Tres Bessones.

Hace ya 30 a?os de la primera edici¨®n del cuento Som les tres bessones, basado en la propia vida de la autora y las aventuras, tan llenas de imaginaci¨®n, de sus tres hijas: Anna, Teresa y Helena. Un cuento que dio el salto a la televisi¨®n y que acabar¨ªa formando parte de la infancia de miles de ni?os y ni?as de m¨¢s de 150 pa¨ªses diferentes.

Ellas fueron el gran ¨¦xito de Roser Capdevila, pero no han sido ni el inicio ni el final de una trayectoria profesional muy ligada a sus vivencias personales. Desde el cuento La cosidora, que marc¨® el inicio de su carrera como ilustradora con el Premio Apel¡¤les Mestres en 1981, hasta los primeros esbozos que hizo para la pel¨ªcula Les Tres Bessones i Gaud¨ª. Tres incubadoras de juguete, un viejo pupitre y delantales estampados. Todo esto muestra la exposici¨®n Llapis i...Acci¨®! Roser Capdevila dibuixa, que se puede visitar en el Palau Robert de Barcelona hasta el mes de abril del 2014. Una exposici¨®n que vincula y recrea escenas y objetos de su vida ¨ªntima con dibujos y cuentos como el de La Girafa Palmira que, igual que la creadora, conduc¨ªa una Vespa y le apasionaba la m¨²sica.

La muestra recrea escenas

Y si el volumen de material publicado supera los 300 t¨ªtulos, las obras pensadas y creadas expresamente para regalar entre su c¨ªrculo de amistades y familia son igual de numerosas. Desde que era una ni?a, Capdevila ha estado siempre vinculada al mundo del arte y la cultura y para ella la ilustraci¨®n ha sido mucho m¨¢s que un trabajo. ¡°Tengo un diario personal y cada d¨ªa escribo con dibujos lo que me ocurre o est¨¢ ocurriendo a mi alrededor¡±, explica. En la exposici¨®n tambi¨¦n se puede ver una muestra del lado m¨¢s privado e in¨¦dito hasta ahora: decenas de p¨¢ginas con escenas cargadas de humor e iron¨ªa, libritos ¨²nicos y personalizados, figuras de cart¨®n para sus nietos o un cabaret con el que hizo la ¨²ltima actuaci¨®n en Par¨ªs.

Ante tal cantidad de material, la inevitable elecci¨®n de lo que se iba a exponer no fue f¨¢cil. La cr¨ªtica de arte Merc¨¨ Alsina, una de les comisarias, explica que tampoco result¨® f¨¢cil decidir el modo de colocar aquellas obras de peque?o formato en un espacio tan grande como la sala del Palau Robert. Pero el resultado final ha satisfecho a Alsina y a Anna Batet, una de las tres mellizas y tambi¨¦n comisaria de la exposici¨®n. Ella misma tambi¨¦n comenta que su madre ¡°es incapaz de tener proyectos a largo plazo entre manos, es una persona hiperactiva¡±.

Los 74 a?os de Roser Capdevila no le han quitado vitalidad ni energ¨ªa y repite con alegr¨ªa c¨®mo se lleg¨® a emocionar viendo el trato que recib¨ªan todos sus dibujos y recuerdos. Ahora afirma categ¨®rica que ella ya ha dibujado bastante y que, de momento, lo que m¨¢s le apetece es dedicarse a hacer visitas guiadas por su exposici¨®n.

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