El poder de la estupidez
Lo que ha pasado con RTVV no es sino una muestra m¨¢s de tanto desgobierno, de tanto despilfarro, de tanta inmoralidad, corrupci¨®n e incompetencia
Hace mucho tiempo que aquellos que dicen que nos gobiernan han ido demasiado lejos en demasiadas cosas. Sin duda el cierre de la RTVV ha causado una herida muy profunda. Simboliza el final brusco y traum¨¢tico de un consenso b¨¢sico, la ruptura de un hilo invisible que un¨ªa a una Comunidad pol¨ªtica con lengua propia. Pero tambi¨¦n han roto consensos b¨¢sicos en pol¨ªticas econ¨®micas y sociales. Se trata de todo un estilo de gobierno: consiste en recibir algo equilibrado, bien orientado y sostenible y en convertirlo, merced a sus propias decisiones err¨¢ticas, interesadas o equivocadas, en un servicio p¨²blico, un sector o una instituci¨®n quebrada. Lo que ha pasado con RTVV es lo mismo que han hecho con la Generalitat Valenciana en su conjunto en menos de veinte a?os. No es sino una muestra m¨¢s de tanto desgobierno, de tanto latrocinio, de tanto despilfarro, de tanta inmoralidad, de tanta corrupci¨®n, de tanta incompetencia y de tanta estupidez.
Me parece pertinente recordar aqu¨ª la tesis del que fuera profesor em¨¦rito en Berkeley, el gran historiador Carlo M. Cipolla en su conocido panfleto Allegro ma non troppo. Dec¨ªa el profesor que hay una Tercera Ley Fundamental (o ley de oro) que ¡°presupone, aunque no lo enuncie expl¨ªcitamente, que todos los seres humanos est¨¢n incluidos en una de estas cuatro categor¨ªas fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los est¨²pidos (¡)¡±.
Han causado un perjuicio tal vez irreversible a su pa¨ªs sin obtener ganancia pol¨ªtica alguna para s¨ª mismos
¡°El malvado perfecto es aquel que con sus acciones causa a otro p¨¦rdidas equivalentes a sus ganancias. El tipo de malvado m¨¢s ordinario es el ladr¨®n (¡). Una persona est¨²pida es una persona que causa un da?o a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para s¨ª, o incluso obteniendo un perjuicio (¡). Algunos est¨²pidos causan normalmente s¨®lo perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar da?os terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras (¡). Entre los bur¨®cratas, generales, pol¨ªticos y jefes de Estado se encuentra el m¨¢s exquisito porcentaje de individuos fundamentalmente est¨²pidos, cuya capacidad de hacer da?o al pr¨®jimo ha sido (o es) peligrosamente potenciada por la posici¨®n de poder que han ocupado (u ocupan)¡±.
Siguiendo la tesis de Cipolla, en texto premonitorio escrito en los a?os setenta, algunos malvados y una legi¨®n de est¨²pidos (p¨®nganle ustedes rostro en cada caso) han corroborado aqu¨ª su ley de oro: han causado un perjuicio tal vez irreversible a su pa¨ªs sin obtener ganancia pol¨ªtica alguna para s¨ª mismos. Despu¨¦s de casi 20 a?os de gobiernos conservadores el pa¨ªs est¨¢ intervenido, ha perdido la capacidad de dirigir las palancas de la recuperaci¨®n econ¨®mica, en especial su sistema financiero propio. Es un pa¨ªs incapaz de hacer o¨ªr su voz, incluso para pedir aquello que en justicia le corresponde, como una mejor financiaci¨®n. Es un pa¨ªs quebrado, humillado, sin autonom¨ªa pol¨ªtica, donde sus elites pol¨ªticas en el Gobierno dificultan con sus continuos episodios de corrupci¨®n e imputaciones, incluso la actividad de empresarios y profesionales honestos que han de seguir exportando a pesar de ese entorno institucional tan adverso. Cierto que algunos de sus representantes, con sus silencios y complicidades han contribuido tambi¨¦n a conducirnos a la quiebra econ¨®mica, al aumento de las fracturas sociales y a una crisis pol¨ªtica e institucional de imprevisibles consecuencias. Naturalmente, gracias tambi¨¦n al amplio respaldo ciudadano que ha revalidado mayor¨ªas al partido conservador. No se olvide.
Esta gente que dice que nos gobierna, que se dicen liberales, en realidad son una versi¨®n pobre y falseada del liberalismo. Son ultraconservadores tan radicales como ignorantes o est¨²pidos. La versi¨®n de una derecha autoritaria, clientelar, amoral y c¨ªnica, que no cree en nada, que se envuelve hip¨®critamente en la bandera regional al tiempo que es incapaz de defender aquello que es nuestro. Que no defiende valores sino intereses privados, muchos inconfesables y opacos. Una derecha que no tiene empat¨ªa, que se obsesiona por polarizar a la sociedad, que est¨¢ incapacitada para el acuerdo y el pacto. Una derecha obsesionada con recortar derechos y jibarizar la democracia hasta reducirla a una grotesca caricatura. Que amenaza, que estigmatiza, que expedienta, que sanciona, que reduce los espacios de expresi¨®n, que reprime. Que es capaz incluso de vulnerar algunos principios, como el de la defensa activa de la lengua propia, cerrando el ¨²nico medio p¨²blico de expresi¨®n a uno de los pueblos m¨¢s antiguos de Europa con instituciones pol¨ªticas propias.
Hacen una peculiar interpretaci¨®n de un liberalismo ¡°castizo¡± y provinciano y del papel del Estado. Argumentando de forma interesada y muchas veces falsa, que la gesti¨®n privada es m¨¢s eficiente, consiste en entregar al sector privado, muchos de ellos amigos, las partes rentables del Estado de bienestar, convirtiendo derechos en mercanc¨ªas y ciudadanos en clientes y usuarios. Naturalmente mientras que son rentables. Cuando dejan de ser negocio, acuden en socorro de aquellos compensando, rescatando, estatalizando o renegociando cl¨¢usulas de contratos en nombre del gobierno con los impuestos de todos los ciudadanos.
Est¨¢n vendiendo por lotes las partes del sector p¨²blico que son negocio al tiempo que socializan p¨¦rdidas. El caso de RTVV puede ser todav¨ªa m¨¢s dram¨¢tico: arruinar un medio, clausurarlo y entregar la frecuencia, el patrimonio y los despojos a¨²n rentables a cualquiera. Como han entregado la parte del sistema p¨²blico de salud que es negocio, o como han arruinado Bankia, la CAM o el Banco de Valencia para luego malvenderlo por un precio simb¨®lico. Se trata de una hoja de ruta suicida: privatizar mientras tengan tiempo, despreciar la autonom¨ªa pol¨ªtica (algunos incluso piensan en devolver competencias al Estado) y recortar derechos y libertades ?Cabe mayor indignidad? ?Cabe mayor estupidez?
Est¨¢n vendiendo por lotes las partes del sector p¨²blico que son negocio al tiempo que socializan p¨¦rdidas
Hubo un tiempo en el que muchos de mi generaci¨®n sal¨ªan de las prisiones franquistas para ocupar responsabilidades pol¨ªticas. Hoy, muchos responsables pol¨ªticos hacen el camino inverso: se ven obligados a abandonar la pol¨ªtica para ingresar en prisi¨®n. Otros utilizan las instituciones democr¨¢ticas para hacerse ¡°constitucionalmente inmunes¡± en palabras de Ermano Vitale, atrincherados en los parlamentos para eludir la acci¨®n de la justicia ampar¨¢ndose en el anacr¨®nico e intolerable privilegio de aforado. Con alguna imagen que lo dice todo: los mismos diputados que solicitan el indulto para uno de los suyos condenado por prevaricaci¨®n, votan d¨ªas despu¨¦s de forma un¨¢nime a favor del cierre de RTVV en perjuicio de todos. No solo no son capaces de respetarse a s¨ª mismos, sino que erosionan gravemente el prestigio de instituciones democr¨¢ticas y faltan al respeto a toda una comunidad pol¨ªtica.
Hay una parte muy amplia de la sociedad valenciana, no solamente del mundo de las izquierdas, que tambi¨¦n siente la p¨¦rdida de una pieza esencial para contribuir a la vertebraci¨®n de un pa¨ªs todav¨ªa invertebrado y que a¨²n evidencia un tibio sentimiento de pertenec¨ªa a un proyecto colectivo. Por eso, adem¨¢s de los sectores progresistas, pienso tambi¨¦n en miles de electores conservadores que sienten rabia e impotencia porque unas gentes sin formaci¨®n, sin sentimiento de pertenencia y sin verg¨¹enza les han arrebatado algo esencial.
En este nuevo tiempo que se empieza a vislumbrar es imprescindible el compromiso de una amplia mayor¨ªa social que no solo integre a los sectores progresistas sino que vaya m¨¢s all¨¢. Despu¨¦s de desescombrar tanta ruina y tanta mugre, tanta incompetencia, tanta corrupci¨®n y tanta estupidez, ser¨¢ el momento de levantar sobre nuevos cimientos, otra forma de ocuparse de la econom¨ªa, de las pol¨ªticas sociales, de la lengua, de c¨®mo recuperar la decencia y la dignidad de este Pa¨ªs postrado y ¡°menystingut¡±.
Si queremos construir un proyecto sugestivo de convivencia, hemos de convencer a una mayor¨ªa social no solo de que muchos de estos que ahora ocupan las instituciones son indignos para gobernar este pa¨ªs, sino de que es posible hacerlo de una manera muy distinta y de que vale la pena intentarlo. En caso contrario, si revalidaran su mayor¨ªa en las urnas, todo lo que nos ocurra ser¨¢ poco. Son tiempos de compromiso c¨ªvico. Por mera cuesti¨®n de dignidad. Entre todas y todos, y de todos los colores, seremos capaces de hacerlo. Solo depende de nosotros.
Joan Romero es profesor universitario y miembro de la plataforma c¨ªvica Ciutadans pel Canvi
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