La trainera de Joseba
ETA jam¨¢s se lo perdon¨® y hoy hace veinte a?os lo asesin¨® en la calle Tivoli, como siempre por la espalda y delante de su hijo Fernando al que llevaba al colegio
En el mes de noviembre de 1970 la prensa internacional publicaba una fotograf¨ªa de los activistas vascos imputados en el proceso de Burgos. La imagen y las informaciones que la acompa?aban contribuyeron decisivamente a que el r¨¦gimen franquista conmutase las nueve penas de muerte que recayeron sobre seis de los condenados. Aquella causa acab¨® con los indultos y amnist¨ªas que cerraron el cap¨ªtulo penal de la dictadura. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, en el verano de 1993, los medios difundieron un v¨ªdeo en el que pod¨ªa verse y o¨ªrse a unos delincuentes robando a gente honrada, creadora de empleo y riqueza mediante amenazas y coacciones. Aquellas im¨¢genes sirvieron para retratar ante la opini¨®n p¨²blica los m¨¦todos, procedimientos, estilos y objetivos de unos rufianes que bajo las siglas ETA trataban de hacerse pasar por la vanguardia del "pueblo trabajador vasco". La obtenci¨®n y difusi¨®n de ambos testimonios est¨¢ unida a la figura de Joseba Goikoetxea Asla.
En 1970, Joseba a sus 19 a?os estaba profundamente comprometido con la democracia. La aventura de la foto del proceso de Burgos fue una de las muchas actividades clandestinas a las que se dedic¨® durante la dictadura. Finalmente, fue detenido y sufri¨® una condena de c¨¢rcel de tres a?os y medio por propaganda ilegal. Su nombre se incorpor¨® adem¨¢s a los archivos de la Polic¨ªa, lo que le acarre¨® una sucesi¨®n de muy desagradables encontronazos con el aparato represivo que sobrevivi¨® a Franco. Joseba sali¨® de la c¨¢rcel en noviembre de 1975, pero sus antecedentes le persiguieron hasta bien entrada la d¨¦cada de los 80.
En 1993 Joseba trabajaba en una Polic¨ªa muy distinta, la Ertzaintza, y dirig¨ªa su unidad antiterrorista. Tras meses de sigilosa y brillante investigaci¨®n a ambos lados de la frontera, aquel verano ese cuerpo de seguridad reci¨¦n nacido, a¨²n no completamente desplegado en el territorio vasco y frecuente e injustamente menospreciado, demostr¨® una enorme profesionalidad al desarticular por primera vez la red que dedicaba ETA a la extorsi¨®n terrorista. ETA jam¨¢s se lo perdon¨® y hoy hace veinte a?os lo asesin¨® en la calle Tivoli, como siempre por la espalda y delante de su hijo Fernando al que llevaba al colegio. Surgi¨® entonces la plataforma Hemen Gaude con la que la Ertzaintza record¨® a ETA que no pensaba rendirse. Hoy Fernando Goikoetxea Rodero al que siguieron hostigando tras el asesinato de su padre es ertzaina. Hemen gaude.
Franco conden¨® a Joseba a tres a?os de c¨¢rcel por propaganda ilegal. ETA sinti¨® que los v¨ªdeos de lo que se llam¨® operaci¨®n Diru Gitxi eran tambi¨¦n "propaganda ilegal" y condeno por ello a muerte a Joseba Goikotxea. A la organizaci¨®n terrorista le cost¨® adem¨¢s reconstruir su aparato de extorsi¨®n, que posteriormente fue nuevamente desarticulado por la Ertzaintza. Esos fueron los verdaderos m¨®viles del crimen, por mucho que los ¡°intelectuales¡± del ¡°movimiento¡± tratasen de ensuciar la memoria de la v¨ªctima. Algunos de ellos aprenden hoy que construir es mucho m¨¢s dif¨ªcil que decir a todo que ¡°no¡± comod¨ªsimamente instalados en las instituciones que despreciaban. Los asesinos fueron detenidos justo un a?o despu¨¦s, el 18 de noviembre de 1994, en Loiu tras un atentado frustrado en Larrabetzu contra el sargento del ej¨¦rcito Jos¨¦ Carrollo en un tiroteo que comenz¨® y cost¨® la vida a ?ngel Irazabalbeitia y en el que result¨® gravemente herido Jes¨²s Marz¨¢n Otero uno de los ertzainas que consiguieron detenerlos.
Joseba era un hombre sin dobleces, de una pieza. Su viuda y su familia son un ejemplo de templanza y de un coraje c¨ªvico coherente con el v¨ªnculo que les uni¨®. El entorno personal de Joseba ofrece una fotograf¨ªa moral y ¨¦tica limpia y la memoria de otra tragedia gratuita, injustificable, resumida en una frase que repite Rosa Rodero muchas veces: "Cuando oigo las llaves abriendo la puerta de casa a¨²n espero que sea Joseba".
Nada justifica causar tanto da?o, el mismo que se ha vivido en estas d¨¦cadas de violencia en miles de familias. El que tenemos la obligaci¨®n de reparar a base de justicia, verdad y memoria. La que van a necesitar los asesinos y quienes les apoyaron para reconocer que sus actividades eran s¨®lo cr¨ªmenes propios de personas sin sentimientos ni humanidad.
Joseba fue, adem¨¢s, un profesional ¨ªntegro y as¨ª lo demostr¨® hasta en el duro episodio que origin¨® el abrupto final de su carrera. Vacunado contra el totalitarismo siempre tuvo claro que la Ertzaintza no deb¨ªa parecerse a los aparatos represivos del franquismo. Ajeno al odio me ofreci¨® siempre plenas garant¨ªas en torno a la limpieza y criterios que guiaban sus actuaciones y las de la unidad que dirigi¨® consecuentes con el prestigio que se gan¨®.
El balance de la violencia es muy otro: v¨ªctimas, dolor, una grave alteraci¨®n del sistema de valores y de nuestra imagen en el mundo. Una lacra para nuestra convivencia y nuestra progresi¨®n social, econ¨®mica y nacional consecuente con su oposici¨®n a todos los proyectos estrat¨¦gicos que nos han permitido, con el esfuerzo de la inmensa mayor¨ªa, construir un pa¨ªs desde el solar con socavones que recogimos en la d¨¦cada de los ochenta. Tratamos ahora de convertirnos en un pa¨ªs normal. Se ha dado un paso previo, gigantesco, que es el cese definitivo de la actividad terrorista. Aprecio sinceramente los empe?os que desde ese mundo se hacen para regresar definitivamente a este lado, el que va depurando tambi¨¦n errores e injusticias cometidos cuando algunos cayeron en la trampa de buscar el cuerpo a cuerpo con la bestia en el territorio del todo vale.
Joseba nunca lo hizo. La Ertzaintza tampoco. Por eso aguantamos sin problemas ni cargos de conciencia la mirada de los que esconden en una furia peque?a, culpable, antigua, en el odio aprendido, la imagen que el espejo les devuelve. Ya se les pasar¨¢. Por eso ya veo algunos remando en la trainera que contra sus vientos y mareas, todos los dem¨¢s hemos mantenido a flote y navegando. Si se lo hubiesen permitido Joseba estar¨ªa hoy en la borda junto a Rosa, en primera fila: remando y recogiendo n¨¢ufragos.
Juan Maria Atutxa (Consejero de Interior entre febrero de 1991 y noviembre de 1998)
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