Una respuesta y un homenaje
Respecto de las soluciones debo recordarles, como lo har¨ªa el Dr. House, que estas no existen sin acuerdo previo sobre el diagn¨®stico
Es relativamente frecuente encontrarme con personas que afean la conducta a quienes, como yo, dedican una buena parte de sus escritos, a criticar la situaci¨®n econ¨®mica, sin, seg¨²n ellos, valorar el ¨¦xito que muchas de nuestras empresas tienen en los mercados dom¨¦sticos o internacionales. Es algo equivalente a lo que ocurre en las esferas pol¨ªticas que gobiernan. Empe?ados como est¨¢n en que la realidad no les estropee sus expectativas electorales, lanzan, v¨ªdeos y campa?as de imagen, en medio de la desolaci¨®n, para explicar al mundo que no todo es malo, y que aqu¨ª tenemos grandes activos (como si no lo supi¨¦ramos), sugiriendo que ellos son los patriotas, y nosotros, los ¡°traidores¡±.
Les dir¨¦, para empezar, que a m¨ª, a patriota, no me gana nadie. Y que me alegran, como el que m¨¢s, los ¨¦xitos, de nuestras empresas, ll¨¢mense ¨¦stas Vossloh, Mercadona, Famosa, Pikolinos, Porcelanosa, o Valor. Pero ello no elimina un ¨¢pice el hecho de que nuestra renta per c¨¢pita haya pasado en diez a?os, de ser casi el 97% de la renta per c¨¢pita espa?ola, al 88%; de tener una de las mayores tasas de paro del pa¨ªs, o de haber recluido en la UCI a muchas de nuestras empresas industriales. La parte no puede identificarse con el todo; y la tarea de los economistas responsables est¨¢ averiguar si existen regularidades de car¨¢cter general que puedan explicar la diferencia entre el ¨¦xito individual, y el relativo fracaso colectivo de un modelo econ¨®mico determinado. Si eso inquieta a alguien, lo lamento, pero de eso precisamente se trata.
Y respecto de las soluciones debo recordarles, como lo har¨ªa el Dr. House, que ¨¦stas no existen sin acuerdo previo sobre el diagn¨®stico. Y que, precisamente, uno de nuestros principales problemas radica en que no hay un diagn¨®stico compartido que explique, por ejemplo, por qu¨¦ son tan pocas las empresas de nuestros sectores tradicionales que reaccionaron r¨¢pidamente al nuevo cambio de paradigma competitivo que supuso la llegada de la globalizaci¨®n. O cu¨¢les son las razones que explican que nuestros productos y servicios (en t¨¦rminos generales) tengan tan bajo valor a?adido, o por qu¨¦ cuando crecemos lo hacemos ¨²nicamente creando empleo de baja calidad, mientras la productividad no se mueve un ¨¢pice.
Y sin embargo, la respuesta a todo ello es bastante sencilla: se necesita un aumento de la intensidad innovadora de nuestras empresas en todas sus vertientes; en productos, en procesos, en organizaci¨®n, y, por supuesto, en su despliegue en el mercado. Y justificarse diciendo que eso ahora no es posible por falta de recursos, no oculta el hecho de que cuando s¨ª los hab¨ªa, tampoco se hizo, demostrando que el problema es mucho m¨¢s de fondo de lo que parece.
El acto de homenaje que el jueves pr¨®ximo dedicaremos a Antonio Rico, quien fue primer director del Impiva, puede ser un buen momento para recordar que cuando la Comunidad Valenciana apuesta decididamente por la innovaci¨®n, nuestras empresas y sectores aceptan el reto sin complejos. No hay excusas.
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