La voz del asesino

Alejandro de Abarca Barnet se afeita la cabeza y prolonga su dedo me?ique derecho con una u?a exagerada. Es un espol¨®n de gallo que mesa con los dedos durante los d¨ªas que permanece en el banquillo de los acusados. El reo usa esa u?a para jugar, rascar y hurgar. Una garra es elegante en guitarristas y delata a yonquis que catan coca¨ªna.

Abarca da una lecci¨®n al tribunal sobre toxicoman¨ªas: porros, hach¨ªs, coca¨ªna, hero¨ªna, ¡°la piedra, crack le llaman en Norteam¨¦rica¡±, dice. ¡°No ve¨ªa nada, ni los tornillos¡± de la rueda del coche que pinch¨® porque se ¡°dorm¨ªa¡± al volante. Se dijo ¡°ciego¡± de droga para exculparse del crimen que cometi¨®.

Quem¨®, a¨²n con un halo de vida a una mujer que secuestr¨®, at¨®, drog¨®, encerr¨® el maletero y en la parte de atr¨¢s de su propio coche durante trece horas porque cruz¨® dos veces Mallorca. Roci¨® a su v¨ªctima, maniatada, con gasolina e hizo arder el auto. Le vieron irse de all¨ª en bicicleta. Huyo de s¡¯Albufera de Muro y dej¨® atr¨¢s un pira que quem¨® a 600 grados.

El criminal se expresa con timbre geol¨®gico, a veces sordo y gutural, casi met¨¢lico

El delincuente dio su versi¨®n mentirosa: calentaba droga en un cazo de papel de plata, la llamarada se escap¨®, hubo una explosi¨®n, el fuego peg¨® sobre el bid¨®n de gasolina del grupo electr¨®geno de la caseta de su hermano. ?l sali¨® despedido, qued¨® aturdido en el suelo con el coche en llamas y la v¨ªctima dentro, drogada. Pidi¨® ¡°perd¨®n y respetos¡± a los familiares.

Las manos de Alejandro son las de un asesino. Es el veredicto un¨¢nime del tribunal popular que le juzg¨® esta semana de noviembre de 2013 por la muerte de Ana Niculai, de 25 a?os. El asesinato lo cometi¨® el 19 de julio de 2010, lo confes¨® al ser detenido tras una semana en fuga. Se escondi¨® en la monta?a pero un tipo como ¨¦l no pasa desapercibido ni sale f¨¢cilmente de una isla. Le identificaron caminando por un torrente seco.

Ana hab¨ªa emigrado de Rumania con sus diez hermanos y viv¨ªa en Palma hasta que un lunes a las siete de la ma?ana se cruz¨® en un aparcamiento subterr¨¢neo con Alejandro, apodado El Enano, de 35 a?os y 1,49 cent¨ªmetros de altura. La mujer ten¨ªa un bar con una socia en Sa Gerreria, exbarrio chino de Palma. [Aqu¨ª queda una devastaci¨®n patrimonial, un cr¨¢ter urban¨ªstico, un barrio nuevo que es una burbuja gigante por un negocio inmobiliario y social fallido, en la misma trama de Baleares SA, etapa Ciudad Rodr¨ªguez].

La voz del criminal tiene timbre geol¨®gico, tono gangoso, sordo y gutural, casi met¨¢lico. La jerga carcelaria aflora desde el est¨®mago y fluye con vocales impropias (asin) entre las comisuras labiales bien dibujadas. Unos ojos claros y fr¨ªos dominan un rostro impenetrable. El enano frunce el ce?o y su frente-testa es de luna llena. La cabeza pelada, es gruesa.

Se escondi¨®, pero un tipo como ¨¦l no pasa desapercibido en una isla

Diez mil veces retratado cinco minutos al d¨ªa durante la semana de banquillo, en dos ocasiones se emboz¨®. En el calabozo del tribunal, rejas y banco de piedra a la vista, se cubri¨® con la capucha, se sent¨® en cuclillas, se lade¨®. Ante el jurado en alg¨²n momento pareci¨® que dormitaba.

Mud¨® de sudadera y chaqueta cada d¨ªa: del gris corredor al rojo carmes¨ª pasando por los dameros recosidos en azul. De brazos cortos abreviados, al ser esposado con las manos atr¨¢s se quej¨® de ¡°da?o¡± y amenaz¨® con pegar ¡°una patada en los huevos¡± a un polic¨ªa. ?ste replic¨®, sarc¨¢stico, que llegar¨ªa ¡°a la espinilla¡±. Con los grilletes puestos cay¨®, rod¨® por las escaleras de la Audiencia, apenas se magull¨®.

Es un tipo muy peligroso con un grueso historial previo de detenciones y hasta nueve condenas por robos con violencia. M¨¢s que reincidente, personaje de reclusi¨®n desde su adolescencia. Procede de Terrassa. Nadie habl¨® a su favor ante el tribunal, ning¨²n testigo le ayud¨®. Un colega de prisi¨®n dijo que le advirti¨® que retornase al centro de reinserci¨®n social (CIS). El Enano mat¨® siendo preso de permiso en tercer grado. Desde 2010 Alejandro est¨¢ lejos de la c¨¢rcel de Palma por las amenazas de muerte de antiguos colegas.

El fiscal jefe Tomeu Barcel¨® vio en ¨¦l ¡°la reencarnaci¨®n del mal¡±. Todas las acusaciones exigen una condena de m¨¢s 44 a?os por asesinato, detenci¨®n ilegal, incendio y da?os, robo con violencia, conducci¨®n temeraria, conducci¨®n sin licencia, hecho probados.