El camino al progreso
A la izquierda y al partido socialista le toca alejarse de la pol¨ªtica que cambia valores por votos
¡°El camino al progreso¡±. Con estas palabras, entre otras, el recientemente elegido alcalde de Nueva York saludaba la victoria electoral dem¨®crata tras una d¨¦cada de gobierno republicano. En una de las metr¨®polis m¨¢s ic¨®nicas del mundo desarrollado se abre paso el discurso de la justicia social, y sus ecos se extienden poderosamente, porque lo que all¨ª ocurre tiene una extraordinaria trascendencia.
M¨¢s cerca, el concepto de justicia social se ha o¨ªdo en las propuestas y el debate de la Conferencia Pol¨ªtica del PSOE, necesitado de realizar una revisi¨®n ideol¨®gica de puertas hacia dentro e interpelado por la izquierda sociol¨®gica de este pa¨ªs a ser capaz de ofrecer a la sociedad lo que yo llamar¨ªa una actualizaci¨®n del software pol¨ªtico. Algo que, sin duda, cuesta en un partido centenario en el que la costumbre, el modo y manera de hacer de siempre convierten el procedimiento en un fin en s¨ª mismo.
Tan solo hace un mes, ve¨ªamos c¨®mo en Estados Unidos la falta de acuerdo entre los partidos dem¨®crata y republicano llevaba al colapso a la Administraci¨®n americana y al l¨ªmite a una sociedad hastiada de sufrir las consecuencias de gobernar a golpe de crisis, contexto propicio para que especuladores y lobbies de presi¨®n alcancen, como de costumbre, ping¨¹es beneficios. El camino al progreso debe significar tambi¨¦n la victoria sobre esta manera de hacer pol¨ªtica.
A la izquierda y al partido socialista, especialmente, le toca alejarse de la pol¨ªtica que cambia valores por votos, dejar de estar ensimismado en la derrota y luchar. Hoy que toda Espa?a se ha convertido, tras una gigante devaluaci¨®n de su Estado de bienestar y de sus haberes, en el outlet de Europa, donde todo esta a la venta y cuyas consecuencias son imprevisibles, cobra m¨¢s importancia que nunca dibujar las l¨ªneas maestras de una acci¨®n centrada en las personas, materializarla all¨¢ donde la izquierda gobierna y volver a ser cre¨ªble desde los hechos. Es verdad que hay que tener ideas, lo remarcan continuamente los l¨ªderes socialistas, pero, sobre todo, hay que tener convicciones y credibilidad. Porque no son muchas las cosas que hay que inventar, m¨¢s bien no renunciar al concepto de justicia social que la izquierda ha defendido siempre.
Hay que perder el miedo a consultar a la sociedad y a las bases de partido
Ha cambiado extraordinariamente la sociedad, el mundo en su conjunto, pero no los valores de justicia o igualdad. Tejer los jirones de una sociedad rota por la desigualdad es uno de los retos mas importantes del ¡°camino al progreso¡±, en Nueva York, en Francia ¡ªdonde la credibilidad de la izquierda se desmorona¡ª , en Espa?a y en Euskadi.
Alemania trabaja sobre la posibilidad de implantar un salario m¨ªnimo interprofesional gracias a que la socialdemocracia alemana lo ha incluido en la agenda pol¨ªtica, y ello tiene una importancia extraordinaria. Lo hace despu¨¦s de que el partido socialista alem¨¢n haya consultado a sus bases sobre la posibilidad de acordar un m¨ªnimo program¨¢tico que apuntale la gran coalici¨®n en Alemania.
En Espa?a, el Gobierno del Partido Popular ha propuesto la congelacion de la cuant¨ªa del Salario M¨ªnimo Interprofesional (SMI) en los Presupuestos Generales del Estado, a pesar de que ¨¦l mismo augura crecimiento para el a?o 2014. Se legisla en Espa?a sobre el salario m¨ªnimo, pero no sobre los salarios m¨¢ximos, cuando la diferencia de salarios le lleva a ser el cuarto pa¨ªs en Europa con mayor desequilibrio entre lo que cobra un trabajador y un consejero delegado, por citar un ejemplo.
En Suiza, sin embargo, se ha introducido esta cuesti¨®n en la agenda publica, y se someter¨¢ a consulta ciudadana de la mano de la iniciativa 1:12 , firmemente defendida por los j¨®venes socialistas y los verdes; con ella se pretende introducir en la Constituci¨®n una medida que coadyuve a la consecuci¨®n de mayores cotas de igualdad.
Acortar la distancia entre las oportunidades de las que disponemos, hacia una igualdad hoy escasa, forma parte de lo que significa recuperar la confianza y la esperanza y abrir las puertas al progreso, pero para ello hay que perder el miedo a hacer propuestas arriesgadas y el miedo a consultar a la sociedad y a las bases del propio partido. No ser un muro de contenci¨®n es la primera medida de acercamiento a una sociedad absolutamente desentendida de las organizaciones pol¨ªticas.
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