El inter¨¦s colectivo en el juicio de RTVV
En el fondo, se trata de definir, aunque sea indirectamente, el modelo de la televisi¨®n p¨²blica valenciana y esta es una materia de la m¨¢xima importancia
El pr¨®ximo d¨ªa 21 se celebra en nuestro Tribunal Superior de Justicia el juicio sobre las impugnaciones sindicales del despido colectivo de RTVV decidido en agosto de 2012, despido que finalmente ha afectado a un millar de trabajadores, y que, sin lugar a dudas, es el mayor en una empresa p¨²blica valenciana, y , dentro de ese tipo de empresas, el mayor en todo el estado.
La primera duda que conviene aclarar es que este retraso no es imputable a los deficientes medios con que cuenta actualmente nuestra Administraci¨®n de Justicia, especialmente en el orden social, que se est¨¢ sosteniendo, ante la avalancha de despidos y deudas derivadas de la crisis, tan solo por el esfuerzo y voluntad de quienes trabajan en la misma. El retraso no es m¨¢s que otra consecuencia de la negligente gesti¨®n empresarial que anunci¨® un despido colectivo que afectaba a todos sus centros, sin excepci¨®n (en la Comunidad Valenciana, Madrid y Barcelona), tramit¨¢ndose as¨ª hasta su finalizaci¨®n y que, s¨®lo despu¨¦s de haber decidido los despidos, comunic¨® a la Inspecci¨®n de Trabajo que los mismos no afectaban ni a Madrid ni a Barcelona, suscitando con ello las l¨®gicas dudas, en los sindicatos y en los mismo tribunales, acerca de cu¨¢l era el ¨®rgano judicial competente, duda resuelta finalmente por el Tribunal Supremo en favor de nuestro Tribunal Superior de Justicia.
?Qu¨¦ se ventila en dicho juicio? Sin lugar a dudas, se trata de juzgar, con arreglo a esa normativa de la reforma laboral , el car¨¢cter, legal o no, de los 1.000 despidos . Pero, con car¨¢cter previo, me gustar¨ªa poner de manifiesto que se dilucida no s¨®lo eso que, con ser importante, afecta exclusivamente a los despedidos. En mi opini¨®n se dilucida, adem¨¢s, algo que nos afecta a todos los ciudadanos de esta comunidad, ya que, en el fondo, se trata de definir, aunque sea indirectamente, el modelo de la televisi¨®n p¨²blica valenciana y ¨¦sta es una materia de la m¨¢xima importancia.
En una sociedad democr¨¢tica, el poder dimana de la voluntad de los ciudadanos y ¨¦sta se apoya en una adecuada informaci¨®n, que se satisface en buena medida con los medios de comunicaci¨®n privados, pero que, precisamente por la evidencia de que los mismos son diversos pues responden a intereses particulares tambi¨¦n diversos, requieren del contrapeso de una informaci¨®n objetiva proporcionada por un medio p¨²blico, de todos. Pensemos en un personaje tan indeseable como Berlusconi y en una situaci¨®n tan poco envidiable como la que ha vivido Italia bajo su Gobierno, conseguido fundamentalmente por su extraordinario dominio de los medios de comunicaci¨®n privados, a los que se un¨ªan los p¨²blicos cuando ¨¦l mismo gobernaba, y que s¨®lo se ha conseguido superar esa etapa cuando al menos no controlaba ¨¦stos y as¨ª los ciudadanos han podido recibir una informaci¨®n que no convert¨ªa los delitos en haza?as, aunque se perpetraran con j¨®venes menores de edad.
En unos momentos de crisis en que se multiplican las necesidades de los ciudadanos y escasean los recurso p¨²blicos, es m¨¢s necesaria que nunca la presencia de unos medios de comunicaci¨®n p¨²blicos que puedan informar objetivamente acerca del uso y destino de tales recursos de todos y su adecuaci¨®n a las necesidades sociales y no a las de ciertos grupos de inter¨¦s que suelen tener el control o , al menos influencia, sobre los medios privados.
Se me podr¨¢ objetar que en los ¨²ltimos a?os la informaci¨®n proporcionada por RTVV no ha sido objetiva, sino un modelo de sectarismo partidista. Y lamentablemente habr¨¢ que aceptar que as¨ª ha sido. Pero creo que la soluci¨®n no es la de liquidar dicho medio de comunicaci¨®n p¨²blico ( y se ha estado tan cerca de ello que el despido colectivo no se ha podido aplicar tal y como se aprob¨® en agosto de 2012 porque ello hubiera impedido continuar la emisiones), sino poner los medios adecuados para garantizar la objetividad de la informaci¨®n, sin que sea necesario recurrir para ello al ejemplo de la BBC, sino que nos podemos mirar en la Radiotelevisi¨®n Espa?ola en las dos legislaturas anteriores bajo la direcci¨®n del se?or Oliart, exministro de UCD.
Toda esta problem¨¢tica tambi¨¦n est¨¢ en juego en el juicio del d¨ªa 21 y es ¨¦sta una cuesti¨®n fundamental en la vida democr¨¢tica de la sociedad. Precisamente por eso, nuestra m¨¢xima norma institucional, el Estatuto de Autonom¨ªa, hace una referencia a los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Y las Cortes Valencianas, representantes de todos nosotros, han aprobados dos leyes espec¨ªficas reguladoras de los mismos.
Y parece obvio que esa importancia y esas normas no han presidido la elaboraci¨®n, tramitaci¨®n y aprobaci¨®n del despido colectivo por los gestores de RTVV, que, como se ha dicho, se han visto obligados a no aplicarlo finalmente en su integridad, por cuanto, en caso contrario, no se podr¨ªa continuar funcionando.
En la tesitura de ejecutar totalmente el despido colectivo y cerrar de hecho RTVV o, por el contrario, incumplir aquel y continuar emitiendo , la nueva directora general se inclin¨® coherentemente por esta segunda opci¨®n. Pero con ello ven¨ªa a reconocer que el despido colectivo no era la soluci¨®n que garantizaba la continuidad de unos medios de comunicaci¨®n p¨²blicos regulados en el Estatuto de Autonom¨ªa y en sus leyes espec¨ªficas.
El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana tiene en sus manos ratificar esta conclusi¨®n, rechazando la legalidad del despido colectivo. Pero, a partir de ah¨ª, ser¨¢ tarea de todos conseguir el necesario ajuste entre realidad y legislaci¨®n que, no solo en el ¨¢mbito de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, es la base de una sociedad democr¨¢tica moderna y fuerte.
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