Miguel Ricart y el dif¨ªcil perd¨®n
Para muchas personas, familiares y vecinos va a ser duro, injusto y amargo
Llegar¨¢ el momento en que tendremos que aceptar que legalmente Miguel Ricart va a quedar en libertad. Para muchas personas, familiares y vecinos va a ser duro, injusto y amargo. Lo m¨¢s grave del caso de las ni?as de Alc¨¤sser es que hay un inmenso sentimiento de injusticia entre sus seres queridos. Por una parte, el protagonista principal del crimen qued¨® sin castigo; por otra y que incrementa, todav¨ªa m¨¢s si cabe, ese sentimiento de injusticia, la posibilidad muy probable de que Ricart pueda salir de la c¨¢rcel gracias a la anulaci¨®n de la doctrina Parot.
Existe un fen¨®meno conocido como ¡°victimizaci¨®n secundaria¡±, que aparece como consecuencia de la relaci¨®n posterior al hecho traum¨¢tico entre la v¨ªctima y los roces inadecuados con el sistema jur¨ªdico y de ayudas sociales o psicol¨®gicas o incluso con el trato que los medios de comunicaci¨®n dan al suceso. Esta relaci¨®n defectuosa puede agravar o cronificar el da?o psicol¨®gico de la v¨ªctima, produciendo la llamada ¡°segunda herida¡±.
No parece que la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo respecto a la doctrina Parot vaya a ayudar al dolor de las v¨ªctimas, en este caso las madres, padres y familiares de las tres ni?as. Como tampoco ayudaron los medios de comunicaci¨®n, que no dieron la talla y ofrecieron detalles de las victimas innecesarios. Resulta interesante observar el trato que en otros pa¨ªses se da a estos luctuosos sucesos; 10 a?os despu¨¦s, en 2002, se produjo un asesinato de dos ni?as en Soham (Inglaterra) y ning¨²n medio audiovisual pudo entrar en la poblaci¨®n durante los funerales. En el caso que nos ocupa, hubo programas que ofrecieron todo tipo de pormenores escabrosos durante mucho tiempo y hasta la celebraci¨®n del juicio, sobre el que adem¨¢s se realiz¨® un programa especial, de ?verg¨¹enza! Dichos programas permitieron, animaron y jalearon los disparates m¨¢s variados y provocaron serios roces entre las victimas, ahondando m¨¢s en el dolor.
Pero ahora, llega el momento de la excarcelaci¨®n de uno de los autores del asesinato y frente a esta situaci¨®n de dolor, surge la posible idea del perd¨®n terap¨¦utico. Es verdad que el perd¨®n, deja intacto el recuerdo, permite que no olvidemos, pero elimina y trasforma el dolor asociado a ¨¦l. Resulta curioso a la vez que parad¨®jico, no perdonando no podemos hacerle ning¨²n da?o al culpable de nuestro dolor, pero s¨®lo perdonando podemos liberarnos de ese dolor. Es m¨¢s, existen estudios que indica que la salud f¨ªsica, concretamente la cardiovascular, es mejor en aquellos que saben perdonar. Sin embargo, ?por qu¨¦ las personas, en general, nos aferramos apasionadamente al dolor, si la ¨²nica forma de salir de la selva emocional negativa es con el perd¨®n? ?Por qu¨¦ es tan dif¨ªcil el perd¨®n en este caso?
En primer lugar, como he dicho, porque el protagonista principal del crimen nunca apareci¨®, en segundo lugar, porque es dif¨ªcil perdonar a quien no pide perd¨®n, y en tercer lugar, porque las heridas colaterales dejadas por alg¨²n medio de comunicaci¨®n, las fricciones interpersonales y el sentimiento de injusticia han profundizado en la herida. Sabemos que rumiar sobre las emociones negativas, llenar nuestra cabeza de pensamientos desagradables, tejer una telara?a de ideas negativas, nos perjudica seriamente nuestra salud. Pero cuando las circunstancias son las que son, nos dejan pocas alternativas para poder alcanzar esa paz emocional y ese equilibrio psicol¨®gico que querr¨ªamos. Angl¨¦s no est¨¢ para pedir perd¨®n, a Ricart se le supone el arrepentimiento, ?o no? Estrasburgo vela por los derechos humanos de los asesinos, que deber¨ªan pedir perd¨®n y mostrar sincero arrepentimiento. Los medios de comunicaci¨®n, ahora s¨ª, se han volcado con las v¨ªctimas, hasta que alguno realice una entrevista, ?con fines informativos!, a Miguel Ricart.
Jos¨¦ Gil Mart¨ªnez es psic¨®logo municipal del Ayuntamiento de Alc¨¤sser
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